Los trabajos para ampliar el Catálogo de Vestigios de Canarias (hasta ahora se ha finalizado y publicado el de Santa Cruz de Tenerife) avanzan y en junio se prevé que esté publicado de forma oficial el de todas las capitales. El borrador sobre la segunda fase de dicho catálogo destaca desde el escudo de la Base Naval de Las Palmas de Gran Canaria, hasta un panteón a Los Caídos de La Falange que aún se encuentra en el histórico cementerio de Vegueta, en la tumba del falangista Rafael Bello del Toro, donde hay colocada una placa. Se da la circunstancia de que se localiza muy cerca de la fosa común de este cementerio, donde fueron enterrados represaliados del franquismo, un lugar que se estudió exhumar, pero que en 2019 la comisión técnica concluyó que era inviable. Junto a ese panteón se han llegado a realizar homenajes a Franco.
Esta ciudad alberga además ocho placas franquistas en distintos barrios, dos rótulos, numerosas calles y tres plazas con nombres que vulneran las leyes de memoria democrática. El borrador de esta segunda fase del Catálogo de Vestigios, al que ha tenido acceso Canarias Ahora, ha sido coordinado por la catedrática de Historia del Arte María Isabel Navarro, y en él han participado además los investigadores Ricardo Guerra Palmero, Yanira Hermida Martín y Kumar Kishinchand López. El documento detalla también las calles y espacios públicos con denominaciones de exaltación de la Guerra Civil o la dictadura en Puerto del Rosario, Arrecife o Valverde, y en menor medida San Sebastián de La Gomera o Santa Cruz de La Palma, ciudad que ponen como ejemplo de trabajar por la “normalización democrática” eliminando los vestigios.
El caso “insólito” del Edificio José Antonio, entre otros
Además del panteón y el escudo de la Base Naval, el documento recoge que en distintos puntos de la ciudad hay cuatro iniciativas atribuidas al Mando Económico de Canarias que conmemoran diferentes actuaciones y “recuerdan a Francisco García Escámez como jefe del organismo militar”. Se trata de las placas de la Barriada de Nuestra Señora del Carmen, la del Colegio de María Auxiliadora, de la Barriada del Generalísimo Franco y la de la Sede provincial de la Cruz Roja. Estas fueron colocadas en el año 1946 con ocasión de la extinción del organismo, que estuvo acompañada de una exposición conmemorativa en el antiguo cine Avellaneda.
En la capital grancanaria aún se localizan placas y rótulos del antiguo Instituto Nacional de la Vivienda dependientes de Falange y el Patronato Francisco Franco. Son los cuatro grupos de viviendas de Martín Freire, Ramón Suárez Franchy, Fermín Sanz Orrio y Martín Cobos. El documento también menciona “el caso insólito” de un edificio de viviendas particular en la calle León y Castillo que ostenta la denominación de “Edificio José Antonio” desde el año 1955, cuando fue finalizado “como gran actuación de un nuevo prototipo de edificio viviendas”. Y también se localiza en esta ciudad el rótulo de la Base militar Alemán Ramírez.
Despejadas las dudas con la calle Ramón Franco
“Las denominaciones del callejero cuentan con una abundante representación de referentes de la Sublevación, de la Guerra Civil y del Franquismo, además de numerosos símbolos de la iconografía y la propaganda oficial del Régimen durante la Dictadura”, destaca el borrador. Una de las calles que menciona, y con la que ya existió controversia cuando se realizó el callejero franquista de la ciudad, es la consagrada a Ramón Franco Bahamonde (hermano del dictador), porque, a pesar de que fue propuesto en su momento, durante la Dictadura de Primo de Rivera a causa de su participación en el Raid Plus Ultra, “poco tiempo después se convirtió en un destacado militar rebelde con un relevante historial de acciones de guerra como aviador, que incluyeron algunas misiones con efectos sobre la población civil”.
