Victoria Rosell: “Los bulos sobre denuncias falsas están contribuyendo al silencio de las víctimas y amparan a los agresores”

La delegada del Gobierno contra la Violencia de Género, Victoria Rosell.

Jennifer Jiménez

Las Palmas de Gran Canaria —
24 de noviembre de 2020 23:07 h

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Un 80% de la violencia sexual se encuentra oculta. Así, lo reflejó la Macroencuesta de Violencia contra la Mujer publicada por el Ministerio de Igualdad recientemente. Las víctimas no denuncian por miedo, por vergüenza y por distintos factores. Por ello, la delegada del Gobierno contra la Violencia de Género, Victoria Rosell, sostiene que “los bulos sobre denuncias falsas están contribuyendo al silencio de las víctimas y amparando a los agresores”. Las denuncias por violencias machistas están recayendo sobre los hombros de las mujeres y se les juzga por no hacerlo, cuando no todas pueden. Por ello, insiste en que el Estado, tal y como recoge el Convenio de Estambul, tiene la obligación de proteger a las víctimas sin que dependa solo de la denuncia.

En este atípico 25 de Noviembre, Día Internacional contra la Violencia Machista, marcado por una pandemia, Rosell recuerda que además de la COVID existe otra pandemia estructural y sostenida que no puede dejar de cribarse, que es la violencia de género. Para acabar con esta lacra apuesta por aplicar la perspectiva de género en todos los ámbitos, trabajar en la prevención y dar recursos a las mujeres. También subraya que “en esa autopista del feminismo que nos lleva a la igualdad hay mujeres que se incorporan desde otros lugares más discriminados (como ocurre con mujeres trans o migrantes, mucho más las que están en situación irregular) y tiene que haber medidas específicas para ellas”.

41 mujeres han sido asesinadas este año por la violencia machista. La mayoría de ellas por sus parejas, con las que convivían y además no habían interpuesto denuncia previa. ¿Por qué sigue siendo tan difícil poner una denuncia?, ¿cree que aún hay desconfianza en el sistema? Y un poco por ayudar a quien lea esta entrevista: ¿Qué alternativas a la denuncia existen porque a veces se juzga demasiado a la víctima por no denunciar?

Como jueza de carrera me asalta la pregunta de si la víctima de 'la manada' o de una violencia psicológica y acoso sostenido fuera mi hija si habría denunciado por lo caro que se paga a veces denunciar. Creo que el Estado tiene la obligación (y así nos lo dice el Convenio de Estambul) de proteger no dependiendo solo de la denuncia (que en algunas situaciones puede ser peligroso, como en el momento de la separación, el divorcio o el momento en que se rompe la relación). El Estado tiene la obligación de abrir otras puertas como garantizar una alternativa habitacional segura, un Ingreso Mínimo Vital, los estudios a niños y niñas dependientes de esa mujer, que son víctimas de violencia hacia ellos, y que no dependa de esa denuncia que es un medio necesario cuando hay que castigar al agresor, pero no es suficiente. 

En algunas campañas, el Ministerio también ha recordado que otras personas pueden dar la alarma de la violencia de género y que es importante que las mujeres lo cuenten a otras personas.

Insistimos mucho en ello durante el estado de alarma, durante el primer confinamiento, ya que había mujeres encerradas las 24 horas en sus domicilios con sus hijas e hijos a merced del agresor. En ese momento había muchísima violencia de control y psicológica. Efectivamente, la sociedad tiene que ser consciente de que también puede llamar al 016 o al 112 en caso de emergencia y que es muy importante que las mujeres sientan que tienen ese apoyo social y de las instituciones. 

El confinamiento puso de manifiesto un aumento de la violencia machista. Medidas como mascarilla-19 en Canarias y otras muchas del plan del Ministerio han servido para ayudar a estas mujeres. ¿Se siguen intensificando las medidas? ¿Algunas llegaron para quedarse?

Sí, por ejemplo, el teletrabajo de las teleoperadoras del 016 es algo que no se había pensado en más de diez años de este servicio y se volvió esencial. Ya existía el 016 online, la posibilidad de no llamar sino de enviar correo electrónico y aumentó un 500% durante el primer estado de alarma. Esto, por un lado, indica la gravedad de la situación de  mujeres que ni siquiera pueden hacer una llamada desde su casa, pero, por otro lado, la importancia del teletrabajo para estas operadoras que están formadas especialmente en género. Por ello, hubo que reconvertir el contrato durante el primer fin de semana del estado de alarma. 

