Noviembre, el mes en el que Canarias tiró por la borda todos los esfuerzos del verano contra el coronavirus

Dácil Jiménez

30 de noviembre de 2021 15:59 h

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A poco más de tres semanas para Nochebuena, Canarias pone punto y final al mes de noviembre de 2021 con cuatro de los ocho indicadores epidemiológicos del Informe Diario de Situación COVID elaborado por la Consejería de Sanidad en riesgo alto o muy alto. Se trata del peor mes en cuanto a datos COVID se refiere desde mediados de julio, cuando se confirmó que el archipiélago estaba inmerso de lleno en la llamada quinta ola de la pandemia.

En aquella ocasión, tras dejar atrás una suave cuarta ola (que coincidió con la Semana Santa), las islas habían logrado reducir su incidencia acumulada (IA) a siete días a tan solo 31 casos por cada 100.000 habitantes, hito que se alcanzó el 1 de junio. Pero a partir de ahí, se inició un despegue en las cifras que duraría dos meses y que supuso aplicar los niveles de alerta sanitaria más restrictivos en casi todas las islas (el 4 en Tenerife y el 3 y el 2 en el resto de islas en distintas fechas) y llegar a cifras récord en contagios diarios (con más de 1.000 en varias ocasiones) y en el resto de indicadores epidemiológicos.

A este descontrol en el avance de la pandemia contribuyeron diversos factores, como la llegada del verano y el aumento de las reuniones sociales, el fin del curso escolar, la retirada del estado de alarma y, con él, diversas restricciones como el toque de queda o los cierres perimetrales, la nueva variante del virus llamada delta (o india), que resultó ser más contagiosa, y la falsa sensación de seguridad que aportaban las vacunas. Todo junto creó un cóctel perfecto para la proliferación de casos, no solo en las islas, sino en todo el país.

Fue entonces cuando el Gobierno canario intentó establecer medidas de restricción como el certificado COVID para acceder a locales de restauración o de ocio nocturno. Pero el Tribunal Superior de Justicia de Canarias (TSJC) tumbó hasta en dos ocasiones la iniciativa, al considerar, tras un recurso presentado por una asociación de empresarios del sur de Tenerife, que la situación no era lo suficientemente grave. La incidencia acumulada a siete días terminó julio en 259,8 casos por cada 100.000 habitantes.

Pese a las trabas, los contagios comenzaron a descender a principios de agosto, mes en el que la vacunación alcanzó al 77% de la población diana (mayores de 12 años). Las cifras protagonizaron entonces una bajada espectacular, hasta tocar los 60,2 casos el 31 de agosto.

Todo septiembre continuó con esa mejoría, aunque menos abrupta, más lenta. El día 30 se llegó a los 27 casos, unos datos que no se daban en las islas desde agosto del año anterior, es decir, 13 meses antes. Y a mediados de octubre se tocó fondo: tan solo 16,2 casos. Todas las islas cayeron al nivel 1 de alerta sanitaria, o semáforo verde, y se pudo afirmar que el Archipiélago se encontraba oficialmente en nueva normalidad. Incluso La Gomera y EL Hierro pudieron afirmar que eran islas libres de coronavirus, al no presentar casos activos ni contagios.

Incluso Tenerife, la isla que desde hace más de un año ha liderado casi ininterrumpidamente los contagios diarios, llegó al nivel 1 después de ocho meses con restricciones.

Pero las buenas noticias duraron poco y a finales de ese mismo mes ya se había escalado hasta los 28 casos por cada 100.000 habitantes.

Noviembre, el mes de la 'remontada'

Llegó entonces noviembre y los contagios volvieron a dibujar una curva pronunciada ascendente. Como ha ocurrido en numerosas ocasiones en esta pandemia, la ausencia de restricciones, o su laxitud, ha conllevado poco después un nuevo incremento en los contagios. Y así ocurrió de nuevo ese mes de noviembre, tras alcanzar todas las islas el nivel 1 de alerta a mediados de octubre.

Además, la vacunación estuvo varias semanas prácticamente estancada sin casi avanzar en el porcentaje de población inmunizada.

Ahora, tras comenzar muchos países y algunas comunidades autónomas a imponer el certificado COVID para poder acceder a locales o lugares de pública concurrencia, el ritmo de vacunación ha vuelto a acelerarse en las islas. En el archipiélago el Gobierno ya ha solicitado formalmente al TSJC que avale el certificado COVID para que, de forma voluntaria, se solicite en locales de hostelería para que en ellos se puedan aplicar las restricciones del nivel de alerta inferior al vigente en cada isla. Es decir, si en ese local se pide el certificado, las restricciones de aforo y horario serán más laxas que si no se pide. El Tribunal aún tiene varios días para pronunciarse al respecto, con la duda de qué postura tomará después de haberla desechado ya en dos ocasiones anteriores, aunque entonces no era una medida “voluntaria”.

Los contagios en las islas han vuelto en las últimas semanas a situarse por encima de los 200 y hasta 300 casos diarios, y la IA ha vuelto a escalar hasta los 96 casos por cada 100.000 habitantes (a fecha 29 de noviembre). El Informe Diario ha teñido de rojo dos indicadores (IA a 7 y 14 días) y de marrón, otros dos (IA a siete y 14 días en mayores de 65 años).

La buena noticia es que en esta ocasión la ocupación de camas hospitalarias en planta y en Unidades de Cuidados Intensivos está en riesgo bajo en ambos casos. Sin embargo, el número de personas en UCI se ha duplicado, pasando de 15 a comienzos de mes, a las 33 de este martes. Algo similar ocurre con los casos activos, donde las cifras se han triplicado al pasar de apenas 1.000 contagiados a comienzos del mes a más de 3.100 este martes. En total, en noviembre han fallecido 35 personas con COVID en las islas.

El empeoramiento se ha traducido en que tres islas han regresado al nivel 2 de alerta sanitaria (La Graciosa, Lanzarote y Fuerteventura) y, aunque el resto permanece en nivel 1, Tenerife y Gran Canaria muestran cifras que justificarían un cambio de nivel esta misma semana. Todo ello, a pocas semanas de las Navidades.

La situación, respecto a hace un año

Hace 12 meses no se había comenzado a vacunar a nadie contra el coronavirus en España. Esa es la principal diferencia respecto al momento actual si se echa la vista atrás en esta pandemia. Sin embargo, atendiendo a las cifras, Tenerife, que vivió las Navidades de 2020 con las restricciones más severas de Canarias (y casi de todo el país) presentaba a finales de noviembre de 2020 tan solo 67 casos por cada 100.000 habitantes. Entonces se decidió que, de cara a las fiestas, se aplicaría un toque de queda a las 22.00 horas y un cierre perimetral que impedía (salvo determinados supuestos establecidos por el Gobierno) entrar o salir de la isla. Ahora la IA está bastante más alta que entonces, en 96 casos.

Gran Canaria apenas llegaba a los 20 casos (IA a siete días) hace un años; ahora ya supera el centenar. Fuerteventura, la isla con peor IA actualmente, rondaba a finales de noviembre de 2020 los 25 casos. Hoy supera los 165.

Cabe preguntarse si tan solo con la aplicación del certificado COVID podrá contenerse esta incipiente nueva ola del virus o si serán necesarias nuevas restricciones en las islas, adonde, por ahora, no ha llegado la nueva variante Ómicron. Mientras tanto, este miércoles el archipiélago recupera el cribado en los aeropuertos para los pasajeros procedentes de vuelos nacionales.