En el documento elaborado por las expertas se han agrupado nueve de estos mandos del Ejército, es decir, aquellos de mayor jerarquía y responsabilidad militar y política. Además de la calle a Ramón Franco, García Morato, Juan Fontán, Plácido Álvarez, Jesús Ferrer Jimeno, Domingo Padrón, Almirante Meléndez y Francisco García Escámez.
El trabajo de investigación también incluye a Francisco Bonnín, pues presenta una situación semejante al caso de Ramón Franco ya que su designación fue propuesta como “acuarelista Francisco Bonnín”, pero sus actuaciones en los preparativos de la Sublevación Militar, así como su participación en las labores de represión y censura durante la Guerra y la Dictadura “impiden su consideración únicamente por su condición de artista”.
Por otro lado, otros cuatro militares han sido incluidos en el grupo que hace referencia a los “militares y caídos” pues fallecieron durante la Guerra Civil y su memoria “fue honrada no solo por su participación en la Rebelión, sino, principalmente, por haber muerto en hechos de armas y ser símbolos, recordatorio permanente y exaltación de la Sublevación y de la causa de los rebeldes durante la Guerra”. Son Ruiz de Alda, Doctor Jiménez Neyra, Mario César y Carmelo Bethencourt. Se trata de nombres de cargos militares que el estudio entiende que incumplen con la ley de Memoria Histórica de 2007, y añade que “además de su trayectoria, proyección e importancia, algunos de los encuadrados en este grupo fueron convertidos en símbolos, en objeto de propaganda o impulsaron la imposición de las consignas del Régimen”.
La capital pionera en sacudir las primeras huellas franquistas
En el catálogo se apunta que Las Palmas de Gran Canaria es de las capitales estudiadas en esta segunda fase con mayor concentración de vestigios en concepto de monumentos, placas y rótulos, denominaciones de espacios públicos e inmuebles y honores. “Esta realidad ha permanecido ajena a la conciencia colectiva hasta la actualidad,a pesar de que en varios momentos distintas corporaciones realizaron algunas acciones conducentes a la eliminación de elementos contrarios a la normalización democrática”, detalla el estudio.
De hecho, en Las Palmas de se inició la trayectoria para contribuir a la normalización democrática en fechas muy tempranas. El documento recuerda que un año después de la muerte del dictador, en diciembre de 1976 se refrendó por los españoles la Ley de Reforma política y se prepararon las primeras elecciones legislativas de 1977. “Fue en ese momento cuando se produjo la primera actuación municipal, de gran valor simbólico”, es decir, la adopción del acuerdo para reparar el daño ocasionado a la figura de Juan Negrín, a quien se había declarado en 1938 “Hijo espúreo e indigno de Las Palmas”.
También se recuerda que la primera corporación democrática en Las Palmas de Gran Canaria abordó inmediatamente la cuestión de los vestigios, denominaciones y honores. Se produjo un enconado debate que merece recordarse porque fue la iniciativa con mayor efecto en ese municipio de las realizadas desde la Transición política hasta la actualidad. El alcalde Manuel Bermejo,en un difícil equilibrio, sometió a debate un conjunto de acuerdos que recogen las actas municipales. Y así desaparece por ejemplo la calle al dictador Franco.
Calles, vestigios y distinciones en otras ciudades
Esta segunda fase del catálogo inicia su recorrido en Arrecife, de la que destacan la importante labor de contribución a la Memoria democrática, habiendo realizado ya un trabajo previo de saneamiento de la dictadura. No obstante, en la actualidad permanecen nueve elementos que se incluyen para su correspondiente verificación y, en su caso, eliminación. Se trata de las placas ubicadas en la fachada principal, pabellón lateral y sobre la portada de acceso al Hospital Insular de Lanzarote, consagradas al Mando Económico en la figura de Francisco García Escámez las dos primeras, y al general Franco la última. También incluye otras placas así como honores y distinciones.
Así mismo, hace referencia a La Graciosa y subraya el caso de Caleta de Sebo, que es particularmente significativo porque todos sus monumentos, placas y denominaciones se dedican a la figura de Francisco García Escámez, en su condición de capitán general de Canarias y jefe del Mando Económico del Archipiélago. “Por las dimensiones del lugar, es el conjunto más denso en cuanto a reconocimientos y honores de personajes representativos del grupo de ”militares rebeldes sublevados contra el orden legal“.
