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Investigadores del CSIC desarrollan un método para identificar a las “víctimas” de los mosquitos

MADRID, 19 (EUROPA PRESS)

Investigadores de la Estación Biológica de Doñana del Consejo Superior de investigaciones Científicas (CSIC), en colaboración con el Servicio de Control de Mosquitos de la Diputación de Huelva, han utilizado una técnica de identificación de especies a partir del ADN de la sangre contenida en el tubo digestivo de determinados artrópodos, con el objetivo de entender en qué momentos los mosquitos están picando más al ganado y a humanos y por qué, según aparece publicado en la revista 'PLoS ONE'.

Los responsables de este estudio explicaron que el conocimiento de las interacciones entre los transmisores de virus y sus hospedadores o víctimas resulta crucial para predecir los modelos de transmisión de enfermedades infecciosas como la malaria, la fiebre amarilla, el dengue, el Mal de Chagas o el virus West Nile, y para el desarrollo de eficientes políticas de control.

Así, para identificar a los vertebrados hospedadores, los investigadores utilizaron un gen mitocondrial, el gen citocromo oxidasa (COI), como marcador para la obtención de una especie de código de barras del ADN, que debe ser exclusivo para cada especie animal y que permite su identificación. De esta forma, diseñaron unos 'primers' o cebadores --cadenas simples de ADN que permiten copiar el trozo de ADN que viene a continuación-- para hacer copias del ADN de vertebrados.

Según explicaron, el objetivo era amplificar el gen de cualquier vertebrado que pueda encontrarse en un artrópodo para generar las copias del código de barras genético. El método usado es la reacción en cadena de la polimerasa (PCR por sus siglas en inglés), con el que se logran realizar millones de copias de un fragmento de ADN, para después poder secuenciarlo.

Uno de los autores de este trabajo, el investigador del CSIC Jordi Figuerola, explicó que “las nuevas técnicas moleculares servirían para determinar, por ejemplo, si tener animales de compañía sirve para que los mosquitos piquen menos a las personas y más al

perro, al gato o al canario, o bien cómo afectan los cambios en la abundancia de hospedadores alternativos al riesgo de contacto de las poblaciones humanas con el virus West Nile en Estados Unidos o en Europa, o el dengue en Sudamérica, Asia o África“.

Además, añadió que otro posible caso de aplicación podría ser la fiebre amarilla, que sólo se da en África, Sudamérica y Centroamérica, que se transmite por mosquitos y afecta a primates y a humanos. “Se cree que el virus se mantiene en los monos y en ciertos momentos se dan brotes epidémicos. Con este método podremos entender si estos brotes son debidos a cambios en los patrones de alimentación de los mosquitos, o qué especies de mosquitos actuarán con más facilidad como puente entre monos y humanos”, afirmó.