Una tradición sueca festeja el fin de la Navidad y celebra el adiós a los árboles de Navidad. Se llama Knut. En Canarias, sin celebración, la mayoría de los árboles navideños que adornaron durante las pasadas fiestas los hogares españoles acabarán en la basura, según organizaciones ecologistas, que recomiendan sustituir especies naturales no autóctonos, que normalmente proceden del norte de Europa por otras más adaptadas al clima y a la ecología de España, para que puedan sobrevivir pasadas las fiestas.
Así, el jardinero y miembro de Ecologistas en Acción, Luciano Labajos, explicó, en declaraciones, que una vez comprado el árbol, éste “tiene muy mal futuro” pues se cultivan para que duren unos días y no para que sobrevivan.
No obstante, existen campañas de recogida de los árboles de forma que si el árbol está aún en condiciones cuando pasen los Reyes, se recogen y si tienen viavilidad se replantan en viveros municipales y se intenta que sobrevivan.
Por su parte, el responsable de la campaña de bosques y clima de Greenpeace, Miguel Ángel Soto, piensa que es un falso dilema el del “arbolito sí o no” y recomienda a la gente utilizar su imaginación y creatividad para adornar su casa con elementos que no supongan más gasto, más consumo de recursos, con las plantas de casa, el arbolado de la comunidad de vecinos o del jardín.
“Derroche y despropósito de consumo”
Pero en lo que todas las organizaciones ecologistas coinciden es en que no sólo los árboles o las luces navideñas afectan al medio ambiente, sino que las Navidades en su conjunto son un “despropósito de consumo y de derroche” y se debe “repensar la organización de la sociedad”, tal y como expresó la responsable del área de biotecnología de Amigos de la Tierra, Liliane Spendeler.
En este sentido, las ONG alertan de que la sociedad se encuentra en un sistema de sobreconsumo del derroche de energía, de regalos y de bolsas que se da en estas fechas pues, a su juicio, es más importante pasar un momento con las personas queridas así como hacer otro tipo de regalos.
Además, recuerdan que la Unión Europea consume recursos que la tierra no puede permitirse, siendo uno de los lugares donde se consume “más de la cuenta” y que no hay un reparto equitativo de los recursos que se extraen. Por ello, piensan que aquí se encuentra la clave de la crisis y que todo lo que produce despilfarro y gasto no plenamente justificado no es asumible.
En concreto, el coordinador estatal de transporte de Ecologistas en Acción, Paco Segura, destacó lo exagerado de la iluminación navideña así como que ésta cada vez se ponga antes en marcha, empezando a principios de diciembre. Asimismo, denunció que con las luces no se busca que la ciudad sea mas bonita sino animar al consumo.
Para Greenpeace, la iluminación debería circunscribirse a los días festivos, Navidad, Año Nuevo y Reyes pues, si no, supone un derroche en tiempos de crisis y en un momento en que el cambio climático está creando ya un problema serio a poblaciones y ecosistemas y además convierten unas fiestas que quieren ser familiares en una “feria de consumo”.
Por último, los ecologistas creen que otro elemento de consumo es la cabalgata, pues aunque se disfrace con la ilusión de los niños, tiene un “trasfondo consumista muy negativo”. Además, aconsejan pasar más tiempo con los niños en lugar de atiborrarles de regalos, pues tal y como señala Soto “las cosas que dan la felicidad es sentirse querido, las relaciones personales, y eso no se consigue con regalos materiales”.