El Gobierno de Canarias ha hecho este jueves un llamamiento general a la responsabilidad en la fase final de la salida de la pandemia de la COVID-19, porque “en breve” el mantenimiento de las buenas condiciones sanitarias de la comunidad autónoma va a depender “más del comportamiento de cada ciudadano” que las decisiones que tomen las administraciones.
En rueda de prensa tras el Consejo de Gobierno esta semana, el portavoz del Ejecutivo y titular de Sanidad, Julio Pérez (PSOE), ha lanzado este mensaje a partir de la “preocupación” que han ocasionado las imágenes del entierro multitudinario que se celebró esta semana en el municipio de Guía de Isora (Tenerife), con un comportamiento “intolerable” del que ha pedido informes a Salud Pública y a las fuerzas de seguridad “para que no se repita”.
Pérez ha subrayado que en esas imágenes se puede comprobar cómo un número muy grande de personas se congrega en un entierro sin importarles las normas de distanciamiento y precaución, por un lado, y las consecuencias que su comportamiento podría tener para otras muchas personas si en ese sepelio hubiera habido un contagio, por otro.
El consejero ha subrayado que no se trata tanto de sancionar esas conductas, si procede, como de no tolerar que se traslade la imagen de que ese tipo de comportamientos no tiene consecuencias, cuando le consta que el conjunto de la ciudadanía sí cumple las normas y sí guarda las precauciones que van a ser exigibles durante un tiempo en las relaciones sociales hasta que se consiga una vacuna.
El titular de Sanidad ha subrayado que, en cuestión de unas semanas, si no hay imprevistos, toda Canarias completará las tres fases de desconfinamiento y entrará en una nueva etapa en la que ya no habrá normas que limiten los movimientos ni prohíban las actividades que desde el 14 de marzo están suspendidas.
En ese momento, ha insistido, será el comportamiento responsable de cada ciudadano el que permita a Canarias mantener unas buenas condiciones de control de la COVID-19 sin dar pasos atrás, “que nadie desea” y que podrían ser muy perjudiciales para que la economía de las islas pueda empezar a recuperarse.
Por ello, el Gobierno de Canarias va a hacer un seguimiento de lo que pasó en Guía de Isora y de las consecuencias que pueda tener, aunque también ha recordado que, precisamente, todo ello ocurrió en un municipio volcado en la actividad turística que hasta este momento no ha tenido un solo positivo de coronavirus.
Pérez ha enlazado este caso con la manera con la que el Gobierno de Canarias quiere afrontar la fase final de la desescalada. La Gomera, El Hierro y La Graciosa, las tres islas menos pobladas, seguirán avanzado fases con una semana de antelación respecto al resto del archipiélago y el proceso se completará en toda la comunidad sin prisas.
En este sentido, el portavoz ha señalado que el Gobierno de Canarias no está interesado en acortar las duración de las fases, que está fijada con carácter general en dos semanas, ni cree que le convenga hacerlo a las islas. A reglón seguido, Pérez ha precisado que no critica ni cuestiona con ello a los dirigentes de otras comunidades autónomas que sí se han interesado por abreviar.
Mientras tanto, el consejero de Sanidad ha subrayado que es el momento de ir recuperando poco a poco la normalidad asistencial en centros de salud y hospitales para atender todas las cuestiones que el peor momento de la pandemia dejó en un segundo plano. Y ello, ha añadido, sin descuidar la preparación de la red sanitaria para que tenga capacidad de responder de inmediato ante un posible rebrote de la COVID-19 si este se produjera en el futuro.
Julio Pérez ha subrayado que el Gobierno canario tiene un buen concepto de cómo se están comportando los ciudadanos en estas semanas, más allá de “casos puntuales” como el de Guía de Isora o de la aglomeraciones momentáneas que se hayan podido producir en algunas playas al autorizarse de nuevo su uso.
El consejero ha argumentado, al respecto, que los cambios de fase son complicados en los momentos iniciales y ha recordado que lo mismo ocurrió cuando por primera vez se permitió a los ciudadanos salir a pasear o hacer deporte. Y él ha remarcado que se queda con la impresión general de que los canarios cumplen las normas y, además, son sensibles a las advertencias que les expresas otros ciudadanos o las fuerzas de seguridad en los momentos en los que, de repente, se ha juntado mucha gente en un lugar concreto.