La familia de Braulio, un bebé víctima de la represión franquista, ha denunciado este jueves las trabas que aseguran que le está poniendo el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria para ponerle una calle. Una iniciativa que, no obstante, ya se había aprobado en la Junta de Distrito de Tamarecite el pasado mes de julio. Por ello, Francisco González, uno de los portavoces de la familia, no descarta emprender acciones judiciales.
La actual calle David, en el Cruce de San Lorenzo, era la propuesta para llevar el nombre de Braulio, ya que según explicó en su momento el Foro Canario de Víctimas del Franquismo se encuentra a 50 metros de donde se produjo el asesinato. El Ayuntamiento requiere ahora a la familia documentación que acredite que el niño fue asesinado en diciembre de 1936.
La familia relata que las Brigadas del Amanecer entraron en su casa para llevarse al padre del niño, Francisco González, sindicalista que fue fusilado y enterrado en la Fosa Común de Vegueta. Sus descendientes cuentan que uno de estos hombres cogió al bebé de la cuna y lo golpeó contra la pared provocando su muerte.
El Consistorio solicita algún documento como “la partida de nacimiento o defunción, copia del libro de familia, copia de su acta de defunción, del libro en el que figure dónde está enterrado o cualquier documento oficial que estimen conveniente añadir”. Sin embargo, se trata de escritos que la familia denuncia que son “imposibles de conseguir” dadas las circunstancias de guerra en la que se produjeron los hechos.
Braulio tenía cuatro meses cuando fue asesinado, recuerda en un comunicado el Foro Canario de Víctimas del Franquismo y la Plataforma de Fusilados de San Lorenzo, a la que pertenece la familia. En aquellos tiempos, subrayan que, debido a la alta mortalidad infantil, a los bebés no se les tramitaba el certificado de nacimiento hasta que cumplían los diez meses, por lo que tampoco se pudo incluir en el libro de familia.
Además, aseguran que hacerle un certificado de defunción después de haber sido asesinado “sería reconocer un crimen de estado, por lo que ese documento es absolutamente imposible de conseguir”.
“Desde la familia no podemos evitar la consternación y la tristeza ante este escrito del Ayuntamiento, que viene a decirnos que Braulio jamás existió, que nos lo inventamos, que niega el asesinato de un bebé inocente por manos fascistas”. Sostienen que habría sido mejor decirles que el grupo de gobierno de la ciudad “no quiere que Braulio sea homenajeado, en lugar de humillarnos con un escrito pidiéndonos documentación que saben perfectamente que es imposible de conseguir”.
La familia además aún llora la pérdida de Diego González, que falleció a los 92 años sin poder cumplir su sueño de recuperar los restos mortales de su padre, Francisco, sindicalista que en marzo de 1937 fue fusilado junto a otros cuatro hombres en San Lorenzo, entonces municipio de Gran Canaria. Diego vio como las Brigadas del Amanecer al registrar su humilde vivienda asesinaban a su hermano Braulio. Este terrible suceso marcó para siempre a su familia y fue lo que motivó a su padre Francisco a entregarse por miedo a más represalias contra su familia.