Mundo en movimiento. Las migraciones en la configuración de la sociedad global
El viceconsejero de Asuntos Sociales del Ejecutivo canario, Froilán Rodríguez, manifestó que cada vez son más los jóvenes inmigrantes que necesitan cubrir necesidades básicas y actuaciones específicas.
Rodríguez recordó que el I Plan Canario para la Inmigración se puso en marcha para abordar un fenómeno en aquel momento inesperado y permitió la creación de trece centros de acogida para inmigrantes con un total de 350 plazas, lo que permitió atender a 3.000 personas en tres años.
El encuentro Mundo en movimiento. Las migraciones en la configuración de la sociedad global ha puesto sobre la mesa la especial incidencia y sensibilidad con la que se vive el fenómeno de la inmigración en Canarias, a la vez que ha aunado a expertos internacionales en el tema cuyas conclusiones servirán para configurar las políticas futuras de la Comunidad Autónoma al respecto.
Así lo anunció al menos Froilán Rodríguez, quien confía en que los gobernantes que salgan elegidos el próximo 27 de mayo tengan en cuenta para confeccionar sus políticas migratorias tanto los debates del Foro Canario de Inmigración como el II Plan Canario de Inmigración -apunto de aprobarse- y las conclusiones de este Encuentro.
En este encuentro se dan cita expertos como la directora de investigación del Centro Nacional de Investigaciones Sociológicas de París, Catherine Wihtol, el profesor emérito de la Universidad Nacional de Córdoba en Argentina, Ernesto Garzón o el canario Fernando Estévez, doctor en Filosofía y profesor titular de Antropología de la Universidad de La Laguna.
Necesidad de ampliar el concepto de refugiado
Garzón agregó que el valor estratégico de la figura del refugiado decayó tras la guerra fría y se impone una reformulación internacional del concepto, e incluso planteó la posibilidad de someter a consideración el derecho de intervenir en países que promueven y generan miseria.
Cada vez es más difícil, prosiguió, negar que la pobreza tiene causas políticas y que la corrupción, el endeudamiento, el fanatismo religioso o la “hiperinflación” producen huidas tan masivas como las torturas o los fusilamientos.
Por ello, propuso una definición en la que sean considerados refugiadas las personas “cuyas necesidades básicas estén desprotegidas en sus países de origen”.
Garzón lamentó que el rechazo a este nuevo concepto se produzca incluso en países supuestamente abiertos a la inmigración como Argentina, que en su Constitución se manifiesta abierta a todos los hombres y mujeres que quieran vivir en su territorio.
La imagen de los que no son iguales
El filósofo de la Universidad de La Laguna Fernando Estévez, por su parte, subrayó que existe una necesidad imperiosa de identificar a las personas que son distintas y hay que reflexionar más sobre cómo se construye la imagen de los que no son iguales.
Aseguró que los inmigrantes, básicamente, quieren ser y vivir como la población del país receptor, aunque a los procedentes de países no democrático les cuesta vivir en democracia, que a su juicio es un producto occidental que se exporta como se hizo con la Biblia o como se hace con las mercancías.
Ello ha hecho que otras culturas hayan tenido que asimilar valores éticos y cívicos que no les eran propios, aseveró.
El fenómeno exige pensar más lentamente porque las respuestas rápidas no son positivas en un problema tan complejo.
Es más que evidente, prosiguió, que los inmigrantes son diferentes a la población que los acoge, aunque también lo es que llegan porque el país lo permite y quiere que arriben.