CONSERVACIÓN DEL PARQUE NACIONAL DEL TEIDE

Masificación, cambio climático y especies invasoras, las amenazas que urgen a la conservación del Parque Nacional del Teide

El Parque Nacional del Teide es el enclave natural más visitado en España y el tercero en el mundo, con en torno a 4,4 millones de visitantes al año. Los dos parques que lo superan en número de curiosos son las Grandes Montañas Humeantes (EE. UU.), con diez millones de visitantes; y el Gran Cañón del Colorado (EE. UU.), con cinco millones al año. ¿La diferencia?, que los parques estadounidenses tienen una extensión de entre 2.000 y 5.000 kilómetros cuadrados y el Parque Nacional del Teide cuenta solo con 190. Esto provoca que la sobrecarga de visitas al entorno del pico más alto de España, que registra además una tendencia alcista en los últimos años, tenga un impacto más agresivo con el medio, lo que, junto al cambio climático, ha motivado un evidente deterioro en un lugar declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 2007.

El director del Parque Nacional del Teide, Manuel Durbán, cifra en cuatro los problemas más graves del parque en la actualidad: el cambio climático, la presencia de herbívoros introducidos, el enorme incremento de visitas que ha tenido en los últimos años y los incendios forestales, temidos, entre otras razones, por el aumento de las temperaturas.

Notable aumento de las temperaturas

En el estudio Efectos del cambio climático en la vegetación de la alta montaña de Tenerife (2021) se advierte de que el aumento de la temperatura en Tenerife debido al cambio climático se ha estimado en casi una décima de grado por década desde 1944. No obstante, en la alta montaña, el calentamiento está siendo mayor y se ha calculado entre 1.4 (como mucho) y 0.7 (como poco) décimas de grado por década. Hay que tener en cuenta, además, que la zona del Teide se encuentra por encima del mar de nubes y no recibe el efecto atemperador de las corrientes marinas.

Uno de los autores del artículo, José Luis Martín Esquivel, biólogo conservador del Parque Nacional del Teide, explica a Canarias Ahora que este calentamiento está afectando, sobre todo, a la vegetación de una superficie que contiene más de un centenar de especies de flora, una tercera parte de las cuales son endémicas de Canarias.

La retama endémica del Teide (Spartocytisus supranubius), que caracteriza el paisaje de la cumbre, es una de las especies que está sufriendo las consecuencias y ha entrado en un proceso de regresión desde hace unas pocas décadas. “Cada vez hay más retamas muertas y ya nos preocupa, porque la pérdida es muy elevada, en torno a un 20 y un 30%”, señala Martín Esquivel. Esta pérdida tan alta y a tanta velocidad puede hacer que la retama se convierta en una especie amenazada. “Esto sería un caso excepcional en el mundo: que una especie que es abundante y que caracteriza al paisaje (lo que se denomina como una especie ”clave“ en el ecosistema) entre en declive”, alerta el biólogo.

Manuel Durbán explica que ya hay varias especies amenazadas en el parque. “Hemos tenido éxito en algunas cuestiones de adaptación buscando nuevas localidades con suelos similares a los originales para especies que, si no se hacía nada, se iban a extinguir”, lamenta el director del parque tinerfeño.

La introducción de nuevas especies, como el muflón en los años 70 y el conejo, también están cambiando la dinámica del ecosistema al hacer que proliferen plantas que antes eran “rarísimas” en el parque, como señala Manuel Nogales, investigador del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y primer científico y entidad en manifestarse públicamente a favor del Plan Rector de Uso y Gestión (PRUG) del Teide. El experto opina que no se debería estar tratando constantemente con medidas paliativas un entorno declarado Parque Nacional y Patrimonio de la Humanidad, que ya debería estar protegido y cuidado.

Sobrecarga de visitantes

Todos los expertos coinciden: la masificación está generando una grave afección en el Parque Nacional del Teide. El PRUG establece que, a pesar de que sí se puede circular por las carreteras del interior del parque porque son de dominio público, no se permitirá el estacionamiento de los vehículos en las horas de máxima afluencia como se venía haciendo hasta ahora. El actual Plan Insular de Ordenación de Tenerife (PIOT), publicado en febrero de 2021, recoge que “de la información recabada de los aforadores existentes en los accesos al Parque Nacional, que registran diariamente la entrada de visitantes en coche y guagua, en el año 2019 el promedio mensual de vehículos que entró al entorno fue de 88.712, mientras que el diario fue de 2.915 vehículos. Teniendo en cuenta que las zonas actuales de miradores y aparcamientos tienen una superficie de 20.000 metros cuadrados, aproximadamente, y que existen unas 557 plazas de aparcamiento habilitadas, se puede evidenciar que se supera la capacidad disponible de forma considerable”.

