Santiago Hernández León, catedrático de la Universidad de Las Palmas sobre asuntos marinos y ambientales desmontó la teoría esbozada por el diputado regional del Partido Popular (PP), Manuel Fernández en la que decía que un posible vertido de crudo acabaría en las costas africanas. El catedrático participó el miércoles en el debate organizado por el Foro Agustín de Betancort en Santa Cruz cuyo encabezamiento precisamente era El petróleo-gas en aguas próximas a Canarias y por casualidades de la vida el diputado estaba entre el público.
Nada más comenzar su intervención, Hernández puso a toda pantalla la noticia en la que Fernández hacía estas declaraciones y acto seguido lamentó “la doble moral”, al estimar que la catástrofe medioambiental que se crearía en la costa africana sería igual de trágica que en Canarias. Pero es más, desde el punto de vista científico, el especialista intentó demostrar ante los más de doscientos asistentes que muy al contrario un vertido de petróleo en las costas de Fuerteventura o Lanzarote afectaría a todo el Archipiélago, incluida La Palma.
Y ello es así en cuanto las corrientes se mueven en círculos que generan cada una de las islas, lo que han podido demostrar científicamente después de realizar diversas pruebas. “Las palabras de este señor que no conozco son absolutamente falsas”, dijo Hernández. Acto seguido añadió que la tragedia medioambiental registrada en el Golfo de México tendría una incidencia parecida y de ámbito semejante en Canarias, hasta sumar los 500 kilómetros. Por ello, el catedrático pidió el amparo de la Unión Europea (UE) para detener las prospecciones.
El estudioso no conocía al diputado regional pero pronto tuvo la oportunidad. Nada más acabar la participación de los técnicos, Fernández intervino desde el público para defender su teoría. Dijo que en realidad sus palabras se habían simplificado pero al momento ratificó que la densidad de las partículas como las que conforman un vertido de crudo harían imposible el circuito que planteó el catedrático.
“Todos saben que los alisios tienen una dirección Norte-Este. No sólo es muy remota la posibilidad de que haya derrames, sino de que además afecten a las islas”. Entonces el catedrático respondió que una cosa eran las olas que se forman en el mar y otra muy distinta los movimientos de las mareas “Son dos lenguajes diferentes, pero de todas formas lo repito; aunque vaya al sur sigue siendo igual de negativo desde el punto de vista ambiental. Yo estoy hablando de datos y estudios no de opiniones.
Las evidencias están ahí“. No satisfecho, Hernández dijo que ”se puede engañar a poca gente poco tiempo, pero no a mucha gente mucho tiempo. Lo que pasa es que al poder político no le gusta lo que decimos los científicos“. El moderador del acto, Pedro Anatael Meneses, también intervino para respaldar al catedrático porque según dijo sus conclusiones están avaladas por la experiencia.
Fernández se opuso a la opción planteada por Roque Calero Pérez, también catedrático de Las Palmas de Gran Canaria y experto en energías renovables, en el sentido de apostar por esta alternativa para garantizar el consumo de las islas. El diputado indicó que este tipo de tecnología se queda rápidamente obsoleta y por lo tanto es necesario llevar a cabo inversiones muy fuertes, lo que la convierten en inviable. Calero, sin embargo, no tiene ninguna duda de que por ahí va el futuro y considera que los datos que ha extraído son muy claros.
Las reservas de energías convencionales, carbón y petróleo, se encuentran en situación crítica y se agotarán en el plazo de medio siglo. La posibilidad de recurrir al uranio tampoco parece viable ya que implica unos altos costes que son inasumibles. Por el contrario las islas presentan una alta potencialidad en cuanto a energía eólica y solar, se crearían a corto plazo casi 10.000 puestos de trabajo y sólo sería necesaria una inversión de 2.000 millones de euros, incluso previendo que se parta de cero.
En cinco años además se podría amortizar el dinero empleado. Por el contrario dijo que el máximo volumen de crudo que se pueda extraer de Canarias apenas supone abastecer una semana el consumo mundial y recordó que en Mauritania en 2001 se calculó que se iban a extraer 140.000 barriles diarios y en la actualidad apenas se alcanzan los 7.000.
Antonio Afonso, geólogo y experto en prospecciones petrolíferas manifestó que durante las últimas fechas ha habido “muchos dimes y diretes” sobre esta cuestión y remarcó que ya se han realizado este tipo de sondeos en hasta dieciséis ocasiones en la costa de Marruecos sin que haya ocurrido ningún accidente. Por ello defendió la seguridad de estas operaciones y por el contrario quiso demostrar la enorme dependencia que sufre Canarias en abastecimiento desde el exterior.
Y ello es así hasta el punto de que el 98% del gas y petróleo llega de afuera, del que un 13% se dedica a los aviones, un 20% a los automóviles y casi todo lo demás exclusivamente a llenar los depósitos de las embarcaciones. Dijo que en el caso de las islas ni siquiera sería necesario instalar una plataforma petrolífera o para el gas, sino que bastaba con realizar las operaciones desde un barco. Las mejores de las posibilidades apuntan que en las islas se podrían obtener 500 millones de barriles de crudo, “pero sin saber, todo es especulación”.
Manuel Medina, catedrático de las universidad de Las Palmas y de la Complutense sobre Derecho internacional informó que en este momento la jurisprudencia se está poniendo del lado del Gobierno central después de una sucesión de fallos que le dan la razón sobre la delimitación de las aguas jurisdiccionales. “Me da la impresión de que la postura del Estado se ha robustecido bastante y es bastante sólida, aunque también es cierto que todavía no se ha dicho la última palabra”.
En principio los tribunales aceptan la jurisprudencia de fijar una línea meridiana entre las costas como referencia para determinar a qué país pertenecen. La posición de Marruecos después de una cierta indefinición inicial parece aceptar ya ese criterio. El debate fue grabado para posteriormente editarlo en una publicación.