''Un día eran los más felices del mundo, cuando arrasábamos en Tenerife, y, tres días más tarde, declaran contra mí y dicen que les he destrozado la vida“. Fernando Torres Baena, principal imputado por el caso Kárate, que investiga la presunta comisión de delitos sexuales en su escuela de Las Palmas de Gran Canaria y en el chalet de su propiedad en la playa de Vargas, ha insistido este martes en la teoría de la conspiración durante la segunda sesión del juicio oral que se celebra en la Sala VI de la Audiencia Provincial de Las Palmas.
Torres Baena ha negado, caso por caso, las acusaciones que han vertido sobre él hasta 38 testigos-víctima a los que se ha tomado declaración durante la instrucción de la causa. ''Probablemente tenga su explicación, pero ya la daré en su momento“, ha reiterado a cada pregunta del fiscal Pedro Jimeno sobre las razones de los denunciantes, tras negar los hechos que se le imputan.
El principal acusado de la trama ha aprovechado su última intervención de la mañana, tras más de cuatro horas de declaración, para definir las líneas de lo que ha calificado como un “complot” orquestado por ex alumnos de su gimnasio. “He dedicado ocho horas diarias a estudiar el sumario y no tiene ni pies ni cabeza, alguien ha programado esto contra mí, es una trama para hundirme porque tenía el monopolio de la actividad deportiva”, ha defendido Torres Baena, para quien el Ministerio Público pide 303 años de prisión. ''Cualquier persona que investigue se da cuenta de que hay versiones y versiones, si lee las declaraciones (de los testigos) se dará cuenta de que su fiabilidad es absolutamente cero“, ha añadido.
Su defensa ha aportado a la instrucción la denuncia que presentó tres días antes de un campeonato regional contra un club formado por ex alumnos suyos por una “inscripción irregular”. Un hecho que, según Torres Baena, está detrás de las denuncias presentadas contra él y los otros tres procesados (María José González, Ivonne González y Juan Luis Benitez). ''Es todo muy sospechoso“, ha sentenciado en su alegato final, en el que también ha señalado la indemnización de unos 2 millones de euros que podrían llegar a cobrar los denunciantes como una de las ”motivaciones“ a la hora de declarar en su contra.
Torres Baena, que se ha mostrado en algunos momentos desafiante ante las preguntas del fiscal, ha reconocido que se sintió “hundido” tras ser detenido en febrero de 2010 y “completamente destrozado” cuando mentaron a su hijo en los medios de comunicación tras alzarse el secreto de sumario. En su exposición ha arremetido contra este altavoz mediático. “No entiendo como siguen apareciendo imágenes mías todos los días en televisión. Me parece un agravio. Cuando me acusan de lo que me acusan me entra un shock impresionante, no comprendo nada”, ha apostillado.
El acusado ha emplazado a la defensa de su abogado tras la toma de declaración de los testigos-víctima para profundizar en esta teoría de la conspiración de la que, aseguró, solo ha contado “la punta”.
Interrogatorio del fiscal
El fiscal Pedro Jimeno dividió su interrogatorio a Torres Baena en dos partes. En la primera, inquirió al procesado sobre su formación académica, la creación de la Asociación Deportiva Canarias 81, el papel desempeñado por su ex mujer en la escuela y aspectos relacionados con la práctica deportiva, las cualidades de los alumnos que recibía y los valores que transmitía. El presidente del Tribunal, Emilio Moya Valdés, llegó a interrumpir al representante del Ministerio Público para que se centrara en los hechos que se juzgan. ''Pueden parecer preguntas ridículas, pero tienen su razón de ser“, contestó Jimeno.
Despúes de disertar, en respuestas profusas, sobre la incidencia de la antropometría en el rendimiento de los karatecas o de los tipos de inteligencia de los jugadores del FC Barcelona (la emocional de Puyol, la racional de Xavi y la física de Messi), Torres Baena negó que impartiera a sus alumnos charlas de orientación sexual y que les incitara a mantener relaciones para mejorar su rendimiento deportivo. ''Si yo hubiera dicho eso, habría sido un mentiroso“, subrayó.
Sobre las concentraciones en el chalet de la playa de Vargas, en el municipio grancanario de Agüimes, el principal acusado del caso remarcó que el cuidado “era enorme” para evitar el consumo de drogas o las relaciones sexuales entre los alumnos: “Estaban advertidos, pero no puedo entrar en la habitación de nadie para ver lo que ha hecho. Cuando hacemos actividades de este tipo, faltan balcones para irse de habitación en habitación”.
En la segunda parte del interrogatorio, Jimeno cuestionó a Torres Baena sobre la veracidad de los testimonios de más de una treintena de testigos. El profesor procesado negó que tanto él como los otros tres imputados mantuvieran relaciones sexuales con menores en su residencia o en lo que llamó “el cuarto de los materiales”, que aparece en los testimonios de la instrucción. ''Yo me entero de las relaciones cuando leo el sumario y cuando me interroga el juez“, terció Torres Baena, que también defendió a María José e Ivonne ante estas acusaciones: ''No me consta, ni me lo creo y, de ser así, no lo hubiera permitido”.