El director del Parque Nacional del Teide añade que si a todo ello se le suma que la mayoría de los visitantes van al Parque Nacional en turismos privados, “nos encontramos con atascos, enormes emisiones de CO2 que no reman a favor de la actual situación de calentamiento que hay y aparcamientos de centenares de vehículos en los bordes de la carretera, lo que supone descompactación del suelo y pisoteo de la vegetación”.

Además, incide en un aspecto que también recogió un estudio de la Universidad de La Laguna en 2016: el elevado número de personas que accede al enclave en temporada alta merma la calidad de la visita.

Por su parte, Martín Esquivel también quiere resaltar que el aumento de visitantes es un vector involuntario del transporte de semillas, es decir, las personas que suben al pico del Teide están transportando consigo especies introducidas que están llegando a la parte más alta. “La afección a la fauna y la flora es evidente, ya que en las zonas en las que se concentra la mayor parte de visitantes son donde más especies nativas se apartan y por donde circulan las especies introducidas”.

Promover el transporte colectivo

Por todo ello, el PRUG, que se encuentra en fase de Información Pública hasta el 22 de julio, plantea un sistema de transporte colectivo con lanzaderas provistas con guías que explicarían a los visitantes cuestiones como “qué es un Parque Nacional, por qué es necesario conservarlo, qué es lo que están viendo, etc.”. Este documento-borrador, como señala Manuel Durbán, solo prevé este sistema en las horas de mayor confluencia turística. Además, aclara que en él tampoco se especifican las áreas de servicio de donde saldrían dichas lanzaderas.

El PIOT actual, que depende del Cabildo de la isla y sí recoge esta información al igual que el PRUG vigente (elaborado en 2002), expone que una de una de las alternativas sería situar una de estas estaciones en El Portillo Alto. El director del Parque Nacional especifica que en esa zona hay varias edificaciones privadas y otras, de propiedad pública. En estas últimas, que están en un entorno ya antropizado, sería donde se adaptaría, en todo caso, el área de servicio.

El Plan Rector de Uso y Gestión del Teide

El PRUG ha sido objeto de debate y crítica desde su publicación este mes de junio por la Consejería de Transición Ecológica del Gobierno de Canarias. Varios sectores han alzado la voz ante lo que consideran un documento que coarta la libertad en sus actividades dentro del Parque Nacional y algunos partidos políticos al considerar que con el borrador se pretende “robar el Teide a los tinerfeños”.

El consejero del área, José Antonio Valbuena, ha asegurado en sede parlamentaria que el PRUG “no saldrá adelante si no hay acuerdo entre todos los colectivos” y ha enumerado una serie de aclaraciones sobre el borrador sosteniéndose en el propio documento. Por un lado, ha desmentido que se vaya a prohibir el acceso a pie al Teide o que se vaya a cobrar su entrada, también ha señalado que las carreteras no se van a cortar y que se sigue permitiendo correr dentro de la zona (lo que hay es una regulación para los entrenamientos de montaña). Valbuena ha querido subrayar que no se contempla la construcción de “mamotretos” dentro del Parque Nacional y ha citado el punto 5.2.7. del PRUG, que dice: “Se establece dentro de los usos y actividades incompatibles la construcción de edificaciones o ampliaciones de las existentes, a excepción de las necesarias para garantizar la correcta gestión del parque”.

El consejero de Transición Ecológica, durante su comparecencia, se ha mostrado sorprendido ante los ataques de algunos políticos. Ha asegurado que el pasado 3 de diciembre de 2020 se trató el documento en el Patronato del Parque Nacional del Teide con los alcaldes que forman parte de las áreas de influencia de la zona o, en su defecto, con los concejales. Precisamente, Francisco Linares, actual alcalde de La Orotava, quien se ha mostrado su rechazo al PRUG por “basarse en la prohibición”, “habló maravillas” del plan hace dos años, como ha asegurado Valbuena.

Este documento, “técnicamente bueno, pero mejorable”, como reconoce Durbán, tiene el objeto de mejorar la conservación y la gestión del parque. “Puede haber intereses sectoriales legítimos, por supuesto, pero nunca deberían prevalecer sobre el interés general de la conservación del Parque Nacional del Teide”, concluye.