Planificar las vacaciones y utilizarlas para pasar más tiempo con la familia, la pareja o los mayores, así como para hacer balance y reflexionar, son algunas maneras de desconectar y hacer más fácil la vuelta al trabajo después de tantos días de descanso.
Así lo asegura el psicólogo Leocadio Martín, del Colegio Oficial de Psicología de Santa Cruz de Tenerife, que matiza, en una entrevista a Europa Press, que la palabra desconectar quizá no es la más adecuada.
“Si nos metemos en la cabeza que cuando cogemos vacaciones tenemos que desconectar, terminamos preocupados porque hay que hacerlo. Esa ansiedad puede ser el peor enemigo del comienzo de las vacaciones”, explica.
Por eso, admite que le gusta más hablar de “conectar” con cosas que habitualmente no se pueden hacer o no se tiene la costumbre durante los días de asueto, como dedicar más tiempo a estar con la familia, la pareja o los hijos, o tener una “especial consideración” con los mayores “porque, desgraciadamente, y por decirlo de forma suave, se producen aparcamientos de personas mayores durante las vacaciones porque resulta difícil mantener nuestros planes”, lamenta Martín.
Para poder pasar más tiempo con la familia, el psicólogo recomienda tener en cuenta qué vacaciones se quieren hacer. “No podemos tener unas vacaciones en las cuales queramos descansar y nos pongamos como idea visitar en una semana y media no sé cuántas ciudades europeas”, advierte.
Martín sostiene que, en ese caso, desconectar o descansar “va a ser difícil” porque en ese tipo de viajes se tiene una agenda que suele ser “incluso peor que la que tenemos cuando trabajamos”.
Por eso, aconseja que este tipo de viajes se tengan con “vida”, con momentos libres o de excursiones programadas, de manera que se pueda “dejarse ir la cabeza y ver otras cosas nuevas”.
Reflexionar en vacaciones
“Las vacaciones deben ser el momento para recapitular qué cosas nos habíamos planteado que queríamos conseguir y, o bien hemos dejado aparcadas, o bien nos está costando más de lo que pensábamos y tenemos que reestructurarlas, como puede ser bajar de peso o tener más contacto con nuestros amigos, familia o padres”, señala.
El psicólogo reitera que este momento puede permitir llegar a la última parte del año “con una sensación de objetivos cumplidos y de mayor relax”. Por eso, propone que más que desconectar, se busque conectar “con nosotros mismos, encontrarnos, buscar esos momentos de soledad si son necesarios, pero no buscar hacer todo lo que no hemos podido”.
“Nos pegamos toda la semana esperando a que sea el viernes, todo el año esperando a que lleguen las vacaciones y toda la vida a que llegue la jubilación, y, de repente, la vida ha pasado”, asevera.
Por ello, sugiere “cambiar un poco ese planteamiento de desconectar por una conexión con nosotros mismos, que nos permita encontrar qué nos gusta o qué cosas nos gustaría recuperar, cosas que a lo mejor no nos planteamos y las hemos necesitado durante el verano”.
Leocadio Martín opina que lo que hay que hacer “no es tanto misterio”, sino aprovechar el tiempo con actividades que resulten “interesantes y satisfactorias”, por lo que precisa que durante las vacaciones conviene dejar el móvil a un lado, ya que la desconexión digital “vale la pena hacerla”.
Insiste en que lo importante es estar conectado de diferentes maneras, “pero al ser humano occidental se le ha metido en la cabeza que desconectar es necesario cuando es prácticamente imposible; solo se trata de reflexionar un poquito más”.
Planificar las vacaciones
En lo que respecta a planificar las vacaciones, el psicólogo mantiene que es aconsejable, cuando éstas terminan, empezar a planificar las del año siguiente, porque es una forma de recuperarse de la reincorporación al trabajo y de ahorrar tiempo y dinero, pero entiende que no se puedan planificar, por ejemplo, debido a la inestabilidad laboral.
Leocadio Martín sostiene que la duración de las vacaciones depende de la persona, pues hay quienes consiguen una desconexión en una semana, pero para él lo ideal son unas tres semanas y de forma continuada.
Sin embargo, afirma que también hay personas que consiguen hacerlo dividiendo el tiempo, por ejemplo, cuando se tiene un negocio que no puede cerrar durante más de unos días.
Las redes sociales
Para el psicólogo, utilizar las redes sociales para mostrar qué hacemos en vacaciones en lugar de disfrutarlas es paradójico: “Es como con la luna; nunca nadie se había fijado tanto en las fases de la luna como cuando a todo el mundo le ha dado por hacerle fotos”.
Martín critica con ese ejemplo que se tenga una luna “magnífica frente a tus ojos” y que en lugar de contemplarla se mire al móvil para sacar una foto que poder colgar.
“Ese fenómeno es curioso porque pierdes la experiencia real que tienes delante por la necesidad de colgarla para que la vea todo el mundo”, comenta.
Considera que es un problema más de educación, “tanto de educación interpersonal como de educación de lo que estás disfrutando”, pero especifica que si se tienen ganas de hacerle una foto a un atardecer “porque te apetece recordar ese atardecer que estuviste con tu pareja en verano, está muy bien, y que después te apetezca colgarla en las redes sociales también, pero no continuamente”.
“Es un poco absurdo porque, al final, eso sí desconecta totalmente de la experiencia en sí que es disfrutarla, no tiene mucho sentido porque nos está haciendo vivir una vida, en cierta manera, virtual, que no es real”, asevera.