La asignatura de Religión católica continúa perdiendo alumnos, a pesar del impulso que trató de darle la Lomce en el currículum educativo y de que el sueldo de los docentes que paga el Estado batió su récord en 2021, con 115 millones de euros.
En Educación Primaria el número de estudiantes se sitúa en mínimos históricos. La cantidad de alumnos que escogen esta materia ha pasado del 83% en el curso 2000/01 al 61,2%, según los últimos datos del Ministerio de Educación que corresponden al periodo escolar 2019/20. No parece que la tendencia se vaya a revertir en los próximos años, ya que con la nueva ley de educación (Lomloe) esta disciplina perderá importancia.
La Conferencia Episcopal Española (CEE) también ha advertido la caída de alumnos de Religión a mínimos históricos. Según las estadísticas elaboradas por los obispos, en el curso 2000/01 el 78,4% de los alumnos se decantaban por estudiar esta materia frente al 59,85% que han contabilizado en 2021/22.
Por primera vez en más de 20 años las cifras oficiales de la jerarquía eclesiástica constatan que el total de alumnos que cursa esta disciplina en Infantil, Primaria, Secundaria y Bachillerato baja del 60%. Para Fernando Villalba, responsable de política educativa del sindicato Stes, la pérdida de alumnos coincide con “un proceso claro de secularización en la sociedad” que ha provocado que “poco a poco se vaya reduciendo la demanda de Religión a lo largo de los años”.
Los obispos registran un mínimo histórico
La tendencia detectada por el Ministerio de Educación y la Conferencia Episcopal contrasta con la evolución de la financiación que el Gobierno central destina a pagar el sueldo de docentes de Religión en los cursos de Infantil y Primaria. Mientras los obispos calculaban que el número de inscritos se reduce anualmente, Educación destinaba una cantidad récord (115,9 millones de euros) para abonar los salarios de estos profesores.
Esta cifra es la más elevada desembolsada por el Ejecutivo central en los últimos diez años, a pesar de que en este periodo no solo se ha reducido el número de alumnos, también lo ha hecho el de profesores que dependen del Gobierno central: se ha pasado de 3.271 docentes (en el curso 2011/12) a 2.827 (2021/22). El número de horas impartidas y financiadas por el Ministerio evoluciona de la misma manera: se han dado 9.760 horas menos de clase de Religión, si se comparan los datos de 2012/13 y los del último periodo escolar.
El Ministerio de Educación afronta estas retribuciones porque tiene competencias para contratar a los maestros que no pertenecen a los cuerpos de funcionarios docentes y que imparten formación de las confesiones católica, evangélica e islámica en centros públicos de Educación Infantil y Primaria en Andalucía, Aragón, Cantabria y Canarias, así como de todos los niveles educativos de Ceuta y Melilla. El 95% de los docentes cuyo salario financia el Estado imparten religión católica.
La estadística de los obispos es la única que aporta una aproximación concreta sobre el porcentaje total de alumnos que estudian Religión. El Ministerio de Educación publica un desglose con el porcentaje de estudiantes que cursan esta asignatura siempre dividido en Educación Primaria, ESO y Bachillerato. Para computar estas cifras, la Subdirección General de Estadística y Estudios del Ministerio centraliza los datos que los servicios estadísticos de las consejerías educativas de las comunidades autónomas envían a Educación.
Por su parte, la Conferencia Episcopal elabora sus estadísticas recopilando los datos procedentes de las delegaciones de enseñanza de las diócesis con las que cuenta esta organización. El número de sedes que facilitan la imformación oscila entre las 59 que lo hicieron en el curso 2011/12 y las 69 –todas las que existen– que lo realizaron en 2021/22. Las últimas cifras hacen referencia a la suma de datos de 18.043 centros públicos, concertados y privados; esta cantidad no corresponde “a la totalidad de los centros educativos de las comunidades autónomas, pero sin duda es una mayoría significativa”, aseveran los obispos.
A pesar de la pérdida anual de alumnos, la valoración realizada por la CEE se limitó a evaluar “muy positivamente que más de tres millones de alumnos y alumnas” cursen “la enseñanza de Religión”. “Se trata de cifras significativas que hay que considerar en el marco de una sociedad diversa de creciente pluralidad cultural y religiosa”, destacó la jerarquía eclesiástica.
Como recuerda el presidente de la asociación de directores de centros públicos Adimad, Esteban Álvarez, los docentes que imparten esta asignatura “no pasan una oposición”, es decir, “no los elige la administración”, porque “vienen designados por el Obispado”.
Educación tampoco cuenta con datos sobre los alumnos de Infantil matriculados en esta asignatura. Por lo tanto, el mejor acercamiento a este nivel educativo únicamente se puede realizar con las cifras de la Conferencia Episcopal, donde también se refleja una caída de estudiantes. Los cálculos de las diócesis españolas concluyen que si en el curso 2011/12 el 72,4% de los niños que cursaban esta primera etapa educativa estudiaban Religión, en el periodo escolar que ha terminado en junio ese porcentaje se reduce al 59,21%.