Las crisis siempre afectan de manera desigual a hombres y mujeres, abocadas a trabajos más precarios. ¿Temen un aumento de la violencia género, ligada a la violencia económica y psicológica?

Es verdad que las mujeres en la anterior crisis sufrimos más precariedad en el empleo, porque es un problema estructural en España y luchar contra esa desigualdad es prevenir violencia de género. Las mujeres necesitan autonomía económica, una vivienda, una alternativa laboral para precisamente salir de la violencia. Son importantes todas las medidas de prevención y en pro de la igualdad, incluida la educación para la igualdad que se dejó bastante en las legislaturas de gobiernos de la derecha y es evidente que tiene impacto directo sobre la violencia. 

Este año, muchas campañas han ido dirigidas a los hombres. ¿Debemos cambiar los medios y la sociedad el foco y hablar más de las masculinidades tóxicas?, ¿Qué planes tiene el Ministerio en este sentido?

El Pacto de Estado contra la Violencia de Género de 2017 precisamente uno de los ejes que no contuvo fue el trabajo con hombres, adolescentes y niños, por supuesto adecuado a su edad. Nos parece muy importante que la violencia de género no sea una cuestión de mujeres, sino de toda la sociedad. Hay que trabajar con los hombres porque si las mujeres deben empoderarse y los hombres perder privilegios ellos tienen que formar parte de este gran pacto social. La estrategia nacional para la erradicación de las violencias machistas que estamos diseñando para los próximos años sí ha de contener esta cuestión.

Este lunes participó en el acto 'Cómo combatir la violencia contra las mujeres y niñas con discapacidad'. ¿Es una violencia aún invisibilizada?, ¿Qué datos se manejan al respecto?

Las mujeres y niñas con discapacidad sufren más violencia de género y tienen mayor prevalencia de la violencia tanto en la pareja como fuera de la pareja. Hay un factor de discriminación que se entrecruza y por eso hablamos de interseccionalidad. En esa autopista del feminismo que nos lleva a la igualdad hay mujeres que se incorporan desde otros lugares más discriminados (como ocurre con mujeres trans o migrantes, mucho más las que están en situación irregular) y tiene que haber medidas específicas respecto a ellas. La Ley de Garantías de Libertad Sexual prevé recursos específicos y el principio de accesibilidad. Por ejemplo, el 016 sí es accesible para mujeres con discapacidad en el habla y audición y en coordinación con CERMI Mujeres, que hacen una gran labor, es una interlocución importantísima porque esa atención específica determinará que puedan acceder a todos los recursos. Las mujeres que tienen una discapacidad superior al 33% sufren más violencia sexual, casi el doble fuera de la pareja que en la pareja y su dependencia puede ser mayor, no solo emocional sino económica y a veces física.

"Las mujeres trans son mujeres y la violencia que se ejerce contra ellas es violencia contra las mujeres"

¿Manejan datos específicos sobre la violencia que sufren las mujeres trans?

Sufren mayor desigualdad y violencia. Con el tema del borrado de mujeres no estoy en absoluto de acuerdo porque para unas mujeres que están claramente más discriminadas, con un 80% del desempleo y mayor violencia contra ellas, su campo de derechos humanos no me quita a mí derechos humanos, nos hace más dignos y mejores como sociedad a todas y todos. Las mujeres trans son mujeres y la violencia que se ejerce contra ellas es violencia contra las mujeres y necesitan recursos específicos atendiendo a su realidad. Me parece que incluso las mujeres trans están demostrando que nosotras las feministas también tenemos que revisar nuestros propios privilegios. Debemos tener en cuenta las interseccionalidades, a las mujeres con discapacidad, a las mujeres migrantes… igual que decimos que si rompemos el techo de cristal en las empresas o en los puestos públicos que no sea que los cristales les caigan encima a las mujeres migrantes, que están debajo soportado los cuidados y algo parecido pasa con las mujeres trans. 

Una de las mujeres asesinadas en Canarias en 2020 tenía más de 78 años. Las mujeres mayores tardan aún más en dar la alarma de que están sufriendo Violencia de Género. ¿Hay algún plan o campaña enfocada a estas mujeres?

