El Ministerio de Sanidad ha reportado el grado de penetración de la variante B.1.1.7, detectada por primera vez en Reino Unido, en Canarias. El resultado es que esta cepa ya causa el 88,4% de los casos de coronavirus en el Archipiélago, un valor que se asemeja mucho al notificado por el resto de comunidades.
Según las últimas cifras, hay ocho autonomías donde la variante B.1.1.7 acumula más del 90% de los contagios diagnosticados. Son Asturias (98,8%), Extremadura (97,7%), Navarra (96,1%), Andalucía (96%), Cantabria (95%), Castilla y León (93,5%), País Vasco (91,1%) y Galicia (90,3%). Por debajo están la Comunidad Valenciana (88,7%), Canarias (88,4%), Melilla (85,6%), Murcia (84,4%), La Rioja (82,6%), Madrid (79,8%), Cataluña (78,7%), Castilla-La Mancha (78,6%), Baleares (77,8%) y Aragón (74,2%).
Esta cepa se ha vuelto predominante en España de forma meteórica. A principios de año, casi ninguna región contabilizaba más de un 10% de la misma, justo en las fechas en las que el país estaba sufriendo una tercera ola del virus tras las fiestas navideñas. Las semanas posteriores, en las que comenzó a frenarse la tasa de contagios, se pudo apreciar una doble curva: la de incidencia, que fue doblegada gracias a las duras medidas de protección implantadas; y la de la variante B.1.1.7, que poco a poco ha ido consolidándose y dominando la transmisión del coronavirus en todo el Estado.
Este es el resultado de una cepa más contagiosa, como apunta el Ministerio de Sanidad, y a la que le resulta más fácil infectar. María del Mar Tavío, catedrática en Microbiología por la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC), explica que esta variante es más transmisible porque, entre otras cosas, necesita menos partículas infecciosas para contagiar. “Es una evolución usual en los virus, que se van adaptando al huésped”, agrega.
Los expertos consultados señalan que aún es muy pronto para atribuir el impacto de la cepa británica a cualquier realidad epidemiológica en Canarias. Es cierto que llaman la atención los casos de Lanzarote y Fuerteventura, que sufrieron un aumento exponencial de la incidencia (sobre todo la isla conejera) este año. Pero por el momento solo son hipótesis. “Habría que analizarlo muy bien porque no ha aumentado la letalidad, por ejemplo”, apunta Lluís Serra, catedrático en Medicina Preventiva y Salud Pública por la ULPGC y portavoz del comité científico que asesora al Gobierno de Canarias.
Los datos de la evolución de la epidemia en el Archipiélago nos ofrecen varias cosas. A pesar de que hay varios estudios que atribuyen a la cepa B.1.1.7 una mayor mortalidad (otros, publicados por la revista The Lancet, sugieren que no es así), eso no se ha visto en las Islas. Si nos vamos a las cifras del Instituto de Salud Carlos III (ISCIII), que registra valores consolidados hasta el 11 de abril, vemos que el número de fallecidos con coronavirus en Canarias ha ido cayendo. De hecho, en la semana del 5 al 11 de abril, se notificaron nueve decesos a causa del virus, el registro más bajo de todo el año.
Y esto no se ha producido debido a que la transmisión de la COVID-19 en Canarias esté en mínimos. La situación y la tendencia es prácticamente la misma. La curva del Archipiélago, que en estos momentos es de 140,35 casos por 100.000 habitantes en los últimos 14 días, sube y baja constantemente, sin sufrir descensos o ascensos pronunciados. No obstante, sí es verdad que las islas más pobladas, Gran Canaria y Tenerife, han tardado (y están tardando, porque todavía es pronto para sacar algo en claro de los datos de los últimos días) más de lo normal en rebajar la tasa de infectados bajo el nivel de alerta 3.
Lo importante, y esto Sanidad lo recalca en varios informes, es que la variante británica se puede contener con las restricciones que se han aplicado durante toda la pandemia. “Las observaciones realizadas hasta el momento en España y otros países [Reino Unido e Israel, entre otros muchos] indican que las medidas de prevención y control de la enfermedad son eficaces y logran reducir las tasas de incidencia a pesar de la generalización de esta variante”. Y también cuenta con una “ligera” reducción de efectividad vacunal. No como la cepa B.1351, descubierta en Sudáfrica, y la P.1, en Brasil, que sí presentan una “reducción significativa de la efectividad de algunas vacunas”.
“Lo que dicen muchos virólogos es que para cualquiera de las variantes es mejor estar vacunado que no, y por otro lado ninguna tiene una eficacia del 100%, pero es verdad que la británica es ahora la mayoritaria aquí. Se ha impuesto debido a que es más transmisible, y responde como nosotros queremos frente a las vacunas”, ha dicho Fernando González Candelas, catedrático de Genética de la Universidad de Valencia e investigador de la fundación FISABIO, en un artículo en elDiario.es.
Canarias detectó un caso de la variante sudafricana a finales de enero y otros nueve de la brasileña en febrero. Hasta el momento, según apunta el jefe del servicio de Microbiología del Hospital Universitario Nuestra Señora de la Candelaria, Óscar Díez, no se han diagnosticado más. Eso sí, “hay casos sospechosos” que se están estudiando. España mantiene vetados los vuelos procedentes de Sudáfrica y Brasil desde hace más de dos meses.
Mientras tanto, y con la convicción de que las mutaciones del SARS-CoV-2 van a seguir produciéndose, María del Mar Tavío pide un acelerón en la campaña de inmunización a nivel global para que una variante más agresiva que eluda las vacunas no trastoque los planes de control de la pandemia. Candelas, por su parte, es optimista respecto a la capacidad de modificar los sueros para generar una respuesta óptima ante futuras cepas. “Puede ser que vayamos a tener una vacunación periódica, como ocurre con la gripe, no es seguro, pero puede pasar. Además, es que todas las empresas están buscando ya cómo modificar sus vacunas para este fin”, remacha.