Cada semana, las administraciones públicas anuncian obras mastodónticas, de gran cantidad presupuestaria, que se suelen vender como la respuesta a las demandas civiles y el camino para dinamizar la economía de una ciudad. En algunos casos, las promesas se cumplen. Pero en otros, todo se eterniza: el dinero no para de fluir, aparecen los famosos sobrecostes, llegan las elecciones, un nuevo gobierno entra en escena, se cuestiona la idoneidad de la obra y un agujero negro las engulle. Al final, todo lo proyectado se queda en un par de bloques de cemento. Así ha ocurrido decenas de veces en Canarias.
En el Archipiélago, solo entre 1995 y 2006, se despilfarraron 89,5 millones de euros en obras públicas, según un estudio de la Asociación de Geógrafos Españoles. El problema está en que esa cifra solo engloba al Complejo deportivo de La Ballena, en Las Palmas de Gran Canaria (12 millones de euros), el Palacio de la Cultura, en Telde (14) y los proyectos de los trenes del Norte y el Sur de Tenerife (40). Hay muchos más ejemplos. Varios de ellos han sido retratados en el último programa de Informe Trópico, en Televisión Canaria, titulado El cemento olvidado.
Un puente a ninguna parte
El nombre ya es elocuente. Esta infraestructura sería una conexión viaria más de no ser porque… No tiene conexiones. En el momento en que se construyó no se pensó en que en los extremos del puente se encontraban el aparcamiento del Hospital Universitario Nuestra Señora de La Candelaria, por un lado, y las viviendas cercanas al polígono industrial El Mayorazgo, por otro. Se planificó sin tener en cuenta los problemas colaterales.
“Es despilfarro, es gastar dinero de manera excesiva sin tener en cuenta el valor real que tiene cualquier obra”, resume José-León García Rodríguez, geógrafo y uno de los autores de la investigación Aproximación a la Geografía del despilfarro en España: balance de las últimas dos décadas. El director general de Infraestructuras Viarias del Gobierno de Canarias, José Luis Delgado, asegura que la edificación “no se ha gestionado correctamente” y que desde el Ejecutivo quieren ponerle fin.
“Tenemos un montón de ejemplos de grandes inversiones que suelen hacerse por parte de quienes las promueven, que normalmente son quienes están gobernando. Y se suele exagerar mucho el uso que va a tener, los problemas que va a resolver”, continúa García Rodríguez. Otro ejemplo: la vía urbana del Barranco de Santos, que tuvo un sobrecoste del 566%. Al principio se creía que costaría 18 millones de euros. Terminó ejecutándose por 120. “La línea de separación entre la corrupción y la prevaricación es muy fina”, destaca el geógrafo.
Las más de 30 obras infrautilizadas de La Gomera
En 2018, la organización política Sí Se Puede, afincada en La Gomera, elaboró un informe titulado Las obras pufas de La Gomera, historia de 30 años de promesas y espejismos. Son muchos los ejemplos recogidos en el documento: Centro de talasoterapia, en Hermigua, presupuesto: más de cuatro millones de euros, estado actual: cerrado; Centro de recuperación y mejora del cochino negro canario, en Valle Gran Rey, presupuesto: 1,8 millones de euros, estado actual: inacabado; Quesería insular, en Alajeró, presupuesto: mínimo tres millones de euros, estado actual: inacabado.
“En La Gomera detectamos que existen una serie de edificaciones y proyectos a los que se destina una gran partida presupuestaria de dinero público con el objetivo de fomentar el desarrollo de la población de la isla”, apunta Guacimara Navarro, portavoz de Sí Se Puede. “Con el paso de los años, son obras que se abandonan, que se van dejando de usar, que son objeto de nuevas partidas presupuestarias a lo largo del tiempo y por eso las consideramos pufos”.
Hay proyectos en la isla que parecen interesantes a simple vista. Pero no responden a la “necesidad” del pueblo, argumenta Navarro. El Mirador de El Santo, en Valle Gran Rey, es un caso más. Una inversión que supera los cinco millones de euros que no está operativa.
“Algo curioso de este mirador es que ya era un mirador. Ya existía. A finales de los 90, se piensa que es un enclave adecuado para crear aquí un restaurante. Cuando se termina, empieza a haber desperfectos. Viene el viento, se rompen las mamparas y hay una serie de obstáculos que parece que alargan y dilatan en el tiempo la puesta en marcha de ese restaurante”, detalla Navarro. El resto de planes que se han pensado para el mirador tampoco han salido adelante.
El alcalde que sobreestimó la demanda cultural de Telde
El Palacio de la Cultura y las Artes de Telde fue proyectado en 1997 para dinamizar la vida cultural del municipio, el cuarto con más población de Canarias. La obra contaría con uno de los teatros más grandes de Europa, un cine, un centro de ocio y un parking de gestión privada. 25 años después, no es más que un edificio inacabado que ha sido utilizado como refugio para las personas sin hogar.
“Al alcalde de la ciudad, Paco Santiago, se le ocurrió que podría situar a Telde en la vanguardia de la cultura en la isla. Y qué mejor que con un gran palacio”, recuerda Gaumet Florido, periodista en Canarias 7. “La ciudad requería de una estructura mayor que la que tenía. Pero no nos engañemos, no había un pulso ciudadano para eso”.
En principio iba a costar nueve millones de euros. Ahora se sabe que han invertido 14 millones y que se prevé otros 20 para terminar de dar forma al proyecto. En estos momentos solo hay muros y pilares de cemento. Nada más. Al menos dos de las empresas involucradas en el caso Faycán, uno de los escándalos de corrupción más sonados del Archipiélago, “tuvieron que ver” con el Palacio de la Cultura y las Artes de Telde.
Puerto de Granadilla
Más de 200 millones de euros de inversión. Una inauguración cargada de flashes y cámaras. Un proyecto que, de no realizarse, “hundiría a la isla de Tenerife”. El Puerto de Granadilla es una de las obras de las Islas que ha estado siempre en el ojo del huracán. Desde su concepción ha tenido tanto adeptos como detractores. A los que la cuestionaban se les clasificaba como los del ‘no a todo’. Uno de ellos es el catedrático en Economía Aplicada y Premio Nacional de Economía y Medio Ambiente, Federico Aguilera Klink.
“Dicen que el Puerto de Santa Cruz está saturado, que no se puede ampliar y que Granadilla será un puerto de trasbordo de contenedores para África. Ninguna de las tres excusas, porque no son razones ni argumentos, son ciertas. Todo es falso”, recalca Aguilera. “El puerto está vacío. Hay una plataforma. Alguien comentó una vez que le pidieron que se fuera para que aparentara presuntamente que se estaba utilizando”.
El Gobierno de Canarias definió el proyecto en 2002 como “de interés público”. Los primeros años, las obras se paralizaron por la presencia de sebadales, una especia protegida “básica para luchar contra el cambio climático”, resaltó Wolfredo Wildpret de la Torre, botánico internacional, según recoge el diario El País. El Ejecutivo regional no dudó en aprobar un nuevo Catálogo Autonómico de especies protegidas para sortear el parón. “¿Por qué se cambió ese catálogo? Porque el Gobierno de Zapatero lo aceptó”. ¿A cambio de qué? “Del apoyo de Coalición Canaria a Zapatero. Me imagino que a los presupuestos”, concluye Aguilera.
Según el presidente de la Autoridad Portuaria de Santa Cruz de Tenerife, Carlos González, en el Puerto de Granadilla se han invertido unos 225 millones de euros. Aún hay obras por valor de unos 35 millones y también queda realizar el muelle de Ribera y rellenar los anexos, que serían otros 60 millones más.