Brecha público-privada
Según las cifras de los obispos, en el curso que acaba de terminar 3,1 millones de jóvenes se matricularon en Religión católica. Para calcular esa cifra tienen en cuenta que 531.487 estudiantes se inscribieron en Infantil; 1,4 millones lo cursaron en Primaria; 964.181, en Secundaria y 208.691, en Bachillerato.
Teniendo en cuenta estas cifras, Primaria acoge al mayor número de estudiantes que cursan esta materia. En este nivel educativo, la brecha entre los estudiantes de la enseñanza pública y aquella que cuenta con fondos privados ha ido aumentando con el paso del tiempo. El porcentaje de alumnos que cursan Religión en colegios públicos ha caído anualmente pasando del 80,2% al 50,8% entre los cursos 2000/01 y 2019/20. En los centros privados que cuentan con algún tipo de concierto con la administración, la evolución de los alumnos que eligen estudiar esta disciplina también se ha reducido ligeramente, aunque en estos diez años se ha mantenido alrededor del 80%.
La desvinculación de la enseñanza religiosa en este nivel educativo es muy homogénea en todo el país. En todas las comunidades se ha reducido la matriculación, llegando a disminuir el número de estudiantes en un 27% en Baleares. Las ciudades autónomas, Ceuta y Melilla, que comparten frontera con Marruecos, también han registrado una dinámica negativa para la Conferencia Episcopal.
La Lomce revivió la Religión en las aulas
La tendencia en Secundaria y Bachillerato ha sido alterada por la Lomce. En Educación Secundaria el pico con el menor número de escolares que se decantaron por esta asignatura (50%) se alcanzó en el curso en el que entró en vigor la ley de educación promovida por el Gobierno de Mariano Rajoy (PP). Esta norma impulsó el estudio de Religión católica en las aulas de la ESO, consiguiendo que su elección aumentara diez puntos (60%) en cuatro cursos. La evolución del alumnado ha pasado del 63% en el curso 2000/01 al 57,8% en el periodo 2019/20, de acuerdo a las estadísticas del departamento de Pilar Alegría.
La evolución de la Religión en Bachillerato es parecida a la que ha mantenido esta disciplina en Secundaria. Como la Lomce estipuló que su nota media condiciona el acceso a la universidad, el porcentaje de alumnos aumentó tres puntos. Sin embargo, a pesar de la relevancia que le otorgó la norma educativa del PP, la asignatura no ha conseguido acercarse a las cifras que tenía hace veinte años. Si en el curso 2001/02 marcó su máximo con el 55% de los estudiantes de esta enseñanza no obligatoria, en el último periodo escolar del que hay estadísticas oficiales (2019/20) la cifra se queda en el 36,3%.
La Lomce impulsó la Religión porque desde su entrada en vigor contaba para la nota media, una modificación normativa que tiene implicaciones a la hora de solicitar una beca. En Secundaria este cambio legislativo contribuyó a que la elección de esta disciplina pasara del 50% en el curso 2014/15 al 60% cuatro años después. Este incremento tuvo un gran impacto en los institutos públicos y en los colegios privados que no cuentan con conciertos. Los centros estatales registraron un crecimiento de demanda que evolucionó del 35,6% al 47,7% en cuatro cursos.
“Notamos un aumento”, reconoce el presidente de la asociación de directores de centros públicos Adimad, que recuerda que esta materia “influía para todo” en el currículum educativo. “Era una asignatura más, al mismo nivel que Lengua o Matemáticas”, añade. Además, detalla que “normalmente con trabajos y alguna exposición, como tenía un temario con muy poco contenido, se conseguían notas muy altas”.
En los centros que no dependen de fondos públicos bastó un único curso con la Lomce en vigor para que las inscripciones de Religión en la ESO aumentasen diez puntos. Sin embargo, en los colegios concertados no se registraron grandes cambios porque en estas aulas la Religión ya era antes de la Lomce la opción mayoritaria (79%).
En Bachillerato la ley educativa del PP también 'salvó' a la Religión, sobre todo en los centros públicos. En esta última etapa postobligatoria, cuya nota media condiciona el acceso a la universidad, la asignatura estaba incluida en un paquete amplio de optativas más exigentes tradicionalmente, como Dibujo Técnico o Francés. “En 2º de Bachillerato es mucho más fácil sacar buena nota e incluso sobresaliente en Religión que en Matemáticas”, apunta Álvarez, que también estima una bajada de estudiantes con la entrada en vigor de la Lomloe.
En los últimos años de la LOE, la normativa que precedió a la Lomce, se estancó su demanda en Bachillerato (alrededor del 20%) en los institutos públicos. Actualmente, ha conseguido remontar diez puntos y situarse en torno al 30% de estudiantes que cursan esta asignatura en los últimos años en centros públicos. Llama la atención que frente al aumento de alumnos en los centros públicos, en los privados y concertados la Lomce no ha servido para frenar la pérdida de alumnos, a pesar de que influye en la media de la Evau.
El futuro de esta asignatura en los centros educativos no se presenta muy prometedor. La entrada en vigor de la ley educativa impulsada por el Gobierno de Pedro Sánchez, la Lomloe, provocará que la Religión pierda peso en el currículum educativo, ya que dejará de de ser computable para la nota media en el Bachillerato y, además, ya no tendrá asignatura alternativa.