El nuevo Gobierno regional “se ha quitado de en medio” el atasco burocrático de los tres principales puntos negros del tráfico en Las Palmas de Gran Canaria. Así lo entiende el concejal de Urbanismo de Las Palmas de Gran Canaria, Javier Doreste, que por fin tiene sobre la mesa propuestas de trabajo para aliviar los atascos que se producen en la Circunvalación GC-1. Los puntos más conflictivos son la entrada a la Universidad por Lomo Blanco, el acceso a Tamaraceite por la rotonda de Lomo de Los Frailes y el enlace de conexión con el municipio de Teror. El nuevo Ejecutivo regional comienza a cumplir su parte del acuerdo que firmó con el Cabildo de Gran Canaria y el Ayuntamiento capitalino, hace años, y que había quedado en el cajón de asuntos pendientes de la anterior Consejería de Obras Públicas, dirigida por el nacionalista grancanario Pablo Rodríguez.
Este acuerdo se firmó durante la etapa de José Miguel Bravo de Laguna (PP) como presidente del Cabildo (2011-2015) y Juan José Cardona (PP) como alcalde de la ciudad. La Corporación insular se comprometía a prefinanciar la IV fase de la Circunvalación hasta Arucas a cambio de que la Consejería de Obras Públicas llevara a cabo la reordenación del barranco de Guiniguada.
Con la ruptura del pacto entre el Partido Socialista y Coalición Canaria, en diciembre de 2016, el plan del Guiniguada se dejó en el aire y el dinero quedó “bloqueado” en el Cabildo. Sin embargo, el acuerdo para llevar la GC-3 hasta el municipio de Arucas siguió adelante. Con la nueva tesitura, se acordó que se presentarían soluciones para estos estos tres puntos negros de atascos en estas zonas de la capital. Pero el Gobierno no cumplió su parte del trato y la ciudad aún está pagando las consecuencias.
El pasado lunes se reunió la primera mesa técnica en la que se abordaron estos tres puntos de atasco, el soterramiento del enlace de Belén María en el Puerto de La Luz e, incluso, la reordenación del barranco Guiniguada. Antes hubo una reunión con Sebastián Franquis -consejero de Obras Públicas, Transportes y Vivienda- en la que se acordó un plan de reuniones de mesas técnicas, aclara Doreste.
El concejal, satisfecho por el inicio del proceso, considera que “lo más urgente” es la entrada a la Universidad por el barrio de Lomo Blanco y a continuación la variante de Teror. “Eso se puede hacer en el mandato”, asegura Doreste. Luego, se solucionaría la entrada a Tamaraceite por la rotonda de entrada a Lomo de Los Frailes.
“Todo esto lleva tiempo porque hay que hacer los proyectos, si se redactan a lo largo de 2020 -en unos seis u ocho meses estima el edil- en 2021 se podrían empezar algunas de las obras”, aclara. Doreste explica que este “desatasco” lleva su tiempo ya que en la zona de Tamaraceite “no se pueden sacar todas de golpe para no generar un caos”. En la zona baja de la ciudad se daría la misma circunstancia, primero se licitaría Belén María, después Plaza de América en la conexión del barrio de Guanarteme con la salida Norte de la ciudad y luego los túneles Julio Luengo.
El Guiniguada, clave en el cambio de la ciudad
La recuperación del barranco de Guiniguada se suma al cambio de la ciudad. El proyecto de la GC-110, que va desde la zona del Teatro Pérez Galdós hasta la rotonda de Las Brujas, es uno de los más reclamados en el proyecto de transformación de la capital grancanaria. “Esa zona es un peligro para las personas”, insiste. Desde que el PSOE gobernaba junto a CC se mantuvieron reuniones para reordenar los aparcamientos y ganar un espacio público para peatones y ciclistas, recuerda.
El edil cree que es necesario construir una acera más ancha y un carril bici que se sume al proyecto de movilidad sostenible que se está ejecutando en la ciudad. Para poder realizar estas obras habría que suprimir dos de los cuatro carriles que hay en la actualidad. “Con uno de bajada y uno de subida es suficiente”. El concejal de Urbanismo considera que estas medidas, junto a la Metroguagua, son claves para el progreso de la capital.