Francisca Martín y Teresa Trujillo son mujeres que quieren vivir su vejez de forma activa. Buscan romper el concepto de que al llegar la jubilación no se puede continuar contribuyendo a la sociedad. “La esperanza de vida ya se sitúa en 80 años y si te jubilas sobre los 65, te quedan muchos años de vida por delante”. Por ello, ambas luchan por implantar en Canarias un modelo de vivienda que les permita envejecer en comunidad y sin perder la autonomía. Se trata del cohousing, una iniciativa que lleva décadas funcionando en zonas del norte de Europa y que en España también está despuntando con propuestas de éxito. En el Archipiélago está encontrando una dificultad importante para implantarse: la escasez y el encarecimiento del suelo.
Vivir en comunidades asentadas sobre un terreno con pequeños apartamentos de uso individual y espacios comunes. Un lugar donde además se puedan desarrollar actividades que permitan envejecer en compañía, de forma activa y tomando decisiones consensuadas. Es el objetivo de las asociaciones que pretenden desarrollar el cohousing (vivienda colaborativa) en Canarias. Francisca Martín y su grupo buscan suelo en Gran Canaria para poder cumplir con esta meta a través de la recién constituida asociación Semilla del Norte y Teresa Trujillo lleva cinco años al frente de Canarias Cohousing, en Tenerife. Ambas, conformadas por personas entre 45 y 70 años, se nutren de ideas, que a su vez aprenden manteniendo contactos con otras asociaciones de España. Las personas que en el futuro habiten en estos espacios podrán seguir aportando su saber a la comunidad y a la sociedad si lo desean. Por ejemplo, un profesor que esté dispuesto a ayudar a niños con tareas extraescolares, personas que puedan aportar su saber sobre agricultura. “Es como la vuelta al pueblo”, afirman estas dos mujeres de las asociaciones creadas en Canarias. Los espacios también pueden abrirse a la ciudadanía albergando exposiciones o talleres.
En 2027 la población mayor de 65 años se incrementará en Canarias en un 35%. Así se recoge en la Estrategia de Envejecimiento Activo del Gobierno regional, donde se estima que se alcanzará la cifra de 424.868 personas en esta franja de edad, es decir, un 19% de la población total del Archipiélago. Pensar en cómo afrontar esta etapa de la vida y cómo se gestionará es uno de los retos que tiene por delante la comunidad autónoma. A ello se le suma la soledad, que vuelve más vulnerable a las personas de avanzada edad, o el problema de la vivienda en las Islas, donde el precio del alquiler se ha vuelto alarmante.
El suelo aseguran que es el principal escollo con el que se están encontrando. Por ello, estas asociaciones han presentado una serie de propuestas a la actual Consejería de Obras Públicas, Transporte y Vivienda. El objetivo es que se facilite la construcción de estos proyectos, que en ciudades como Barcelona han contado con el respaldo de la administración pública, llegando a acuerdos para la cesión de suelo. Francisca Martín señala que su asociación ha estado tanteando terrenos en Gran Canaria y les han llegado a pedir hasta un millón de euros. Explica que las personas que componen la plataforma tienen ingresos de entre 1.000 y 1.500 euros como máximo y que aventurarse en este proyecto conlleva a que se tengan que hipotecar. Por ello, considera que si se les cediera suelo con el pago de un canon sería un paso importante y ahorraría costes.
Un proyecto sin ánimo de lucro
El cohousing es un modelo sin ánimo de lucro que no convierte a los usuarios en propietarios de la pequeña vivienda. Para comenzar hay que aportar un capital social y en el caso de que no se quiera seguir adelante se devolvería. La idea es que existan unos 30 apartamentos individuales de unos 50 o 60 metros cuadrados como máximo para que todos los vecinos y vecinas se conozcan y conformen una gran familia, así como espacios comunes que incluyan zonas ajardinadas, comedor, cocina… Se plantea como un proyecto sin ánimo de lucro y sostenible en el que se pueda instalar un huerto urbano, además de abastecerse con energías renovables.
Teresa Martín explica que no hay que olvidar el fin social de esta iniciativa. Ambas asociaciones hablan de que es necesario que al menos una de las viviendas se destine a una persona en riesgo de exclusión social. La presidenta de Canarias Cohousing recuerda que existen en Europa también proyectos para mujeres que han sufrido violencia de género y a que a través de estas iniciativas vuelven a tomar las riendas de su vida. Y es que existen diferentes modelos de cohousing, no solo seniors sino también intergeneracionales ya que las personas jóvenes se están encontrando con graves problemas para independizarse.
Canarias es además la comunidad autónoma con mayor retraso en aplicación de la Ley de Dependencia. El modelo de cohousing que plantean las plataformas constituidas en las Islas contempla también que las personas que vivan en él se beneficien de esta ayuda. Francisca explica que las personas que lo precisen pueden recibir en la comunidad la atención por parte de los profesionales sin tener que acudir al modelo tradicional de residencia de mayores, con un enfoque más asistencial y en el que la persona pierde autonomía. Además, se trata de un recurso que tiene carencias en Canarias, donde existe un déficit de más de 7.000 plazas, según denuncia la Asociación de Gerentes y Directores en Servicios Sociales.
El cohousing se encuentra recogido en el Pacto por el Derecho al Acceso a una Vivienda Digna, que es la hoja de ruta del nuevo Plan de Vivienda del Gobierno. Para ello, el Instituto Canario de Vivienda ya baraja diferentes alternativas. Según han explicado a este periódico desde la Consejería de Obras Públicas, Transporte y Vivienda, el Ejecutivo es consciente de que en el Archipiélago, “son cada vez más las personas que desean mantener una vida activa alcanzada una cierta edad o jubilación compartiendo experiencias en viviendas colaborativas en contraposición a las residencias tradicionales”. Para su articulación, se están barajando diversas opciones, como la suscripción de convenios con los cabildos que deseen poner en marcha este tipo de fórmulas como alternativa habitacional.
El Instituto Canario de la Vivienda estudia “la implantación de diversos proyectos piloto para comprobar su evolución y resultados, pudiendo reproducir el modelo en las diversas islas e, incluso, subvencionar las cooperativas ya existentes”. La idea es encontrar cuál es la alternativa que mejor se pueda implantar en Canarias. La Consejería destaca así mismo los aspectos ecológicos y de convivencia que pueden aportar este tipo de alternativas habitacionales y espera que se implanten en un plazo de 10 años en toda España, tanto como una fórmula de acompañamiento de los mayores, así como otro modelo para los jóvenes.
Las asociaciones constituidas se siguen movilizando y manteniendo encuentros con los diferentes ayuntamientos e impartiendo talleres para explicar la iniciativa. Hay miembros de la plataforma que aún no se han decidido a formar la comunidad pero en ambas islas ya hay constituidos grupos que sí que se instalarían en estas viviendas ahora mismo. Tanto Francisca Martín como Teresa Trujillo se mantienen esperanzadas en que en 2020 se dé un impulso a este proyecto que puede cambiar la vida y la concepción que se tiene aún de la vejez.