La Unidad Militar de Emergencias (UME) realizará un simulacro, en el que participarán más de 1.500 personas, de un terremoto en Gran Canaria seguido de una erupción en Tenerife para poner a prueba los protocolos de coordinación y mejorarlos si fuese necesario.
El consejero de Seguridad del Gobierno de Canarias, Julio Pérez, y jefe de la Unidad Militar de Emergencias (UME), el teniente general Luis Manuel Martínez, han explicado este jueves en rueda de prensa los detalles del simulacro, que se llevará a cabo entre el 21 y 26 de marzo de 2020 en las dos islas capitalinas.
El simulacro comenzará con un movimiento sísmico en Gran Canaria, donde se registrará una sacudida muy potente y numerosos heridos y algunos fallecidos, así como daños muy graves en edificaciones y numerosos deslizamientos de ladera.
Ante esta situación, el plan especial de riesgo sísmico se colocaría en el nivel 2 de emergencia y el plan territorial de Protección Civil en el mismo nivel, por lo que la UME tendría que cooperar con el Gobierno de Canarias, que dirigiría este suceso.
Al poco de producirse este movimiento sísmico, en Tenerife, concretamente en Güímar, se detectaría una elevación repentina de dióxido sulfúrico y dióxido de carbono en Tenerife, donde los datos de la red GPS e imágenes de satélite indican deformaciones muy notables en el terreno.
Por lo tanto, el semáforo volcánico de información a la población se situaría en naranja al tratarse de una erupción inminente y el plan especial de riesgo volcánico de Canarias pasaría a situación de alerta máxima.
Una vez producida la erupción en Tenerife, comenzaría una fase explosiva y una columna eruptiva de dos a tres kilómetros de altura y columnas de lava, deslizamientos de ladera, desprendimientos rocosos e incendios forestales.
El semáforo volcánico se situaría en rojo y el plan especial de riesgo volcánico de Canarias pasaría a situación operativa dos, por lo que, una vez valorada la situación en ambas islas y tras evaluar el nivel de daños, el Gobierno propondría al Ministerio del Interior que declare la situación de emergencia de interés nacional de los planes especiales de riesgo sísmico y volcánico.
Según ha precisado el representante de la UME, se trata de un ejercicio que se lleva a cabo cada año y que le permite estar en las condiciones idóneas para dar una respuesta inmediata en la dirección de una emergencia de interés nacional.
La UME planifica, programa y dirige este ejercicio combinado que servirá de adiestramiento en la transición de la dirección de la crisis desde el nivel dos al nivel tres, además de para gestionar la propia crisis, en coordinación con otros organismos, como el Gobierno de Canarias.
El consejero de Seguridad del Gobierno de Canarias, Julio Pérez, ha afirmado que “el peor enemigo de la emergencia es la improvisación” y ha destacado la importancia de que la población aprenda a convivir con erupciones y terremotos, como ya han hecho algunas generaciones con Teneguía o Chinyero.
Por su parte, el jefe de la UME, el teniente general Luis Manuel Martínez, ha resaltado la necesidad de entrenar y adiestrarse para que “todo salga bien” dentro de unos protocolos de coordinación que deben de ponerse a prueba para ser mejorados.
Este simulacro, según el teniente general, pretende detectar problemas de coordinación y poner a prueba la asistencia sanitaria, los rescates, la actuación ante riesgos medioambientales y patrimoniales y el traslado de personas con discapacidad de residencias y hospitales.
Asimismo, es una prueba de gestión de la información a los medios de comunicación, pues, ante estos sucesos, es importante informar de forma honesta en todo momento y no alarmar, ha agregado el jefe de la UME.