La imagen de la Virgen de Guadalupe, patrona de La Gomera, visitará con motivo de las fiestas lustrales dos colegios del municipio de Valle Gran Rey (gobernado por la Agrupación Socialista Gomera de Casimiro Curbelo). Así lo anuncia el Ayuntamiento en su programa de actos, donde indica que el próximo lunes día 6 de noviembre, la imagen de esta virgen “visitará a los alumnos del CEO Nereida Díaz Abreu, a las 10:00 horas” y al día siguiente “será el turno de la visita de los alumnos y alumnas del colegio el Retamal a la imagen de la Virgen”. Se trata de una actividad que se realiza en centros educativos públicos en el contexto de un Estado aconfesional, donde aún se percibe la sombra de la religión católica en la enseñanza.
Desde el consistorio explican que cada vez que la virgen visita Valle Gran Rey por las Fiestas Lustrales se realiza este paso por los colegios, “por lo que no es la primera vez”. Las mismas fuentes añaden que “se envía autorización a los padres, porque sólo se cuenta con aquellos niños que llevan la autorización firmada, ya que hay muchos que son de otras religiones o no creyentes y no participan en la actividad”. Desde la Consejería de Educación del Gobierno de Canarias, de la que son competencia estos centros, señalan que la actividad ha sido debatida y aprobada en los consejos escolares de dichos colegios y apelan a la autonomía de los centros.
Pese a que se trata de un caso llamativo; la imagen de una virgen visitando un colegio, la Educación Pública sigue cargada de huellas del catolicismo que se han ‘normalizado’ o interiorizado a lo largo de los años. Desde procesiones infantiles en centros de Andalucía durante la Semana Santa a escenificar el Belén en Navidad en colegios de toda España, entre otras. El profesor de Historia Antigua en la ULPGC y especialista en el campo de Historia de las Religiones Israel Campos explica a este periódico que en ocasiones se “disfraza” de tradición determinadas cuestiones que tienen que ver con la religión católica, pero la Educación no puede tomar partido por ninguna de las religiones. Destaca que una tradición con componente religioso debe quedar fuera de la Educación Pública y que las autoridades, en este caso la Consejería de Educación, debería ser la garante de ello, no dejarlo al albur de los propios centros.
Campos recuerda que vivimos en un estado aconfesional y que el derecho a la libertad religiosa lo que garantiza es que a nadie se le pueda impedir manifestar su fe, unas manifestaciones que deben quedar suscritas a los espacios para ello. En este caso, destaca que “un colegio público no puede permitir una invasión a los sentimientos religiosos de las otras personas” y recuerda que en los centros de Canarias hay cada vez una mayor presencia de alumnado de otras religiones a quienes no se pregunta. “¿Por qué tienen que hacer otra actividad cuando se va a realizar algo que no está dentro del currículum educativo?”, se cuestiona.
Aarón Rodríguez, consejero en el Cabildo de esta isla por Iniciativa por La Gomera, explica que desde su formación se defiende “que en los centros educativos públicos, la estructura y el espacio que tienen deben ser neutrales en lo que se refiere al carácter aconfesional del Estado” y cree que “incluso que deberíamos avanzar hacia la laicidad porque es un espacio sensible donde se enseña y se educa a los niños y niñas”.
La formación considera que este tipo de actividades programadas desde un Ayuntamiento no son “adecuadas”. “No nos parece que contribuyan a respetar las creencias y diversidad de todos y todas, entre quienes creen en distintas confesiones religiosas o de quienes no creen”, explica Rodríguez. Insiste en que “por supuesto, respetamos que en el horario extraescolar las familias que así lo deseen acudan a los templos o ritos religiosos que consideren más oportunos”, pero remarca que lo que no procede es que “en horario escolar se realice una actividad de carácter religioso que sea predominante”.
El consejero ha preguntado al Ayuntamiento y remarca que se le ha asegurado que la imagen no va a entrar dentro del centro, pero “lo cierto es que se organiza una actividad en horario lectivo con los escolares para sacarlos del centro y ver la imagen mientras pasa de visita y no es procedente”. “El respeto y el culto que podamos tener a la Virgen de Guadalupe o a otras imágenes debe quedar para la esfera personal y privada fuera del tiempo lectivo, fuera del espacio de los centros educativos, hay otros lugares y otros foros y eso garantiza una sociedad en la que se respeten las creencias de todas las personas y sobre todo donde el Estado tenga un rol que se base en cumplir la Ley”, indica.
La aún presente asignatura de religión
Israel Campos, por su parte, también cita al catedrático de la Universidad de La Laguna (ULL) Francisco Díez de Velasco que ha desarrollado en diferentes publicaciones la necesidad de caminar hacia una educación en Historia de las religiones y no en la asignatura de Religión tal y como está concebida actualmente en el currículum educativo. De hecho, en la última Ley Educativa, la Lomloe, se trata de una asignatura que será de “oferta obligatoria” para los centros y “de carácter voluntario para los alumnos y alumnas”, aunque introdujo cambios como que no cuente para nota media, como había introducido una anterior norma del PP. Además, se establece que la determinación del correspondiente currículum o contenidos educativos de esta materia “será competencia de la jerarquía eclesiástica”. Para ser docente de esta materia, actualmente es necesario tener además de una carrera de Magisterio, la “declaración Eclesiástica de Idoneidad (DEI)” otorgada por la Diócesis además de contar con la recomendación del obispo.
El profesor de Historia de la ULPGC remarca que las relaciones entre el Estado y la Santa Sede es una cuestión que ningún Gobierno se atreve a tocar tras el concordato ratificado en los años 70 en los que se acordaron cuestiones como mantener esta materia de Religión en las escuelas públicas. Se trata de una materia, no obstante, que pierde peso entre el alumnado español según datos de la propia Comisión Episcopal para la Educación y Cultura, que remarcó en abril de este año que el alumnado que escoge esta materia ha caído hasta el 52% en el conjunto de España.
En su publicación La enseñanza de las religiones en la Escuela en España, el catedrático Francisco Díez de Velasco concluía que estudiar religiones sí que debe tener cabida en la escuela sobre todo en un mundo globalizado y tendente a la multirreligiosidad. No obstante, añadía que su inclusión en España ha resultado “un proceso conflictivo, reactivo y marcado por problemas para el diseño y puesta en práctica”. Destaca en esa investigación que “ese tipo de enseñanza, si se plantea no como una alternativa, sino en el contexto de un aula integrada y no segregada, quizá no en todos los cursos (sino en uno o dos al final de la Primaria y de la Secundaria Obligatoria y en el Bachillerato), y se preparase adecuadamente a los profesores que la impartiesen, resultaría una formación verdaderamente útil y necesaria. Pero para ello sería necesario un replanteamiento del papel de la enseñanza confesional y no confesional de la religión en la Escuela en España; es decir, repensar nuestra historia educativa desde la Transición y hasta más atrás.