En la expedición que realizó Oceana en 2014 a las profundidades del mar herreño se filmaron ostras gigantes, esponjas carnívoras y peces con seis ojos que no se habían grabado anteriormente, y que a su juicio avalan la propuesta de crear el primer parque nacional marino de España.
Oceana señala que presentó sus últimos hallazgos sobre la fauna marina de El Hierro durante una jornada realizada en La Restinga (El Pinar), en la que también la Universidad de La Laguna explicó sus descubrimientos sobre los zifios de la isla.
Estas investigaciones, hechas con el apoyo de la Fundación Biodiversidad, han aportado datos de interés mundial sobre los zifios y han revelado una vida marina sorprendente a grandes profundidades, indica la organización internacional de conservación marina Oceana.
Añade que la situación geográfica de El Hierro hace que en la isla recalen especies migratorias como cetáceos, tortugas y tiburones pero, además, tiene características propias frente a otras islas del Archipiélago canario, pues sus aguas son más cálidas y atraen a especies como manos de muerto, ctenóforos y gorgonia árbol naranja.
Sin embargo, aún queda mucho por conocer de sus profundidades ya que a poca distancia de costa el fondo marino cae hasta 3.000 metros, y este amplio rango batimérico se traduce en gran variedad de hábitats y especies en poco espacio, y muchas de estas criaturas son extremadamente frágiles o difíciles de hallar en otros lugares.
La expedición que realizó Oceana del 14 de septiembre al 5 de octubre de 2014 fue financiada por el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente y la Fundación Biodiversidad bajo la denominacción “Montañas submarinas del Atlántico”.
Para ello se utilizó el catamarán Oceana Ranger que se desplazó al Mar de las Calmas, donde se realizaron inmersiones con buceadores y un robot submarino ROV a 1.006 metros de profundidad máxima.
Durante las inmersiones se observaron sifonóforos, medusas y ctenóforos; artrópodos como el krill; peces tan curiosos como la avoceta (Avocettina infans) y varias especies de tiburones de profundidad, como el tollo pajarito, el solrayo (Odontaspis ferox) y la cañabota (Hexanchus griseus).
En los fondos más someros, a unos 50 metros de profundidad, aparecen frondosas comunidades de algas que necesitan la luz solar para hacer la fotosíntesis.
Descendiendo un poco más con el ROV predominaban las algas rojas calcáreas (rodolitos) en la Punta del Miradero Sur y comienzan a surgir algunos corales negros.
A 100 metros se filmaron fondos de anguilas jardineras y a partir de ahí jardines de coral negro principalmente entre 100 y 300 metros, aunque llegan a los 800, donde reina una oscuridad total.
Entre 300 y 600 existen densas agregaciones de esponjas roca o litítidas, que sirven de sustrato para que se fijen otros organismos.
En las zonas cercanas al volcán de La Restinga, la cámara mostró abundantes corales muertos en torno a los 50 metros de profundidad, principalmente el coral árbol (Dendrophyllia ramea) y el coral negro (Antipatella wollastoni), quizá a causa de la erupción que tuvo lugar en 2011, aunque tres años después ya empezaba a estar colonizado por esponjas, corales, hidrozoos y grandes bancos de peces tres colas.
En las zonas más profundas, entre 500 y 700 metros, se encontró la ostra gigante Neopycnodonte zibrowii frente al Faro de Orchilla, una especie que llega a medir 20 centímetros, que está presente en un amplio rango de profundidades y forma arrecifes y que puede llegar a vivir cinco siglos.
Las agregaciones de gorgonias suelen situarse en un amplio rango de profundidades, llegan a ocupar grandes extensiones y a compartir hábitat con corales, esponjas carnívoras y litístidas y muchas otras especies.
Entre los 500 y los 600 metros comienza a haber esponjas cristal y a partir de los 800, predominan las esponjas de esta clase, formando agregaciones de gran belleza en las que viven erizos, anémonas, artrópodos y peces.
Durante la expedición de Oceana se hallaron tres arrecifes de corales blancos de profundidad vivos, algo muy poco frecuente en Canarias y los primeros documentados en El Hierro.
Entre 700 y 1.000 metros se hallaron fondos de foraminíferos gigantes, unos protozoos de las pocas especies capaces de habitar a tanta profundidad, junto con algunos peces, equinodermos y artrópodos.