MADRID, 16 (EUROPA PRESS)
El Ministerio de Sanidad y Política Social ha presentado hoy al Consejo de Ministros un plan para reducir el consumo de sal en España, en el que pretende alcanzar progresivamente los objetivos marcados por la Organización Mundial de la Salud (OMS), que establece un límite de 5 gramos por persona al día para una dieta saludable. No obstante, se ha marcado como objetivo intermedio reducir la ingesta a 8,5 gramos al día en el año 2014.
Con esta iniciativa, que estará coordinada por la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN), espera tener un impacto en la reducción de la mortalidad por enfermedades relacionadas con la hipertensión, además de que, según explica, “se obtendría un ahorro de millones de euros”.
Según sus estimaciones, una reducción de la ingesta de sal en la población desde los 10 gramos actuales a los 5 gramos al día evitaría cada año unos 20.000 accidentes cerebrovasculares y unos 30.000 eventos cardiacos. Actualmente, el 87,5 por ciento de la población consume más sal de la recomendada y que ingiere de forma mayoritaria a través de la alimentación.
El ministerio de dirige Trinidad Jiménez abandera la lucha contra las enfermedades crónicas, al considerar que “constituyen hoy en día la mayor causa de mortalidad, morbilidad y carga de enfermedad, tanto en España como en los países de su entorno”.
“La mayoría de los factores de riesgo asociados a este tipo de enfermedades están estrechamente relacionados con una alimentación inadecuada y una deficiente práctica de actividad física. Estos determinantes son modificables por el individuo, y por ello las políticas sanitarias han de hacer especial hincapié para conseguir que la población adopte conductas y hábitos de vida sanos”, añade.
Asimismo, recuerda que la reducción del consumo de sal en la población es una de las formas más sencillas y coste-efectiva de reducir la hipertensión arterial, la enfermedad coronaria y las cerebrovasculares.
En consecuencia, manifiestan la necesidad de poner en marcha “un conjunto de medidas con un planteamiento integral” que incluya además de acciones encaminadas a disminuir el contenido de sal en los alimentos procesados y en la restauración.
Además, cree oportuno que se ponga en marcha un proceso de supervisión y evaluación, y campañas de comunicación a la población, ya que “la percepción del riesgo de la población respecto a la relación entre sal, hipertensión y enfermedades cardiovasculares es escasa a pesar de estar ampliamente documentada en multitud de estudios científicos”.