Una vista completa desde el aire de toda la zona cubierta por la lava del volcán de La Palma. El programa Copernicus de satélites de observación de la Unión Europea, que lleva monitorizando la erupción desde el comienzo, ha captado este 3 de enero una nueva instantánea, esta vez, con la erupción finalizada. En ella aparece el volcán apagado, de donde sale un ancho camino negro que llega hasta el mar y ha formado dos deltas lávicos. Ese sendero de piedra volcánica hasta no hace muy poco era la lava.
La Representación de la Comisión Europea en España ha querido indicar a través de sus redes que los satélites de Copernicus, que llevan pendientes “a la evolución de la situación desde el inicio”, ahora se encargarán de “seguir el proceso de reconstrucción”.
El volcán, que se dio oficialmente por apagado el pasado 25 de diciembre, creó una colada de lava que ocupa 1.219 hectáreas, generando, a su vez, dos deltas lávicos en los puntos que tocó el mar, uno de 43,46 hectáreas al sur de la erupción y otro de 5,05, al norte.
Desde el comienzo de la erupción (19 de septiembre de 2021), se ha podido observar cómo los datos que arrojaba Copernicus contradecían a los del Catastro. En el recuento final, el programa de satélites europeo dice que el volcán ha engullido 2.988 edificaciones, mientras que el Catastro las cifra en 1.576.
El director técnico del Plan de Emergencias Volcánicas de Canarias (Pevolca), llegó a afirmar que “Copernicus coge cualquier punto que cree que puede ser racionalmente una edificación y la coloca como tal. Pero pueden ser una pérgola, un gallinero o algo abandonado”. Lo más razonable, según el experto, era cruzar esos datos con los del Catastro. Sin embargo, al hacer su monitoreo por aire, Copernicus localiza muchas edificaciones que corresponden a construcciones ilegales que no constan en el Catastro.