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Familiares de víctimas del franquismo en Gran Canaria arrojan luz a los años de oscuridad: “Hablar de memoria es hablar de democracia”

Inma Suárez, el concejal Carlos González junto a los familiares de represaliados del franquismo Pino Sosa, Jacobo Ojeda, Rita Rodríguez, Eduardo Hernández y Mónica Rodríguez.

Jennifer Jiménez

Arucas —

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Miguel y Jesús Pérez, José Sosa Déniz, Juan Torres Montesdeoca, Miguel Sánchez Santana y José Carlos Gómez Viera. Son algunas de las víctimas del franquismo cuya memoria fue recordada este viernes por sus familiares en Arucas. “Hablar de memoria es hablar de democracia”, repitieron durante este acto en el que hicieron mención a los discursos negacionistas que han proliferado en los últimos tiempos. Con cada una de las historias arrojaron luz a tantas décadas de oscuridad donde el silencio muchas veces ha imperado por el miedo. 

La Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica de Arucas celebró este viernes diálogos por la Memoria histórica y democrática, un espacio conducido por Inma Suárez Gutiérrez, que recordó que entre los más de mil desaparecidos tras el golpe de estado en Canarias, hay unos 88 hombres procedentes del norte de Gran Canaria que fueron asesinados y arrojados sus cuerpos a los pozos de Arucas, a la Sima de Jinámar o la Marfea. “Personas que desaparecen de forma forzada, que no habían cometido ningún delito, que siempre actuaron dentro de la legalidad, haciendo lo que debe hacer cualquier persona que no es otra cosa que tratar de mejorar la vida de sus familiares y de su pueblo, que fueron maltratadas, torturadas, desaparecidas y desprestigiadas, lo que supuso una enorme losa para sus familiares, que vieron cómo personas honestas, eran desprestigiadas, considerándolas delincuentes, cuando los que habían quebrantado la ley  eran los golpistas”.

Jacobo Ojeda Pérez relató cómo su tatarabuelo y tío tatarabuelo fueron represaliados y encerrados en los campos de concentración de Gando y La Isleta (hubo cinco de estos centros de represión en Canarias). “Se llevó a cabo una humillación económica y social”, asegura. Por su parte, Rita Rodríguez Sosa, hija de Pino Sosa, relató la historia de su abuelo y la lucha de su madre por recuperar sus restos mortales, a los que pudo dar sepultura en 2019. “El 19 de marzo por la noche, los falangistas se lo llevaron para siempre”, recuerda Rita, que añade que a su madre siempre le faltó su padre y que su familia nunca se resignó.

Pino Sosa fundó junto a su prima Balbina hace 22 años la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica de Arucas, la segunda en crearse en todo el país. Pero Pino fue una pionera que en los años 80 ya había instado en un pleno del Ayuntamiento a abrir los pozos. Ha sido gracias a su labor que se han conseguido exhumar dos pozos en la isla y se han localizado los restos mortales de represaliados del franquismo. 

Eduardo Hernández Torres habló de la historia de sus dos bisabuelos por parte de madre y agradeció la labor de la presidenta de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica de Arucas. “Pino es la voz de todos estos demócratas que han sido silenciados durante tantos y tantos años”, apuntó. Cuenta cómo sus familiares fueron sacados de sus casas sin justificación. “No pertenecían a ningún partido político, no empuñaban armas, no participaron en ningún acto violento. Su único delito fue ser hombres libres, trabajadores y demócratas”, resume. 

Fue una tristeza que se transmitió de generación en generación”

La desaparición forzada de estas personas asegura que generó un gran impacto en su familia y en 2019 apunta que por fin se les pudo dar sepultura. “Había mucho dolor y mucha tristeza por no poder rendirles un homenaje, fue una tristeza que se transmitió de generación en generación”, incide Eduardo Hernández. “Hubo mucha impotencia, porque sus restos mortales permanecieron en el pozo de Tenoya durante tantos años”, apuntó. 

Mónica Rodríguez es sobrina nieta de un represaliado que fue asesinado a bocajarro con pistola. Explica que su abuela sí que habló de este sufrimiento. “Se habló de los pozos, se habló de cuando iban dando gritos por las calles y tocando en las puertas para buscar a los hombres”, destacó. Recordó un recorte de prensa escrito por Juan Henríquez González en los años 80 en el que se afirmaba que en julio de 1936 en Arucas ya olía a pólvora y se había recrudecido la lucha de pensamientos, pues se hablaba de las huelgas, de los obreros, de los distribuidores de leche o de las amas de casa. “Yo creo que este texto sintetiza muy bien la situación que se estaba viviendo. Mi tío abuelo era un panadero que simplemente quería vivir”, remarcó. 

Los familiares de estas personas represaliadas insistieron en mantener viva la memoria, en crear estos espacios para visibilizar, especialmente en tiempos de negacionismo y discursos que enaltecen la figura de Franco con bulos. Para Jacobo Ojeda, “hablar de memoria es hablar de democracia” y apunta que “se ha intentado silenciar, se ha intentado borrar una realidad que existió que yo creo que además que es una realidad atroz”. Señala que las víctimas llevan más de 80 años sufriendo como para ahora ver escenas como una reciente manifestación en Italia en la que se realizaron saludos fascistas. 

“Yo creo que hay que sacar a la luz la memoria democrática por dignidad humana, porque hay mucha gente que está en las cunetas”, insistió Rita Rodríguez Sosa. Subraya que en estos años las familias también se han encontrado con falta de empatía y lamenta que haya quien diga que hablar de estos temas es abrir heridas. 

Para Eduardo Hernández, “la memoria democrática es presente son cuestiones del presente las víctimas están aquí y ahora y merecen ser reparadas porque memoria democrática es libertad, justicia, igualdad”. Asimismo, citó al jurista Joaquim Bosch y apuntó que “democracia no es solamente votar cada cuatro años, sino también recordar a todas las personas que dieron su vida para que hoy nosotros podamos disfrutar de un catálogo de derechos fundamentales y libertades públicas”. 

En este sentido, mencionó los discursos que dicen que con Franco se vivía mejor o que actualmente vivimos en una dictadura peor que la de Franco siendo. “Evidentemente, esas afirmaciones son una mentira histórica pero también hay que tener en cuenta que son una amenaza real a nuestra democracia. Estamos viviendo un retroceso en muchos derechos podemos ver países como Polonia o Hungría”, agregó. 

Los familiares también hicieron mención a esa ley de concordia que se ha propuesto desde sectores conservadores. “¿Cómo podemos hablar de una concordia justa cuando todavía hay miles de víctimas en las fosas comunes?”, se preguntaron. Mónica Rodríguez añadió que otro de los problemas es que no se ha enseñado la dictadura en las escuelas y Jacobo Ojeda agregó que la ley de amnistía tras la dictadura “fue un cubreespaldas de los franquistas”. 

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