Los alrededor de 200 pasajeros del vuelo de Iberia Express IB-3833 que debió haber partido desde Gran Canaria a Madrid este jueves a las 18.30 (hora local canaria) fueron desembarcados de la aeronave al haber cumplido su tripulación el tope de horas previsto en la legislación vigente en materia de seguridad y fatiga laboral. Esa fue al menos la explicación ofrecida por el piloto al pasaje, que tuvo que esperar en el aeropuerto de Gando a que llegara desde Madrid el siguiente vuelo con otra tripulación al no existir en Gran Canaria ningún retén para este tipo de incidencias.
El desalojo del avión se produjo después de que los pasajeros hubieran padecido casi una hora de retraso por llegada tarde del vuelo que les antecedía.
Según explicó el piloto, la aeronave llegó retrasada de Madrid por cuestiones técnicas y, “al no poder comunicarse con la central de la compañía para que autorizar a la tripulación a volar -con el correspondiente pago de un plus económico- se veía obligado a cancelar el vuelo y desalojar el avión”, explicó a este periódico uno de los pasajeros afectados.
Iberia repartió entre los pasajeros del IB-3833 unos vales por importe de 16 para consumiciones en una cafetería del aeropuerto que vio enseguida agotadas sus existencias. Además, se distribuyeron hojas de reclamaciones entre los afectados.
El vuelo partió finalmente a las 00:30 horas, es decir, con seis horas de retraso sobre el horario previsto, con lo que en lugar de llegar a la capital española a las 22.00 horas lo hicieron a las cuatro de la madrugada.
En la puerta de salida, los pasajeros se encontraron con empleados de compañías especializadas en reclamaciones a aerolíneas por retrasos de este tipo. La cantidad que podrían exigir los 200 pasajeros a Iberia rondaría los 400 euros por persona.