El material sanitario y escolar, los ordenadores y la máquina de coser que la ONG canaria Africando consiguió recaudar para enviarlo a Malí no ha conseguido aún llegar a su destino después de casi dos semanas. La guagua que transporta este material, donada por la empresa Global y transformada en un ambulatorio, continúa todavía en el Puerto de la Luz.
“Somos una ONG y lo que queremos transportar no es un container de tuercas o tornillos que puedan quedarse arrimados en el puerto durante quince días sin que pase nada”, afirmó Daniel Pérez, presidente de la organización no gubernamental Africando.
El objetivo de estos voluntarios era muy claro: la guagua donada por Global para ser transformada en ambulatorio para vacunaciones infantiles y seguimiento de embarazos, partiría hacia Dakar el 3 de septiembre, para una vez allí emprender el viaje hasta Bamako, capital de Malí, y hacer entrega de la misma a Ayuntamiento del lugar.
Los problemas comenzaron cuando el pasado lunes 3 de septiembre, la empresa Canarship anunció que había problemas con la carga y el barco no podría salir ese día sino el próximo miércoles. Los voluntarios de la ONG ya habían partido hacia Dakar en avión, esperando recibir allí la guagua en las siguientes jornadas. Pero pasaron los días y la carga no llegaba.
Tras ponerse en contacto con sus compañeros en Las Palmas de Gran Canaria, Daniel Pérez descubrió que finalmente el barco había salido el 10 de septiembre, pero sin la guagua. Fue entonces cuando inició una serie de gestiones para reclamar a la compañía que corriera con los gastos que les estaba ocasionando la espera en Dakar. “Si nosotros no hubiésemos llamado para informarnos sobre la situación de la guagua, nadie nos habría avisado”, denunció Daniel.
El director de Canarship argumentó que en un primer momento, “el retraso del barco se debió a que éste se encontraba en los astilleros reparándose y cuando al fin pudo salir, no pudo cargar la guagua porque habían problemas con la grúa y el puerto de Dakar no tenía grúa propia”. Por ello, explicó que “aunque la guagua se hubiese cargado en el Puerto de la Luz, ésta no se habría podido descargar en Dakar”.
Pero según el presidente de Africando “en el mundo neoliberal en el que vivimos, yo creo que lo que pasó fue lo de siempre: que lo nuestro quedó relegado por motivos económicos y la naviera dio preferencia a otras cosas más ventajosas”. Asimismo, señaló que enviar la guagua les costó unos 3.260 euros.
Por lo pronto, el barco ha llegado ya a Dakar, con lo cual habrá que esperar a que éste vuelva a Las Palmas de Gran Canaria para cargar y viajar de nuevo al continente africano, aunque se dé el agravante de que a la vuelta haga escala en Mauritania, con lo cual tardaría mucho más.
Daniel Pérez teme por la situación de la guagua, “ya que todos sabemos lo que sucede en los puertos”. Además, señaló que “el primer problema estaría en que la guagua, después de estar 14 días parada, llegue a Dakar sin batería con lo cual eso significaría comparar una nueva para poder llevarla hasta Bamako, que está a unos 1.500 kilómetros de distancia”.
El director de Canarship señaló que la demora del barco se ha debido “a motivos logísticos y técnicos”. Además, explicó que “el tráfico marítimo con África es así: hay veces que un barco tiene previsto atracar tal día y no lo puede hacer porque está la marea muy baja y no puede entrar, o puede que haya congestión porque haya otros barcos antes y tenga que esperar unos días fuera del puerto por lo que es muy difícil mantener la puntualidad y las fecha exactas en estos destinos”.
La idea era entregar este automóvil adaptado a la ONG Assoprofen y al Ministerio de Protección de la Familia, Mujer y Niño de Malí. Una vez ahí, el trabajo sería llevado a cabo por el personal técnico local, y el Ministerio se encargaría de suministrar las vacunas y medicinas. Además, los miembros de la organización canaria tenían previsto inaugurar el Jardín de Infancia 'Les petits Anges' y una escuela. Pero nada les ha sido posible todavía.
Todos los integrantes de Africando se dedican a los proyectos de la ONG de forma voluntaria, y sus viajes a los países donde desarrollan sus iniciativas son pagados con sus propios ahorros personales.
El viaje hacia Bamako es largo y las carreteras africanas no permiten grandes velocidades. “Si la guagua embarca el lunes, esperamos que llegue el próximo viernes”. Hasta entonces Daniel y los demás voluntarios que han viajado con él tendrán que seguir haciendo frente a los gastos de permanencia en una ciudad que solo les quedaba de paso.
Por lo pronto, la ayuda humanitaria se queda en tierra esperando que algún día, no muy lejano, el barco decida subirla a bordo para poder llevarla por fin hasta los 94.000 malienses que esperan su llegada. “Ojalá llegue en buenas condiciones”, señaló Daniel, “o como dicen los musulmanes Inshalá”.