Las irregularidades en el Servicio de Carreteras del Cabildo de Tenerife que el pasado 14 de octubre remitió la institución insular a la Fiscalía Provincial son distintas a las investigadas en el año 2011, según precisó ayer el presidente del Cabildo tinerfeño, Carlos Alonso.
A través de una declaración institucional, Alonso explica que “hace dos semanas trasladamos a la Fiscalía nuestra investigación una serie de investigaciones y diligencias realizadas sobre actuaciones en el Servicio de Carreteras, ante los indicios de que se había obrado sin ajustarse a derecho”, pero matiza que “este traslado se produce por causas distintas a las que motivaron la investigación abierta en 2011, que concluyó sin que se dedujera ninguna consecuencia penal o de otro tipo con posterioridad”.
Por otro lado, recuerda que, recientemente “se han detectado evidencias de sustracción en las cuentas de la Sociedad Insular para la Promoción de las Personas con Discapacidad (Sinpromi), donde el propio autor de esta estafa de fondos confesó desde el primer momento una apropiación indebida doblemente dolorosa: por ser fondos públicos del patrimonio insular; y por ser fondos necesarios para una sociedad cuyo fin principal es la integración de las personas con discapacidad”.
Ante esta situación, enfatiza que “con la debida prudencia y discreción, pero con toda la contundencia que requieren ambos casos, el Cabildo los ha denunciado”.
En esta línea, asevera que “desde el Cabildo actuaremos siempre de la misma manera cuando existan pruebas o indicios de la comisión de ilegalidades. Y lo haremos con la máxima responsabilidad en todos los sentidos: para que el interés público no se vea perjudicado ni tampoco el de aquellos servidores públicos que actuan con rectitud. Y para que los tinerfeños mantengan la histórica confianza que han depositado en esta institución”.
Al respecto, sentencia: “Haré todo cuanto esté en mi mano para que ningún daño al patrimonio insular o a la reputación del Cabildo de Tenerife quede sin ser reparado, conciliando valores hoy esenciales en la acción politica: eficacia, honestidad y transparencia”.
Así pues, concluye que “la corrupción o el robo, como otros tantos delitos, han existido siempre en la historia. Lo que caracteriza a las sociedades más avanzadas es su capacidad para reducir ese tipo de delincuencia a la mínima expresión. Porque, una vez presente en el escenario, la limpieza y depuración de la corrupción es -en las sociedades democráticas- una noble tarea a la que estamos llamados todos: jueces, fiscales, políticos y ciudadanos”.