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El Gobierno canario desoyó las recomendaciones de Salud Pública que pedían mantener a Tenerife en el nivel 4 de alerta

El Gobierno de Canarias desoyó las recomendaciones de Salud Pública de mantener a Tenerife en el nivel 4 de alerta sanitaria por coronavirus la semana pasada. El 2 de septiembre el Ejecutivo regional de Ángel Víctor Torres (PSOE) ordenó bajar a la isla al nivel 3 al considerar que había pasado de presentar un riesgo “muy alto” (4) a “alto” (3) de transmisión del virus, sin embargo, desdeñó las sugerencias de Salud Pública, que pedían no tocar nada hasta que “los indicadores se estabilicen durante dos semanas en nivel de alerta 3”.

Salud Pública sostiene en un informe, con fecha de 2 de septiembre de 2021, que la epidemia evoluciona favorablemente en Tenerife, pero pide cautela porque ha sido la isla que más ha sufrido la quinta ola de la COVID-19 en Canarias. “Ha presentado los valores más elevados de las tasas de incidencia, de número de casos notificados diariamente, de estancias en camas hospitalarias y en UCI. Además, sus cifras de trazabilidad y de positividad han perdurado en niveles de riesgo alto. Ha sido la isla más castigada”, subraya el documento.

Los técnicos hacen hincapié en el contexto de cómo ha sido la transmisión del virus en Tenerife para la toma de decisiones, “el nivel de riesgo ha descendido, pero hay que tener en cuenta que este procede de los valores más altos de la pandemia”, porque la última vez que el Gobierno autonómico bajó la alerta en la isla, a principios de mayo, luego llegó la peor ola del coronavirus en junio y julio sin que el territorio tinerfeño pudiera imponer restricciones por los continuos traspiés del Tribunal Superior de Justicia de Canarias (TSJC).

Salud Pública también explicita un detalle importante: “Es imprescindible que los indicadores se estabilicen durante dos semanas en nivel de alerta 3 y, sobre todo, es lo más prudente”. En Tenerife, durante la evaluación del día 25 de agosto, ya se constató una evolución hacia el descenso a riesgo alto (3) de la incidencia acumulada (casos por 100.000 habitantes) y la ocupación de camas convencionales se encuentra en riesgo medio desde el 12 de julio, “pero la presión hospitalaria era fuerte con una ocupación de la UCI muy elevada [que hasta el último informe epidemiológico, del 3 de septiembre, lo sigue estando] y la trazabilidad y el porcentaje de positividad mostraban que la transmisión no estaba controlada”.

Es decir, en Tenerife ya estaba bajando la incidencia (y lo sigue haciendo), la presión en planta de hospitales no parecía preocupar, eso sí, en la unidad de críticos sigue habiendo muchos pacientes positivos. Y si esto no mejora, los técnicos no parecen dispuestos a recomendar una bajada del nivel de alerta. “Cabe pensar que, si la presión en las unidades de críticos desciende hasta la evaluación de la próxima semana, y la incidencia continúa en ritmo de descenso, se darán las condiciones para disminuir el nivel de alerta”. Con fecha de 3 de septiembre, las UCI en Tenerife estaban ocupadas en un 25,4% por contagiados por COVID-19.

Los casos de Lanzarote y La Palma

Las otras dos islas con mención específica en el informe de Salud Pública son Lanzarote y La Palma, ambas descendieron al nivel de alerta 1 la pasada semana. En los dos casos, el texto resalta que llevan más de dos semanas con indicadores en nivel de riesgo bajo (1), aunque las cifras de incidencia en Lanzarote “se sitúan en riesgo medio, con tendencia descendente, pero el impacto sobre el sistema hospitalario es bajo”.