La hembra de dragón Komodo Flora, capaz de reproducir sin fecundación, será trasladada de Chester a Gran Canaria en abril, informó el director del parque de reptiles Reptilandia Park, Jim Pether.
El especialista en reptiles recordó que hace dos años y medio nacieron en su parque, situado en el norte de Gran Canaria, 17 dragones Komodo y que la madre murió hace uno por problemas en la reproducción.
Asimismo, explicó que no es la única hembra que ha muerto en Europa y que la red de científicos dedicados a la recuperación de este reptil ha puesto en marcha algunos intercambios.
Así, de Lisboa mandarán una hembra a Singapur, de este punto mandarán uno a Londres y de Chester enviarán a Flora a Gran Canaria.
De las 17 crías que logró Pether en su parque, 12 han sido enviadas a cinco zoológicos de diversos países, mandará otras dos a Rotterdam y se quedará con las otras tres.
“Parece que fue ayer” cuando nacieron, exclamó Pether, quien luchó durante varios años para lograr estos nacimientos, los primeros en cautividad en Europa.
La hembra que recibirá en abril será cruzada con su macho, que tiene unos 14 años, pues aunque es capaz de reproducirse sin fecundación lo aconsejable es introducir variedad genética.
El sistema de reproducción asexual de estos dragones, descubierto recientemente por los científicos, es conocido como partenogénesis.
Una leyenda viviente
Las crías que permanecen en el parque pesan cerca de siete kilos y miden 1,2 metros, detalló.
Los dragones Komodo son la especie de lagarto más grande del mundo y están considerados una leyenda viviente, pues sólo existía en las fábulas medievales hasta que un piloto holandés se estrelló cerca de la Isla de Komodo en 1912 y descubrió que eran criaturas reales.
Este lagarto puede medir hasta tres metros, pesar cien kilos y matar a un búfalo de 500, lo que hace que los habitantes de Komodo vivan en casas separadas varios metros del suelo y recojan por las noches sus escaleras.
Hace miles de años estos dragones, cuyo sistema de autorregulación de temperatura los asemeja a los extintos dinosaurios, comían elefantes pigmeos, también desaparecidos, y su alimento actual se basa en ciervos, cerdos y búfalos, aunque no desprecian a los dragones pequeños, los humanos o la carroña, y son capaces de oler un animal muerto a 50 kilómetros de distancia.
Su saliva, con la que es capaz de comerse entre babas venenosas hasta ochenta kilos de carne de una sola vez, contiene unas 50 especies de bacterias mortales y los científicos las investigan para encontrar un antibiótico potente para humanos.