Aunque muchos piensen que las similitudes entre las deidades del Olimpo y los canarios sólo sea que en las Islas se vive como dios, no es así, pues también les une el ron y las populares ambrosías.
Es cierto que ambos manjares han variado a lo largo de los años, porque dice la literatura que los dioses saciaban su sed con néctar, una bebida dulce hecha con miel fermentada, y comían ambrosía, una mezcla cruda de agua, miel, aceite de oliva, queso y cebada. No está comprobado científicamente que la bebida y la chocolatina canaria hayan derivado directamente de ellas, pero como complementos del disfraz no tienen desperdicio.
El Carnaval de los Dioses de Las Palmas de Gran Canaria llega a la ciudad aún con el dulce sabor de las uvas de Fin de Año, racimos que también acompañarían a Dionisios (Baco) en sus fiestas palaciegas en el Olimpo. Las carnestolendas llegan abriéndose paso entre las lentejuelas y empujando a los Reyes Magos para ocupar con sus disfraces un puesto privilegiado en los escaparates de las tiendas capitalinas cerca del cartel de rebajas.
Aunque las túnicas blancas, la escasa ropa y la purpurina sean los recursos más socorridos para disfrazarse este Carnaval, la mitología griega ofrece una extensa guía de ideas, pues el símbolo del citado dios de la fiesta, invitado por Zeus al Consejo por haber inventado el vino, tenía como símbolo el tigre.
Dionisios, como ocurre también en la actualidad, fue el culpable de la ruptura de la paridad política en el Consejo del Monte Olimpo, pues junto a Zeus se sentaban cinco dioses, y junto a su esposa Heras, cinco diosas. Una de ellas Hestia, diosa del hogar, ocupaba el último asiento del lado de las diosas que tuvo que ceder a Dionisios, una situación que dejaba a las diosas en minoría a la hora de votar.
De Apolo a Artemisa
Dejando de lado la política durante las celebraciones, los chicos pueden este año explotar sus facetas de Apolo por las calles capitalinas. Apolo, era el dios de la música, de la medicina, del tiro con arco y de los hombres jóvenes y solteros. Así mismo, las jóvenes Artemisas, diosa de la caza y de las chicas solteras, podrán hacer suyos a los candidatos a Apolos, a pesar de que el disfraz sea un poco gélido para las noches grancanarias pues a esta diosa le gustaba nadar desnuda a la luz de la luna y sin algún mortal caía en la tentación de observarla, le convertía en ciervo y lo cazaba después.
Deidades mayores o menores, seres del Olimpo, cítaras y arpas, abren un año en el que durante casi un mes, el Parque de Santa Catalina deja atrás la Cabalgata de Reyes para abrirse al Monte Parnaso y que, verdaderamente, en Las Palmas de Gran Canaria, se viva como un dios.