Dotar a los menores migrantes no acompañados que llegan a las islas de forma irregular de las competencias lingüísticas básicas con el fin de favorecer su inclusión social y ayudar a paliar las diferencias originadas por las desigualdades socioeconómicas, idiomáticas y culturales es el objetivo del programa desarrollado por la Asociación Asistencial Nahia, uno de los siete galardonados en la última edición de los Premios al Valor Social de Fundación Cepsa.
La organización señala en un comunicado que el proyecto, que beneficia a 70 personas de forma directa, apuesta por el desarrollo de las personas que por su edad no tienen acceso a la formación reglada tradicional mediante el fomento de la capacidad de comprensión y expresión. Actualmente, el mayor número de personas atendidas son hombres de entre 16 y 20 años de origen senegalés, maliense, guineano, marfileño y en menor medida marroquí, explica Fundación Cepsa.
La responsable de Fundación Cepsa en Canarias, Belén Machado, junto a la presidenta de la Asociación Asistencial Nahia, Laura Sosa, mantuvieron un encuentro para conocer en detalle el estado del proyecto y asistieron a la reactivación, tras el verano, de las actividades incluidas en el programa, cuya primera acción se ha centrado en un taller agrícola que se lleva a cabo en el huerto urbano de El Sobradillo.
Machado puso de relieve el papel que juega el proyecto “para favorecer el aprendizaje y uso funcional del lenguaje como necesario instrumento de comunicación”. Un aspecto que cobra más fuerza en este caso, teniendo en cuenta que, explicó, “estos jóvenes llegan a Canarias sin tener la capacidad de comunicarse de forma efectiva, lo que repercute negativamente en su integración social”. Por ello, insistió en que “resulta fundamental contar con espacios de aprendizaje adaptados a su condición y a sus necesidades”.
Por su parte, Laura Sosa explicó que la entidad desarrolla desde 2018 actividades para la inclusión lingüística de menores migrantes adaptándolas a las nuevas necesidades y realidades de las personas jóvenes. No obstante, precisó, “gracias al apoyo de Fundación Cepsa se ha podido reinventar el programa dando opción al voluntariado y creando espacios de aprendizaje alternativos, a través de la recuperación de oficios tradicionales como la agricultura, la costura y el tapizado”, apuntó Sosa.
Subrayó, asimismo, que una de las actividades que suscita mayor interés entre los menores migrantes se centra en el huerto urbano en El Sobradillo, un espacio cedido por la Asociación Giro, al que asisten dos horas por semana y en donde se avanza en la integración lingüística a través de la enseñanza de las labores agrícolas.
Explicó que se inician en el cultivo y recolección de productos como millo, papas, bubangos, espinacas, calabazas, cebollas o lechugas que, además, son donados a través de la Asociación Giro a comedores sociales.
Por otro lado, la Asociación Asistencial Nahia desarrolla también talleres de tapices y costura y de alfabetización, al mismo tiempo que realiza dos salidas culturales al mes donde los jóvenes participantes pueden desarrollar el uso del lenguaje en ambientes cotidianos. Esta última actividad se retomará la próxima semana, estando previsto que se lleven a cabo rutas por senderos de Tegueste y el Teide, en donde se les irá dando a conocer las peculiaridades que presenta cada zona en lo que a biodiversidad se refiere.
Dichas actividades lúdicas se suman a otras visitas ya realizadas al Museo de Lercaro, el Museo de la Ciencia y el Cosmos, la Casa del Carnaval, El Jardín Botánico o el casco histórico de La Laguna, con las que se pretende incidir en el conocimiento, conservación y respeto por el entorno natural y cultural de Tenerife.
En el programa se recogen, también, actividades específicas centradas en la formación relacionada con las habilidades laborales, búsqueda activa de empleo, resolución de conflictos y las tecnologías de la información y comunicación como herramienta de inserción.