El presidente de Aena desde 2004 hasta julio de 2008, Manuel Azuaga, ha asegurado este martes en la Comisión de Investigación del accidente de Spanair que nunca hubo incumplimientos de seguridad en las instalaciones aeroportuarias y ha recordado que ya estaba fuera de la compañía cuando se estrelló el avión.
“Conociendo a las personas que dirigen los aeropuertos y al director de entonces de Barajas, difícilmente puede haber alguna negligencia en cuanto al plan de emergencia”, ha apuntado en su comparecencia en la Comisión del Congreso de los Diputados.
Azuaga ha insistido en que toda las infraestructuras de la red de Aena cumplía con la normativa de la OACI (Organización de Aviación Civil Internacional) y de Aviación Civil.
“Aena era de los mayores gestores del mundo y sus aeropuertos de los más seguros, lo decía todo el mundo cuando yo visitaba las instalaciones”, ha indicado el expresidente, que salió de la compañía en julio de 2008 por decisión propia, un mes antes de que se produjera el accidente de Spanair, que se estrelló en el aeropuerto de Barajas nada más despegar y 154 personas perdieron la vida.
Azuaga ha recordado que tras el atentado de la T-4 de Barajas en 2006 por la banda terrorista ETA no hubo incidentes significativos hasta que el 20 agosto de 2008 se estrelló el avión de la compañía Spanair.
“Nunca hubo incumplimientos de seguridad en las infraestructuras y por la ampliación de la T-4 y su puesta en servicio en 2006 se elaboró un nuevo plan de emergencia acorde”, ha señalado Azuaga, para agregar que “tenemos los mejores profesionales en los aeropuertos (...) se los están rifando”.
Asimismo, ha señalado que nunca se ha gastado tanto en Aena en infraestructuras como entre los años 2000 y el 2007 cuando, en época de bonanza, las inversiones anuales se situaron en torno a los 1.800-2.000 millones.
El expresidente de la entidad ha asegurado que debemos estar orgullosos de la infraestructura aeronáutica que tiene España, con un transporte aéreo muy seguro, y ha insistido en que se cumplían al 100 % todas las inversiones y la seguridad de los aeropuertos, en busca de rentabilidad y sin mermar los medios.
Ha apuntado que desconocía que hubiese un riachuelo cerca de donde se estrelló el avión o cámaras en la cabecera de las pistas, y ha explicado que con frecuencia se hacían simulacros en Barajas, donde se habían invertido cerca de 6.000 millones.