La ceniza tiñe el bosque de tonos oscuros, mientras el olor a quemado no tarda en percibirse. “La verdad es que es impactante verlo así”, confiesa un agente de la Policía Canaria que acompaña a algunos periodistas en un recorrido por las entrañas del incendio que se inició este jueves en Tenerife. Al fondo, una imagen del Teide choca con la estructura de los árboles devorados por las llamas. El silencio solo se rompe con la llegada de los helicópteros que no paran de tirar agua. Antes de cada descarga anuncian el lanzamiento con sirenas para avisar a los operativos que trabajan en tierra.
El siniestro ha afectado ya a cuatro municipios del norte de Tenerife y ha calcinado un total de 2.700 hectáreas. Pero comienzan las buenas noticias, ya está estabilizado y pendiente de su evolución para bajarlo de nivel, lo que supondría que en un nivel 1 la gestión pasaría a manos del Cabildo de Tenerife, hasta ahora en nivel 2 es gestionada por el Gobierno de Canarias. Además, el consejero de Seguridad del Gobierno de Canarias, Julio Pérez, anunció este miércoles que el perímetro afectado no ha aumentado hasta el momento.
La ruta en la que ha estado presente este periódico comienza por el municipio más al oeste, San Juan de La Rambla, y termina en las entrañas de la localidad en la que se originó el incendio, Los Realejos. Al entrar en el perímetro de exclusión del incendio, se atisban pronto las primeras viviendas, ya a salvo de las llamas, pero que hasta la estabilización del fuego han vivido días de incertidumbre. Poco después, comienzan a vislumbrarse las primeras consecuencias del incendio. Cultivos perdidos bajo la ceniza, árboles arrasados y animales muertos. La evolución favorable de la emergencia ha hecho que la población pueda volver a sus casas este miércoles y reencontrarse también con sus animales.
Ahora todos los esfuerzos se centran en la ladera de Tigaiga, donde es fundamental el uso de las aeronaves, debido a la dificultad de trabajar por tierra. Las 13 aeronaves que descargan en la emergencia se han convertido en el sonido de fondo habitual en la isla. Dos hidroaviones trabajan junto a los helicópteros. Mientras los hidroaviones se trasladan a la capital de la isla para cargar agua, el resto carga en una presa cercana al incendio. A las operaciones en el aire se suman 115 efectivos que trabajaban este miércoles sobre el terreno y en torno a 50 operarios que garantizan la coordinación del operativo.
A pesar de la escena, los árboles siguen en pie, pero han cambiado el verde habitual de esta época del año por el negro del tronco y la pérdida de las hojas. Además, las descargas de agua en la zona han arrastrado rocas hasta los caminos de tierra del bosque. El ecosistema es diverso en esta área afectada por el incendio. “De forma general, tenemos insectos, que suelen ser los grandes olvidados aunque la función que desempeñan en los ecosistemas es esencial”, señala el ambientalista Adrián Flores. También destaca el valor de los reptiles de la zona. “Tres de los cuatro reptiles autóctonos de la isla están en esa zona: el lagarto tizón, el perenquén de Delalande y la lisa dorada”.
El Puesto de Mando Avanzado, el cerebro del operativo
Junto a una nave en San Juan de La Rambla se localiza el cerebro del operativo, el Puesto de Mando Avanzado (PMA). Desde allí se controlan todas las acciones relacionadas con el incendio forestal. “La Guardia Civil lleva la dirección y coordinación y en función de las necesidades que vayan surgiendo se van distribuyendo los diferentes servicios”, explica el mismo agente de la policía regional. Como si se tratase del engranaje del mecanismo de un reloj, los grupos de trabajo se dividen y conforman un todo creado para atajar la emergencia.
El trasiego es habitual en el PMA, cuando el reloj marca las nueve hay siete agentes de las brigadas de los Equipos de Intervención y Refuerzo de Incendios Forestales (EIRIF) desayunando. Tampoco paran de entrar y salir vehículos del área de Gestión y Planeamiento Territorial y Medioambiental (Gesplan) del Gobierno de Canarias, agentes de las Brigadas Forestales (BRIFOR), de la policía local, la Unidad Militar de Emergencia (UME) o los bomberos del cuerpo de Tenerife.
La labor de los agentes de la Policía Canaria es controlar la zona perimetrada, los accesos que se van cortando y acompañar a los vecinos y vecinas a la hora de salir o volver a casa. Su rol es parte del
Desde allí no solo se controla el plan a seguir, sino que además está la zona de avituallamiento gestionada por Cruz Roja. Guti es técnico sanitario de la oenegé. Su labor es abastecer de comida y bebida, así como atender a las necesidades de los operarios. “El tiempo no ha ayudado”, cuenta el oficial de la policía canaria en el Puesto de Mando Avanzado (PMA). Las temperaturas han alcanzado los 40 grados esta semana en Tenerife. Durante la ruta, a las 10 de la mañana el termómetro ya marcaba los 33 grados.
“La mayoría de la zona afectada es de pino canario, pero también hay poblaciones de bosque termófilo y matorral de cumbre”, explica el ambientólogo Adrián Flores. Los restos de pinocha quemada en el suelo cobijan el cuerpo calcinado de un pico picapinos, un ave que sufrió las consecuencias del fuego. Tres días después del inicio del incendio, la Fundación Franz Weber alertó de que las llamas podrían haber matado a más de 15.000 animales asilvestrados.
Al salir del bosque, la pista de tierra deriva a otra de cemento que indica el comienzo de la calle El Andén, en el municipio de San Juan de la Rambla. Esta fue una de las zonas evacuadas en las peores fases del incendio. Desde el fin de semana las familias pudieron volver a sus casas, pero siempre con la supervisión de los dispositivos que trabajan en la emergencia. Los vecinos de Los Realejos intercambian el televisor y las vistas por el balcón. Nadie quiere perderse el avance de las llamas, aunque el fuego se encuentra ya en fase de estabilización. Algunos incluso han ido un paso más allá y han colocado mensajes de agradecimiento en los balcones de sus casas.