Los arqueólogos que trabajan en la Sima de Jinámar, uno de los pozos de Gran Canaria donde se asesinó e hizo desaparecer a republicanos durante la Guerra Civil y los inicios del franquismo, han recuperado esta semana un nuevo fragmento de cráneo con un disparo y casquillos de arma corta.
El pasado 31 de octubre, el Cabildo de Gran Canaria -responsable de la excavación- dio a conocer que había encontrado en el fondo de la Sima pruebas de que ese tubo volcánico fue un lugar de represión, como ya apuntaban desde hace décadas diversos testimonios orales.
En concreto, tras retirar de la Sima los restos de tierra y vegetación que habían ido cubriendo con el paso del tiempo los niveles correspondientes a los años treinta y cuarenta del siglo XX, aparecieron restos óseos de tres o cuatro individuos, cartuchos de balas Mauser, suelas de zapatos e, incluso, una moneda de una peseta con la imagen de Alfonso XIII.
Fuentes del equipo que trabaja en ese yacimiento han confirmado a EFE que los arqueólogos han regresado a la Sima de Jinámar este lunes y este martes, en sus últimos descensos programados para este año.
Si hace un mes uno de los hallazgos más destacados era un fragmento de cráneo con un “probable” impacto de un disparo, el descubrimiento más importante de esta semana ha sido un fragmento de hueso parietal (lateral de la cabeza) con un orificio claro de bala.
También se han recuperado huesos largos (un fémur y varios húmeros), una hebilla metálica de un correaje o un cinturón y más restos de zapatos y ropa de quienes fueron arrojados a ese lugar.
Por ahora, los arqueólogos no se atreven a concluir si los nuevos restos corresponde a los mismos individuos o a otros. De hecho, mantienen la cuenta provisional en la misma cifra: de tres a cuatro.
Pero en breve comenzarán una nueva etapa de estudio de todo el material recuperado, para aclarar a cuántas personas corresponden esos huesos y extraer de ellos AND para intentar identificarlos, usando perfiles genéticos de las familias de los desaparecidos en Gran Canaria en los años de la guerra y la dictadura.
Los responsables de la excavación también destacan que los dos últimos descensos han permitido acotar con claridad cuál es la parte del talud del fondo de la Sima (a 70 metros de profundidad) donde parecen concentrarse los restos de aquel período del siglo XX.
Los testimonios orales recuperados por los historiadores desde la Transición apuntan a que en ese tubo volcánico del municipio de Telde pudieron ser asesinadas y arrojadas alrededor de cien personas, como represalia a haber colaborado o simpatizado con la II República o con organizaciones sindicales o políticas de izquierdas.