El pasado miércoles fue detectada la chuchanga gigante africana en tres sitios de la isla de Tenerife. La lissachatina fulica está catalogada por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) como una de las 100 especies invasoras más peligrosas. El 12 de julio la Red de Detección e Intervención de Especies Invasoras de Canarias (REDEXOS) emitió una alerta vía Twitter en la que ponía en aviso a la población de la presencia de esta especie exótica.
Como han explicado desde REDEXOS, este caracol puede transmitir una forma de meningitis, además de afectar a los cultivos y a la flora silvestre.
“Los caracoles son portadores de parásitos, ya que comen y absorben todo lo que se encuentra por el suelo. Es un ciclo entre animales, porque previamente ha llegado ahí de los excrementos de los gatos, por ejemplo”, describe Pascual Calabuig, veterinario del Cabildo de Gran Canaria.
Al parecer, estos caracoles llegan a las Islas como consecuencia del comercio y tráfico de especies exóticas. “Todo este tipo de negocio se mueve sobre todo en Internet. Hace poco nos llegó una caja con cucarachas gigantes. Esos bichos los puedes meter ahí y nadie se da cuenta, porque pueden aguantar una semana en la caja”, explica Calabuig. Asimismo, señala que hay muchas personas, que califica como “traficantes de animales”, que se dedican al comercio ilegal de especies porque es lo que les genera dinero: “Esto se da sobre todo en tiendas de animales o en negocios con animales”.
Sin embargo, no es la primera vez que esta especie llega a Canarias. En 2017, se interceptaron varios ejemplares en la zona de San Mateo, en Gran Canaria.
Las caracoles gigantes africanos son una especie ovípara y herbívora que se encuentra sobre todo en Kenia y Tanzania. “Devoran mucho y crían bastante, aunque tardan en crecer”, explica el veterinario. Además, revela que la gran ingesta de alimento es una de las causas por las que las personas terminan soltando a estas chuchangas: “La gente se termina aburriendo y, como comen tanto, los abandonan”.
Hay muchos ejemplos de especies invasoras que han llegado al Archipiélago, como escorpiones, serpientes o iguanas, entre otras. “La gente los trae por hacer la gracia, por ignorancia. La realidad es que hay muchos coleccionistas de estos animales y no entienden la repercusión que tienen en nuestro medio”, detalla Calabuig.
Asimismo, el experto añade que es un peligro para la flora y agricultura de las Islas, sobre todo por su ingesta desmedida de plantas: “Coge un campo de lechuga o una plantación de plataneras y lo funde. La agricultura es la principal afectada”.
Por su parte, añade que es muy habitual que, cuando se aprueba legislación en materia animal, exista un repunte en la liberación de estos animales: “La gente se asusta y los suelta, porque no quieren tener problemas. La gente tiene mucha desconsideración con el medioambiente y con los animales”.
Desde REDEXOS dejan a disposición de la ciudadanía un número de teléfono (646 601 457) en caso de ver algún ejemplar y recomiendan no tocarlo.