En cuanto a Puerto del Rosario, la investigación resalta que los gobiernos municipales de dicha capital han mantenido “una resistencia continuada” frente a las obligaciones de los sucesivos textos normativos sobre memoria histórica hasta la actual Ley 20/2022. El documento subraya que aún existen numerosas denominaciones en el callejero sobre representantes de la sublevación militar y la dictadura. “Existen denominaciones de vías y de otros espacios públicos que honran y perpetúan la memoria de ocho militares golpistas”, entre los que destaca al igual que en Las Palmas de Gran Canaria el hermano de Franco, Ramón Franco Bahamonde.
Entre otras, también resalta la calle Comandante Díaz Trayter, Caserío Colonia Rural García Escámez, la calle García Escámez, Almirante Lallemand o Almirante Fontán Lobé. Entre los honores y distinciones destacadas destaca la de hijo adoptivo a Francisco García Escámez o el caso de José García Hernández.
Un recorrido por la provincia occidental
En la provincia occidental, el catálogo hace mención a que en San Sebastián de La Gomera se retiraron calles franquistas desde la primera legislatura. No obstante, el conjunto de vestigios y denominaciones se concentran en la actualidad en la figura del pintor José Aguiar por ser considerada una figura relevante nacida en la Isla. El catálogo destaca debe incluirse en el grupo de “ideólogos, propagandistas, iconógrafos y colaboracionistas del Régimen, así como símbolos de la Sublevación militar, de la Guerra Civil y de la Dictadura franquista”. Se le dedica en la actualidad un rótulo en el edificio de un instituto, una calle y un edificio.
Sobre Santa Cruz de La Palma, la investigación especifica que “la corporación municipal presidida por Antonio Sanjuán Hernández promovió desde su llegada la realización de un informe sobre el cambio de denominaciones del callejero”. El proceso incluyó además la retirada de placas e inscripciones de monumentos en recuerdo de la Guerra Civil que hacían referencia en exclusiva a los fallecidos “del bando ganador”, “omitiendo y despreciando las muertes de los fallecidos que habían prestado servicio al Gobierno legítimo de la Segunda República”. El catálogo sitúa a la ciudad como “ejemplo” de una actuación institucional conducente a revocar acuerdos contrarios a la legalidad de la República.
El catálogo es contundente al resaltar que la “normalización democrática realizada por la Corporación municipal de Santa Cruz de La Palma en la I Legislatura ha hecho que solamente se conserven en la actualidad tres elementos y los honores y distinciones”. Así, solo se propone eliminar la calle José López, la placa en recuerdo a Blas y Esteban Pérez González existente en la casa familiar y la denominación del Centro Cultural Pérez Andreu. Además, se incluyen las diversas condecoraciones, reconocimientos y honores tales como las medallas de Oro concedidas a Francisco Franco Bahamonde, entre otros.
Sobre la capital herreña, el Catálogo señala que las corporaciones municipales que se han sucedido en el municipio de Valverde apenas han abordado la Memoria histórica. En este sentido, constan como únicas modificaciones realizadas durante las décadas transcurridas desde 1979 la retirada de la denominación Generalísimo Franco del callejero de la ciudad y del nombre del Pabellón Arias Navarro. Por ello, debido a la ausencia de actuaciones públicas para cumplir las leyes y debido al reducido callejero del municipio , Valverde cuenta con tres vestigios en la actualidad.
Se trata de placas conmemorativas, como la dedicada a los caídos en El Mocanal, la placa los caídos en el cementerio de San Andrés y la placa al Mando Económico de Canarias en la Barriada de viviendas Generalísimo Franco en el Puerto de La Estaca. Así mismo, hay dos denominaciones del callejero a dos figuras de militares rebeldes; la calle García Escámez y la Avenida Dacio Darias.