Una ingeniera grancanaria de 32 años dirigirá la sonda de la NASA que explorará Saturno

Canarias Ahora

Las Palmas de Gran Canaria —

Buena parte del éxito de la próxima misión de la NASA en Saturno dependerá de una joven ingeniera grancanaria. Mar Vaquero, de 32 años y natural de Maspalomas, será una de las responsables de pilotar la sonda Cassini para explorar la atmósfera del sexto planeta del Sistema Solar y tratar de desentrañar sus enigmas. El próximo 11 de septiembre la sonda se acercará por última vez a Titán, la luna de Saturno, y cuatro días después llegará a la atmósfera del planeta de los anillos sin usar los motores. Según las previsiones de la NASA, Cassini podrá transmitir datos a la Tierra durante uno o dos minutos antes de quedar destrozada. Será un suicidio controlado.

Hija de un guardia civil y una ATS, Vaquero cuenta en una entrevista en el diario El País desde el Laboratorio de Propulsión a Chorro de Pasadena, centro de control de la misión, que empezó a interesarse por los confínes del Universo a los 12 o 13 años: “En Maspalomas iba por las noches con el club de astrónomos a mirar por el telescopio. Quizás fue ver la Luna y los anillos de Saturno lo que me despertó la curiosidad por saber qué hay allí”.

La investigadora grancanaria empezó a estudiar ingeniería aeronáutica en la sede de la Universidad de San Luis en Madrid y terminó la carrera en Estados Unidos, en el campus de Misuri. De ahí se trasladó a la Universidad de Purdue para cursar el máster y el doctorado, con una tesis que analizaba “cómo transportar una nave por el Sistema Solar usando el mínimo combustible o incluso nada”. Vaquero explica que pudo estudiar gracias a las becas de estas instituciones.

Desde hace tres años trabaja en la NASA, que le ofreció un puesto cuatro meses antes de terminar el doctorado. Entre otras contribuciones a la agencia espacial, Vaquero diseñó la trayectoria que llevó a la sonda Cassini desde Titán, la luna de Saturno, hasta Encélado, uno de sus satélites, y de vuelta a Titán. Ese vuelo rasante permitió confirmar que la luna helada puede albergar vida. “La maniobra tenía que ser muy precisa para tomar los datos. Los resultados científicos son increíbles”, señala la ingeniera en la entrevista en El País.

El pasado miércoles Cassini se convirtió en la sonda que más cerca ha estado de Saturno, tras sobrevolar y fotografiar, sin sufrir daños, una región de unos 3.000 kilómetros de ancho entre el anillo interno y las nubes en las capas externas de la atmósfera.

“En cada maniobra siempre hay un margen de incertidumbre. No sabemos exactamente cuál es la masa del planeta ni de sus lunas, así que siempre hay un margen de error de cuál es su localización exacta. La navegación ha mejorado muchísimo desde que llegamos a Saturno (en 2004). Al principio el margen de error era de varios kilómetros, pero ahora se ha reducido a unos cientos de metros”, explica Vaquero, que es la responsable de “volar la nave, hacer las maniobras necesarias para devolverla a su trayectoria de referencia, que es la que necesitan los científicos para estudiar el planeta” y asegurarse “de que está siempre en el sitio adecuado en el momento adecuado”.

Katherine Howell, supervisora de la tesis de Vaquero, recuerda que la sonda Cassini fue diseñada de forma “tan eficiente” que al final de la primera misión le quedó combustible para una segunda y una tercera. “Cassini está haciendo algo que nunca se pensó que pudiera hacer, algo para lo que no fue diseñada. Mar es el tipo de persona que puede hacer algo así, en este tipo de situaciones en las que hay que adaptarse a los recursos disponibles es muy buena aportando ideas originales que van más allá de lo que se había pensado originalmente”, destaca Howell.

Una vez concluya la misión del 15 de septiembre, Vaquero comenzará a trabajar en el diseño de la ruta más eficiente para trasladas un robot de exploración a la superficie de Europa, la luna de Júpiter donde también puede haber vida.