Este miércoles ha continuado en Arrecife el juicio oral ante la Audiencia Provincial de Las Palmas contra los dos policías nacionales, Javier R. C. y Juan Carlos E. A., acusados de agredir y detener de forma ilegal a un ciudadano de origen africano.
El Ministerio Fiscal ha solicitado ocho años y medio de prisión para ambos agentes por un delito contra la integridad física, detención ilegal, falsedad en documento oficial y una falta de lesiones. “Es una detención ilegal se mire por donde se mire”, ha sentenciado el fiscal del caso durante las conclusiones del juicio. “Todo es una patraña (?) y no se cortan un pelo a la hora de utilizar a todos sus compañeros para sostener los hechos”.
Por su parte, el abogado defensor ha señalado que “nada de lo que manifiesta el Fiscal ha sido acreditado” y ha acusado al ministerio público de “realizar una valoración muy subjetiva de los hechos”. “Hechos más graves hemos visto”, ha explicado el letrado“. ”A partir de ahora, por cualquier patadita o golpe vamos a ver a un policía acusado“, añadía haciendo referencia a la supuesta agresión sufrida por el ciudadano detenido en uno de sus ojos.
Cabe señalar que el hombre detenido no ha llegado a presentar una denuncia contra los dos policías, por lo que es el Ministerio Fiscal el único sustento de la acusación. “Tiene que venir una persona de África para enseñar civismo a dos policías nacionales”, ha indicado el fiscal con sarcasmo al finalizar la vista oral.
El juicio ha quedado visto para sentencia tras la declaración de nueve testigos de la defensa, la mayoría agentes de la Policía Nacional de Lanzarote. Los hechos se remontan al 5 de noviembre de 2005, cuando los dos acusados se encontraban en el bar El Linde (Arrecife), ambos vestidos de paisano y fuera de servicio. Según el Ministerio Fiscal, ambos salieron del local y se dirigieron a un aparcamiento cercano encontrándose con dos hombres de origen africano a los que preguntaron si “vendían algo”. Ante la negativa de los extranjeros, uno de los policías, Javier R. C., empujó contra la pared a uno de ellos mientras el otro aprovechaba para huir. Continuando con la versión del fiscal, los policías retuvieron al agredido y forcejearon con él hasta tirarle al suelo. Fue entonces cuando Javier R.C., que en ningún momento se había identificado como policía, propinó una patada al hombre en la cara, causándole un hematoma y contusión en la córnea del ojo y en la pirámide nasal.
En ese momento, se personaron en el lugar varias dotaciones policiales uniformadas y el supuesto agredido fue esposado y trasladado hasta los calabozos de la Comisaría en uno de los vehículos. Al llegar a las dependencias policiales, sobre la una y media de la madrugada, los dos acusados instruyeron las diligencias propias de la detención y, según el informe fiscal, agredieron verbalmente al detenido mediante insultos como “puto negro de mierda” o “mono de mierda”.
La versión de la defensa dista de los hechos relatados. Según los acusados, el hombre de origen africano increpó y agredió a uno de los policías, Javier R. C., cuando éste salió del bar El Linde. Su compañero, al verlo, intentó ayudarle, enzarzándose en un forcejeo a lo largo de varios metros en el que, según el abogado defensor, el detenido pudo haberse golpeado la cara contra el suelo. Debido a las circunstancias, los agentes pidieron refuerzos y se procedió a la detención del supuesto agresor. Ya en la Comisaría, ambos acusados aseguran haber leído los derechos al detenido y niegan los insultos señalados por el fiscal.
Testigos
Los testigos presentes en la vista de este miércoles han entrado en contradicción al hablar de las diligencias llevadas a cabo por ambos acusados tras la detención. Según un agente que ejerce desde hace más de treinta años como policía nacional en Arrecife, no es normal que si un agente es agredido, él mismo instruya las diligencias de la detención. Poco después, otro agente aseguraba que este hecho es una costumbre “habitual no sólo en Arrecife, sino en otras comisarías donde he estado”.
Lo que tampoco quedaba claro es si hubo manipulación en la comparecencia de los hechos. El policía encargado de tomar declaración a ambos agentes recomendó que acudieran a un centro médico para aportar un parte de asistencia. Parte que, según el informe fiscal, certificó “erosión superficial muy pequeña” en un dedo en el caso de Juan Carlos E. A., y “dolor sin inflamación en una mano y contusión con hematoma superficial en un pie” en el caso de Javier R. C.
A la hora de narrar los hechos ante el agente pertinente, éste les requirió algunos detalles, algo que según el fiscal generó una discusión. Según ha declarado ante la juez el agente instructor del atestado, ambas partes tenían “diferentes formas de entender la redacción de la comparecencia” aunque ha asegurado que no se sintió coaccionado a la hora de redactarla.
Sumándose a la declaración de algunos testigos del Ministerio Fiscal, varios testimonios de la defensa han admitido hoy haber visto una herida en la cara del detenido. “Tenía la cara rota”, ha admitido un agente que aquel momento estaba de prácticas.
A pesar de que el Ministerio Fiscal asegura que no hubo identificación de los acusados como policías nacionales, varios testigos han asegurado durante el juicio que vieron “un gesto como de enseñar la placa” y escucharon el grito de “¡Policía!”. “Yo no asocio lo que vi con estos hechos”, ha asegurado uno de los testigos de la defensa, un guardia civil que pasó en ese momento por el lugar del supuesto atestado.
“Es una obligación intervenir si se está cometiendo un delito aunque no se esté de servicio”, ha especificado uno de los testigos, también policía nacional, durante su declaración. Lo que ahora el tribunal tendrá que decidir es si se estaba o no cometiendo dicho delito.