Sí, hay servicios específicos para ellas. Las personas mayores detectan menos violencia porque han sido educadas en el machismo y desigualdad. Es verdad que tardan mucho en denunciar o que no se consideran víctimas de una violencia psicológica, sexual y económica. Resulta evidente que sí sufren violencia económica, en esos maridos que consideran que no deben gastarse nada en sí mismas, que deben comprar solo para la casa y ellos sí pueden gastar en sí mismos. Son mujeres que fueron criadas con la concepción de que el sexo con su marido es un deber marital. Sufren violencia, la cuentan menos, la detectan menos y rompen la relación en mucha menor medida. De hecho, un estudio de 2019 de la Delegación del Gobierno contra la Violencia de Género cifraba en 15 años el tiempo que tardaba una mujer con hijos mayores de 18 años en pedir ayuda por estar sufriendo violencia. Lo primero son sus hijos, el qué dirán, la vergüenza... y lo grave es que las sumen en un estado de desigualdad y violencia que ni siquiera ellas verbalizan. Hay que desarrollar planes específicos y hay servicios como Atenpro, que depende de la Delegación del Gobierno, pero está gestionado por Cruz Roja y la Federación Estatal de Municipios que atienden a víctimas de entornos rurales y pequeños y de otros mayores a los que hay que prestar también mucha atención. 

"Vivir con un padre maltratador es un factor de riesgo"

Los menores también sufren directamente la violencia de género. El feminismo y las expertas no dejan de repetir que un maltratador no puede ser un buen padre… ¿En qué cambios trabaja el Gobierno en este sentido para proteger a los menores? 

Hay una enmienda para evitar el uso del síndrome de alienación parental y privar el régimen de comunicación y visitas a los hombres agresores con orden de protección judicial. Esto es esencial porque efectivamente un maltratador no puede ser buen padre porque está transmitiendo unos valores de dominación a la mujer de desprecio y humillación que aunque no maltrate directamente a sus hijos son víctimas de violencia. Tiene que primar el interés superior del menor y educarte en un mundo agresivo y violento contra las mujeres determina también tu propio daño. Hay un estudio muy interesante de la Delegación con la UCM entre adolescentes de 14 a 18 años que dice que casi el 25% conoce que su madre vive en una relación de pareja con un hombre que ejerce violencia hacia ella y más del 77% de ellos se consideran víctimas directas de la Violencia de Género. Están aprendiendo unos roles violentos que no desean y les crea un nivel de exposición que incrementa el riesgo de que lo reproduzcan, aunque no los determina. Tampoco hay que estigmatizar a los menores que sufren violencia; son adolescentes que sufren mucho dolor, pero son capaces en casi en el 70% de salir de ese daño. Sin embargo, es verdad que multiplica casi por tres que las chicas sufran abusos sexuales desde la infancia y genera problemas de bienestar y en su desarrollo, problemas de salud, de autoestima, académicos… que determinan su futuro. Así que vivir con un padre maltratador es un factor de riesgo. 

¿Habrá cambios para reconocer como víctimas de violencia de género a las mujeres más allá del ámbito de la pareja o expareja?

Ese es el objetivo principal de la Ley Orgánica de Garantía de la Libertad Sexual, es decir, amparar a todas las mujeres que sufren violencia por razón de género y que señalaba el Convenio de Estambul. Ese principal cambio va a suponer una revolución tanto legislativa como gubernativa o presupuestaria porque hay que dar las mismas garantías y protección integral de prevención, atención y reparación a todas las víctimas. Yo como jueza en los juzgados he tenido más posibilidad de atención integral con la ley 1/2004 a una víctima de amenazas en la pareja que una víctima de violación fuera de la pareja. 

"El 82% de los agresores son conocidos y el 59% de las violaciones suceden en una casa"

En la macroencuesta también se señalaba que la mayoría de las agresiones sexuales son cometidas por un conocido…

Eso apoya mucho todo el diagnóstico que se hizo con la Ley de Violencia Sexual. Si el 18,8% de las violaciones han sido cometidas por desconocidos, casi el 82% son cometidas por conocidos y cuando planteamos una ley que dice que prevé alternativas habitacionales, movilidad laboral, rutas de protección… nos dicen ¿pero por qué? Pues porque los datos te dicen que el 82% de los agresores son conocidos y el 59% de las violaciones suceden en una casa, ya sea la de la víctima, la del agresor o de un tercero. Por tanto, ese imaginario colectivo de que la violación sucede en descampados y que además centra la culpa en las mujeres se rompe. Resulta que en un 21% son familiares y que la mayoría de las veces sucede en casa y más aún en los abusos sexuales infantiles, que suceden en los sitios en los que creemos que los niños están protegidos. Cuando conoces estos datos es evidente que tenemos que tomar las medidas; no solo castigar al agresor una vez que se ha producido el delito sino prevenir y atender. 

