MADRID, 7 (EUROPA PRESS)
Los niños que practican fútbol amateur, o cualquier deporte de un modo tutelado, preferentemente de equipo, mejoran su rendimiento en las aulas y obtienen mejores notas que el resto de alumnos, según ha constatado con su experiencia en este ámbito el pedagogo Pedro Marceta, quien destaca los beneficios sociales de este deporte por encima del rendimiento físico.
Aunque siempre se ha pensado que el fútbol podría ser un obstáculo para el estudio, recientemente se han publicado dos investigaciones que niegan esta afirmación. La primera, publicada por la Universidad de Vrije (Holanda), concluye que el deporte contribuye a potenciar las capacidades cognitivas, mejorando la función cardiaca y aumentando los niveles de endorfinas y la conexión entre neuronas lo cual repercute positivamente en la actividad académica.
Un segundo estudio, desarrollado por el Observatorio de Estudios del Comportamiento de Esade y la empresa Danone, concluyó que el 37 por ciento de los niños que han empezado a practicar un deporte han obtenido mejores notas que el resto, además hacen más deberes y mejoraron sus resultados académicos del 17,80 al 37,03 por ciento. En esta misma línea, el Instituto Universitario de Ciencias de la Actividad Física argumenta que aumentando el rendimiento cognitivo hasta un 25 por ciento.
“En el deporte los valores que más trabajamos es el esfuerzo, la disciplina, el sacrificio, el espíritu de superación, el compañerismo, enseñamos a ser generoso y respetuoso, además en los deportes de equipo se desarrolla la sinceridad y la humildad, se ayuda a reconocer los errores”, explica a Europa Press el director pedagógico de la Fundación Marcet.
Estos valores, que en este caso concreto inculca la práctica del deporte rey, tienen una influencia notable en la mejora del rendimiento académico, ya que al final se aplica en todas las áreas de la vida, entre ellas los estudio.
“Hay estudios hechos por psicólogos donde se determina que los niños que juegan al fútbol son malos estudiantes porque están todo el rato en el campo de fútbol y no trabajan su mente, nosotros por la Fundación Marcet, por donde pasan en un año más de 10.000 jugadores, vemos que las notas de estos niños son cada vez mejores”, explica.
No obstante, advierte que el deporte sin control no consigue estos resultados en la infancia, ya que “un niño sin formador que le oriente lo que va a hacer es jugar al fútbol en la calle, dejando a un lado sus obligaciones educativas”.
“CONCIENCIAR Y DESARROLLAR VALORES”
Para ello, recuerda, cuentan con que “los niños son muy estimulables y motivables”, por eso tratan de reforzar de manera positiva los progresos educativos que realizan, de modo que “encuentran una fuerte motivación en el deporte para seguir estudiando, gracias al deporte se toman muy en serio los estudios”.
En su opinión, “no hay duda de que el rendimiento de los chicos que pasan por escuelas de fútbol hace que mejoren mucho en sus estudio y actitud hacia el trabajo”, por tanto entiende que las escuelas de fútbol “son una herramienta muy importante para padres y la formación”.
Aunque, para llegar a ese rendimiento hay un trabajo detrás de un profesional encargado de, además de formar deportivamente, “estimular, concienciar y desarrollar valores”. Además, advierte, “se encargan de recordar siempre que mucho más importante que meter goles es estudiar”.
Según el pedagogo la influencia de los entrenadores que los objetivos que se marcan a los niños es fundamental, hasta el punto de que, a su juicio, deben ser considerados formadores y no entrenadores. “Antes de ver sus cualidades físicas hay que ayudarles a ser personas, la palabra entrenador no existe, existe la palabra formador”, afirma.
Respecto a la edad de inicio, cualquiera es buena, pero recuerda que cada edad tiene “su etapa sensible” para aprender un valor, por ejemplo “cuando el niño es muy pequeño se le puede ensañar a ser ordenado pero no responsable, eso será más adelante”. Para ello, se trabaja directamente con el esfuerzo que realizan en sus estudios, “reforzando sus progresos y cambios de actitud más que las notas”.