El súbdito coreano acusado de agredir sexualmente y estrangular a una niña de 11 años, hija de un compatriota amigo suyo, tras allanar su domicilio familiar en Las Palmas de Gran Canaria, quería ser deportado a Corea del Sur a fin de cumplir en su país pena de muerte.
Así lo aseguró S.O.L. a los agentes de la Policía Nacional cuando le detuvieron en una guagua en la madrugada del 4 de septiembre de 2008 con destino a Ciudad Real, tras fugarse de Gran Canaria hacia Tenerife y de allí a Madrid después de los hechos. Su intención era viajar a Granada a fin de quitarse allí la vida, pero fue arrestado antes.
Un jurado popular juzga desde este lunes y en la Sección Primera de la Audiencia Provincial de Las Palmas a S.O.L, para quien la Fiscalía ha solicitado imponer un total de 49 años de cárcel por un presunto delito de robo con violencia e intimidación, un delito de allanamiento de morada, agresión sexual y asesinato.
Por su parte, la acusación particular reclama 52 años de prisión, al añadir un supuesto delito de amenazas, mientras que la defensa pide 15 años de cárcel para su cliente por un presunto delito de homicidio y robo con violencia e intimidación, con las atenuantes de arrebato u obcecación y analógica de confesión de los hechos.
Durante la segunda jornada del juicio, un Policía dijo que, tras ser arrestado, el acusado “comentó que quería que lo llevasen a su país porque allí existe la pena de muerte y quería pagar por lo que había hecho”. En su opinión, su actitud era “como si estuviese arrepentido”.
“Opuso bastante resistencia”
Los agentes que intervinieron en el operativo especial en Madrid coincidieron en que S.O.L. opuso “bastante resistencia” para ser esposado en el interior del autocar.
“Se quedó agarrado a los asientos, daba patadas y puñetazos. Tuvimos que reducirle. Se le tuvo que bajar entre los tres agentes en volandas”, indicó uno de los actuantes. “Le pregunté si sabía por qué era detenido y dijo que era por lo de la niña”, aseguró.
En los mismos términos se expresó otro de los policías, que incidió en que todos ellos se identificaron como miembros de las fuerzas de seguridad “desde el primer momento”.
El procesado admitió este lunes haber matado el día 30 de agosto de 2008 a la pequeña, tras entrar a “robar” en su vivienda en la capital grancanaria, pero negó haberla agredido sexualmente, ya que era como su “hija”.
“Reconozco haber matado a la niña, pero el resto jamás. Nunca podría hacerle eso. Era como mi hija, no me sentía atraído sexualmente por ella”, declaró S.O.L., de 51 años y procedente de Corea del Sur, sin antecedentes penales en España.
Argumentó que necesitaba 2.600 euros por una deuda acumulada de la manutención que debía abonar a su hija, ya que, “si no pagaba ese dinero podía ingresar en prisión”. “Llevaba un año denunciado por impago y coincidió con la fecha de los hechos”, justificó.
Igualmente, indicó que tres meses antes de lo ocurrido, tenía un negocio en Siete Palmas que había creado con dinero prestado, pero que a los dos meses tuvo que cerrar.