¿La pesca es compatible con el Parque Nacional Marino de El Hierro? La posibilidad de que esta actividad quede restringida por la protección del Mar de Las Calmas ha puesto en alerta al sector pesquero de la isla, siendo una de las cuestiones más controvertidas en torno al proyecto. La propuesta, de 266 páginas, ya está en exposición pública y dedica uno de sus capítulos a resolver esta pregunta. Según el documento, la pesca profesional podría desarrollarse en este entorno dado su carácter “artesanal, sostenible y selectivo”.
El documento asegura que, con la declaración del Parque Nacional, se mantendrían las actividades económicas consolidadas en la zona, como la pesca profesional de carácter tradicional. Entre otras razones, por su “relevancia social, económica y ambiental”. El proyecto recoge diferentes campañas desarrolladas por el Instituto Español de Oceanografía, que concluyen que el tamaño de las capturas de la pesca artesanal es “aceptable” para el mantenimiento de las poblaciones.
Según la propuesta, proteger 24.000 hectáreas de las aguas que bañan el sur de El Hierro podría incluso favorecer el número de capturas y su tamaño, al implantarse medidas para evitar la contaminación del medio marino. Sin embargo, el texto diferencia entre la pesca artesanal y la pesca costera, que se ejerce a una distancia de la costa de hasta 60 millas, cuyas artes y sus especies objetivo son distintas. En concreto, suelen capturar túnidos y otros grandes pelágicos como el patudo.
Ya el 2 de agosto, el presidente del Cabildo insular, Alpidio Armas, convocó una rueda de prensa para “despejar cualquier duda” en relación a la iniciativa, criticada por la oposición. En declaraciones a los medios de comunicación, el socialista aseguró que la propuesta sometida ahora a exposición pública recoge peticiones “legítimas” de los pescadores herreños y adelantó que la pesca a caña se podrá seguir practicando en la franja del litoral que va desde Arenas Blancas hasta Faro de Orchilla. El presidente insular apuntó que la Red de Parques Naturales del Estado ha incluido una franja de 100 metros tierra-mar para desarrollar este arte tradicional “sin ninguna restricción” más que las establecidas por las normativas de pesca del Gobierno de Canarias.
La pesca recreativa y la acuicultura, incompatibles
En cuanto a la pesca recreativa, la normativa es clara: la actividad es “incompatible” con la figura del Parque Nacional. Esta actividad, que se realiza por entretenimiento o por deporte, no solo exige una licencia expedida por el Gobierno de Canarias, sino que no podrá desarrollarse en las aguas protegidas por el Estado. Por su parte, Transición Ecológica recuerda que se podrá seguir ejerciendo en la zona periférica de protección, en espacios en torno a la población de La Restinga. Ya en 2018, los pescadores recreativos protestaron contra la creación del Parque Nacional Marino, exigiendo que se les permitiera seguir con las capturas.
Tampoco la acuicultura se ajusta a los objetivos de un parque nacional marino. En Canarias, esta actividad se ha desarrollado a través de jaulas marinas en el litoral para el engorde de los peces. El proyecto subraya que la misión de proteger un entorno natural es velar “por la conservación de su paisaje” y, en el caso del entorno marino, evitar la concentración de contaminantes, materia orgánica o la turbidez del agua. “No se considera un aprovechamiento compatible”, sentencia el documento.
Especies vulnerables y en peligro de extinción
Los valores naturales que conserva el Mar de Las Calmas ha empujado a diferentes entidades a impulsar la propuesta para declarar en El Hierro el primer parque nacional totalmente marino de todo el país. Una de estas joyas es el volcán submarino de Tagoro, resultado de la erupción marina de 2011. El proyecto lo sitúa como una gran oportunidad para las investigaciones científicas que se desarrollen en España y en todo el planeta.
El fondo marino de El Hierro también pretende protegerse por la gran variedad de especies que transitan y conviven en él. Algunos de ellos son el angelote, el delfín mular, el moteado, varios tipos de calderones y zifios. La pequeña isla canaria es, junto a Bahamas y Hawai, uno de los tres puntos del mundo en los que pueden observarse durante todo el año los zifios de Blainville y de Cuvier. Gran parte del área del Parque Nacional está catalogada como Zona de Especial Protección para las Aves, por la presencia de la pardela cenicienta, el petrel de Bulwer o el charrán común, todas ellas especies silvestres en régimen de protección especial. Por su parte, la pardela chica está catalogada como vulnerable y el fumarel común, en peligro de extinción.
Durante cuatro meses, se podrán presentar alegaciones a la propuesta. Hasta que se produzca la declaración puede pasar más de un año, ha advertido el presidente de la isla. Mientras tanto, Transición Ecológica ha publicado en el Boletín Oficial del Estado una serie de medidas preventivas para proteger la zona y mantener su estado de conservación. Están prohibidos los vertidos de desechos en el medio marino, la extracción de minerales y el almacenamiento subterráneo de material radioactivo o hidrocarburos. No podrán instalarse jaulas marinas ni abrirse líneas de fast ferries que atraviesen las aguas del futuro Parque Nacional, con el objetivo de evitar las colisiones que suponen un riesgo para los cetáceos en Canarias.