MADRID, 30 (EUROPA PRESS)
Un equipo del Centro de Investigaciones Biológicas del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) dirigido por el profesor Guillermo Giménez está trabajando en el desarrollo de un nuevo compuesto permita “tapar la cerradura” por la que el VIH accede a las células humanas para expandirse por todo el organismo.
El consorcio internacional en el que participa este experto ya consiguió hace unos meses desarrollar un tratamiento que impedía al virus “anclarse” a las células del organismo infectado, a través de una especie de arpón con el que, posteriormente, liberaba su material genético en ellas.
Aunque dicho “arpón” es el anclaje principal del VIH, existe otro anclaje “secundario pero igual de importante” sin el que el virus tampoco se prolifera. En esta ocasión, según ha explicado Giménez en declaraciones a Europa Press, éste es el receptor de una citoquina que “funciona como la cerradura de una llave”.
“Si conseguimos taparla, como cuando echamos silicona en una cerradura, impedimos que el virus se expanda”, asegura este experto.
De momento, han descubierto que existe un pequeño péptido que el organismo que produce de forma natural y que podría tapar dicha “cerradura”, aunque “el problema es que el organismo no lo sintetiza en cantidades suficientes como para combatir una infección como ésta”.
“El organismo tiene muchos antivirales naturales y generalistas, que actúan contra muchos virus pero sólo sirven para combatir a los menos agresivos”, reconoce Giménez, quien trabaja en la sintetización de un compuesto específico de este péptido que sea “suficientemente eficaz como para evitar que el VIH abra la cerradura”.
Por el momento están probando compuestos en modelos 'in vitro' y animales, aunque aún no se han publicado los resultados de su investigación. El siguiente paso, una vez perfeccionado el compuesto, será probar su eficacia en humanos.
No obstante, los avances que se consiguieron al combatir el otro anclaje del VIH invitan al optimismo, ya que “se conseguirían niveles más bajos del virus al tiempo que la posibilidad de infectarse sería menor y habría menos efectos secundarios”.
El objetivo, explica Giménez, es conseguir alternativas a las actuales terapias que “con el tiempo han demostrado que pueden dejar de ser efectivas” en algunos casos.