En la mañana de este lunes la marea alcanzó parte de la pasarela de la playa de Maspalomas, dejando intransitable un tramo ubicado frente al centro comercial Oasis. Los polémicos trabajos para amontonar más rocas en la escollera, que servía como dique ante el oleaje, no han impedido que el agua alcanzara el paseo que discurre desde el Faro a la Charca. Y en la noche de este 26 de abril ha tenido lugar la pleamar más alta de la semana por la aparición de la Superluna. Ello ha hecho que el mar rebase aún más los escasos metros que lo separan de los negocios.
Esto se produce después del fin de semana del 17 al 18 de abril, cuando un usuario del arenal volvió a poner el foco en el polémico dique de piedras al denunciar, a través de un vídeo, que durante la noche maquinaria pesada había movido piedras, apreciando una ampliación de la obra. El Ayuntamiento de San Bartolomé de Tirajana justificó que los trabajos se limitaron a reforzar la escollera ante el riesgo existente para los usuarios, además de para posibilitar el acceso al camión de la basura.
Sin embargo, la protección de los locales y la pasarela ha significado el deterioro del resto de la playa. La escollera se elevó hace años con piedras de la baja de la propia playa de Maspalomas con el fin de proteger el paseo, el centro comercial Oasis y los locales de restauración cercanos al agua. La extracción de las callaos conllevó la destrucción de una barrera de protección natural y su ausencia ha propiciado la desaparición de la arena y la crecida del mar, sobre todo en las épocas de mayor oleaje. Además, la parte marina está reconocida como Zona de Espacial Conservación de la Red Natura 2000.
Este sinsentido es precisamente por el que la escollera está envuelta en polémica desde su construcción. En 2010, el propio Consistorio reconoció el movimiento de los callaos para proteger el centro comercial. Y aseguró que se hizo con permisos de Costas, al tiempo que defendió que la actuación se limitaba hasta la pared de cimientos sobre los que se elevan los locales y se buscaba garantizar la seguridad de los turistas. Aunque el Consistorio y parte de los negocios de la zona era partidarios de ampliar la escollera, las protestas vecinales propiciaron la paralización de las obras.
La construcción del dique de piedra, amparadas por la Rehabilitación Turística de San Bartolomé de Tirajana, incluso propició la creación de un colectivo ciudadano denominado Hagámonos Oír Maspalomas que, junto a colectivos ecologistas, hizo frente a la ampliación de dicho dique hasta el final del centro comercial.
Revisión del deslinde del dominio público
Ahora, el movimiento de piedras efectuado por una empresa concesionaria del Ayuntamiento de San Bartolomé de Tirajana está siendo investigado por Costas, cuyas competencias aún detenta el Estado. Dichas actuaciones, además, se efectuaron sin autorización previa del ente.
En este sentido, el jefe de la Demarcación de Costas en Canarias, Rafael López Orive, ha explicado que el deslinde que separa el dominio público marítimo-terrestre de la parte privada en la zona donde se ubica la escollera de la playa de Maspalomas “deberá ser revisado para adecuarlo a la realidad física de la ribera del mar en este tramo de costas”.
La administración central es la encargada de delimitar la línea que separa el dominio público marítimo-terrestre de la servidumbre de protección. Ese deslinde se fija por conceptos como hasta dónde alcanzan las olas o el arenal de las playas. Y el Estado debe asegurar la integridad y conservación de la zona, además de garantizar el uso público del mar y su ribera.
Si se propone una nueva línea de deslinde hacia el espacio terrestre, el centro comercial Oasis, que se encuentra a unos seis metros de la escollera, tendría que retranquearse. De hecho, existe un proyecto de derribo de los negocios para devolver terreno al litoral, pero hasta la fecha, la la falta de acuerdo entre los empresarios ha paralizado la ejecución de la obra.