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Las (otras) cinco obras más absurdas del archipiélago

El primer listado de CANARIASINVESTIGA.ORG sobre obras absurdas en Canarias ha tenido tan buena acogida, que hemos decidido elaborar una segunda entrega con algunas de las construcciones que quedaron fuera en la anterior. Esta nueva selección pretende seguir mostrando que las obras públicas obedecen muchas veces a criterios poco claros por parte de los gobernantes, con demasiada frecuencia alejados de la opinión pública. Advertimos otra vez que se trata solo de propuestas, y que es un listado abierto a comentarios.

1. Puente sin conexiones sobre la autopista TF-5. Alejandro Luque quiere reseñar desde Tenerife la situación del puente sobre la autopista norte a la altura de la curva de Taco, que aparece en la foto superior. Se trataría de un puente más si no fuera porque no tiene conexiones. En uno de los extremos se encuentra un aparcamiento, junto al Hospital Universitario Nuestra Señora de La Candelaria. De otra parte están las viviendas cercanas al polígono industrial El Mayorazgo. La obra, de la constructora ACS, se erigió hace más de una década con el pretexto de unir el barrio de Santa María del Mar con las inmediaciones del hospital. Pero la obra frustrada sigue ahí. Sin olvidar su coste, resulta suficientemente cómica como para merecer el primer lugar.

2. Viviendas sociales abandonadas, Gáldar. Otro lector nos envía desde el noroeste grancanario unas fotos de unas viviendas de proteción oficial abandonadas desde hace más de dos lustros. Están en la calle Mamá Felipa del pago de Caideros, en lo alto del municipio de Gáldar. Las casas se realizaron en dos fases. La primera de ellas está terminada y habitada desde hace tiempo, pero la segunda, por razones inexplicables, cayó en el olvido y aparece como se ve en la imagen, dejadas al paso del tiempo y con grafitis incluidos.

3. Monumento al Dedo de Dios, Agaete. En noviembre de 2005, la tormenta tropical Delta dejó a su paso por Canarias importantes destrozos, con vientos que llegaron a los 250 km. por hora. Lo peor se lo llevó Tenerife, con la pérdida de tendidos eléctricos, pero Gran Canaria sufrió la rotura -más bien fractura- del Dedo de Dios, el conocido monumento natural de piedra. En Agaete pensaron que era de justicia erigir un monumento en su memoria, y se les ocurrió esta escultura ubicada a la entrada del municipio, que pretende acompañar una especie de centro cultural sobre el citado roque. No es la primera vez que ocurre algo así; culturas como la azteca, con su Piedra del Sol, y religiones como el islam, con la Kaaba de La Meca, ya decidieron rendir culto a sus piedras.

4. Exordio, El Tritón, Las Palmas de G.C. ExordioEn este caso lo que se discute no es la obra del escultor Manolo González, sino su ubicación. La escultura fue inaugurada por el actual Diputado del Común, Jerónimo Saavedra, poco antes de abandonar la alcaldía de la capital grancanaria, con un coste de 240.000 euros de dinero público. Algunos consideran que eso justifica, como mínimo, que sea exhibida en un lugar más accesible. Si partimos de que las obras artísticas en dominio público han de estar situadas en lugares con buena visibilidad -el espectador casi siempre se las encuentra de paso-, una curva de la autopista sur GC-1 no parece una localización apropiada. Máxime cuando desde el coche solo se vislumbra la mitad superior del cuerpo, justo de las partes nobles hacia arriba.

5. Puerto de Arinaga. En el anterior listado quisimos recoger el rechazo social hacia el Puerto de Granadilla, en Tenerife, una obra que además de inservible destroza ecosistemas como el del sebadal. Pero no hay que olvidar que Granadilla tiene su precedente en Arinaga, un puerto que ha dejado acreditada su eficacia en la generación de daños medioambientales. Cabe reseñar que en sus primeros tres años de existencia solo dos embarcaciones pasaron por allí, y no pinta que las cosas vayan a mejor, porque esta obra es una oda a la improvisación. Primero se planteó como infraestructura clave para el desarrollo industrial del sureste de la isla; ante el fiasco, sirvió para acoger los buques-chatarra del Puerto de La Luz; actualmente se habla de alojar allí la polémica planta de gas.