Cuando presentó los datos de la Macroencuesta de Violencia de Género, llamó mucho la atención que señaló que “es letal hablar de denuncias falsas cuando el 80% de la violencia sexual está oculta”

Ese dato es brutal, en la violencia sexual el 11,1% se denuncia, solo el 8% por la propia mujer. En cualquier caso, casi el 90% de la violencia sexual es oculta y las principales razones son la vergüenza, el miedo al agresor, a que no la crean o que era menor cuando se produjeron los hechos. Por eso yo decía que las personas que abonan los bulos de las denuncias falsas están contribuyendo a ese silencio, están amparando a los agresores y encubriendo una violencia que está demostrada en la macroencuesta. 

La denuncia de la víctima de 'la manada' y su caso abrió un camino...

Esa agresión tan brutal, igual que la de 'la manada' de Manresa, que fue bajo sumisión química y sufrió violaciones cuando no podía decir que no, pero tampoco podía decir que sí porque estaba en estado de inconsciencia, ambas han determinado las soluciones legales que hacían falta. Las mujeres no son objeto de derecho, son sujetos de derecho y creo que ambos casos han despertado a la sociedad y han puesto de manifiesto que la violencia sexual no solo está oculta sino que cuando se revela y sale a la luz se paga muy caro. 

La derecha habla muchas veces de endurecer penas, pero las expertas hablan de que todo avance en este sentido pasa por mejorar la educación y erradicar estereotipos de género y patrones que se siguen viviendo en la adolescencia y en las escuelas… 

Las penas se imponen cuando ya se ha cometido el hecho delictivo. Cuando ya atiendes a una mujer destrozada es cuando entra el ámbito penal que además individualiza mucho al hombre porque las penas se ponen a uno solo. El incremento de penas sin una educación previa, sin una atención previa o simultánea en el apoyo social y a su recuperación queda coja. Hay que actuar mucho antes. También hay que educar, porque cuando se abandona la educación afectivo sexual, los niños se educan con un porno cada vez más violento. 

En este 25N también es importante recordar a las víctimas de trata y de explotación sexual. En plena pandemia vemos como siguen abriendo locales donde se encubre esta explotación. ¿Qué medidas hay pensadas para estas mujeres? ¿Se reforzará la lucha contra el proxenetismo?

Por primera vez se va a luchar contra la industria del proxenetismo, esto es una brecha que se abre en este sistema de explotación sexual y es muy importante. No puedes cerrar los clubes sin dar una alternativa, sin dar inserción sociolaboral a estas mujeres y a sus hijos e hijas. Las víctimas de trata son las mujeres más devastadas que he visto en toda mi vida porque son auténticas esclavas sexuales y en todos los ámbitos. Hay un compromiso del Gobierno que es la Ley Integral contra la Trata y penar la tercería locativa, que es el tercero que presta un local (que puede ser un piso también) y que se está enriqueciendo con la explotación sexual ajena. Eso es una hipocresía social con la que hay que terminar. La prostitución y la explotaión sexual ajena no puede ser un negocio para terceros. 

Como jueza que ha aplicado la perspectiva de género en sus sentencias, ¿cree que aunque se están dando avances aún hay que trabajar por mejorar la formación en este ámbito de la judicatura? 

En la judicatura, en la Fiscalía, en la abogacía, en las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad, en la Educación, en el sector sanitario, donde es esencial la detección de violencias y que ahora estemos en exclusiva en modo COVID luchando contra esta pandemia… Hay otra pandemia más estructural y sostenida que no puede dejar de cribarse, esto llevamos diciéndolo desde el principio del estado de alarma.  A la vía policial y judicial acude el 21,7% de las mujeres y a la sanitaria, sin presentar denuncia, el 37%. Entonces, la perspectiva de género es esencial porque si decimos que el 57,3% de las españolas hemos sufrido algún tipo de violencia machista a lo largo de nuestra vida, pues cuando estás dando clase o atendiendo a una paciente puedes estar delante de una mujer que lo ha sufrido y ese enfoque es esencial para salir de la violencia. 

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