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Tenerife invertirá 114 millones en instalaciones de tratamiento para avanzar hacia el vertido cero

Román Delgado

Santa Cruz de Tenerife —

No será fácil, pero el camino al menos está dibujado, tiene denominación propia e incluso cuenta con una valoración de la inversión necesaria en nuevas instalaciones de tratamiento y en la modernización de otras ya existentes en Tenerife, con 114 millones de euros en un plazo de ejecución que seguro superará los cuatro o cinco años.

El primer objetivo se halla a la vuelta de la esquina, en 2020, con la obligatoriedad de reciclar el 50% de los residuos municipales (lo impone una directiva ya traspuesta en España y que afecta a toda la Unión), y el más ambicioso, bastante más lejos, pero también ya apuntado en el nuevo modelo integrado de gestión de los residuos que ha concebido el Cabildo en consenso con los 31 ayuntamientos de la isla, el bautizado como Tenerife + Sostenible.

Este propósito, que es el núcleo o corazón de la nueva política insular de residuos, ahora empieza a sonar y sonar: vertido final cero o residuo cero. Dicho de forma más llana: el Cabildo insular ha ideado un nuevo sistema de gestión de los residuos con el que se plantea el objetivo central de que no haya vertido final en las celdas hoy preparadas para tal fin. Será difícil, seguro, pero es el horizonte que quiere alcanzar el Cabildo, tal y como en la mañana de hoy dejó claro el responsable técnico en este ámbito dentro de la Corporación insular, Alejandro Molowny, a lo largo de su intervención en la jornada final del Congreso Internacional Tenerife + Sostenible.

Vertido cero, residuo cero, economía circular, separación, reciclado o valorización material, educación, concienciación, nuevas actividades industriales, empleo verde, contribución a la diversificación productiva… Estos fueron algunos de los conceptos más repetidos y visibles en la ponencia de Alejandro Molowny, jefe del Servicio Técnico de Desarrollo Sostenible, que, a modo de aviso a navegantes, subrayó dos cuestiones de relevancia extrema en la fase de gestión que ahora se inicia: “No habrá vertido cero o residuo cero si Tenerife no es capaz de eliminar el depósito de la basura mezclada o en masa” (el biorresiduo representa entre el 40-45% de todo lo que se genera con origen doméstico); esto es, la desaparición por completo de los contenedores grises, lo que traerá un modelo menos costoso y, con ello, una tasa de basura menos onerosa.

Al anterior aviso, Alejandro Molowny añadió otro, en este caso pensando en la cercanía de uno de los grandes objetivos a medio plazo (a menos de cinco años): que la isla, como ocurrirá en toda la UE, consiga reciclar en 2020 el 50% de sus residuos municipales (los que provienen de la recogida que gestionan los ayuntamientos), algo que queda muy bien y es muy bonito en los papeles pero que, como avanzó el especialista en residuos del Cabildo, va a significar un esfuerzo ingente: habrá que aumentar la recogida separada de residuos en nada más y nada menos que 72.000 toneladas por año, y así en cinco años. Este ritmo de mejoría es el que conduce al premio del 50% de reciclado para los residuos municipales, un umbral que, se quiera o no, ya está fijado por la UE y asumido o reconocido por España. No queda otra que cumplirlo.

Al cierre del año 2015, los últimos datos anuales disponibles, Tenerife había recogido y enviado al Complejo Ambiental de Arico 500.000 toneladas de residuos, de las que cerca de 60.000 representaron material previamente separado en origen; es decir, depositado en contenedores diferenciados, no en los de basura mezclada o en masa. Esas 60.000 toneladas hoy son el punto de partida desde el que se debe crecer restando a las 440.000 que siguen entrando en Arico como basura en masa, cantidad que pasa en su totalidad por la planta todo-uno, con el fin de dar una última oportunidad al reciclado, a solo un paso ya del vertido final en celda, justo de lo que ya ni se quiere hablar.

Con la separación todo son ventajas

La separación de los residuos en origen no hace más que facilitar las cosas en un modelo de gestión que avance hacia la sostenibilidad real. Así mismo, como no podía ser de otra forma, lo apuntó Molowny, que no quiso dejar pasar la oportunidad que se le brindó en el Congreso Tenerife + Sostenible para dejar bien transparente que jamás habrá vertido cero si no se borra del mapa el depósito de basura en masa y, por lo tanto, si no se define una recogida selectiva de la materia orgánica en origen, residuo que hoy supone entre el 40-45% de lo que genera un ciudadano de la isla (y se incluye al turista). Si los biorresiduos se separan en origen, además se podrá hacer un compost de calidad, óptimo como fertilizante en las actividades agrícolas. Como se ve, todo son ventajas.

En la parte final de su alocución, Molowny se centró en las que calificó de bondades del sistema de gestión bautizado como Tenerife + Sostenible, un modelo que “promociona una estrategia de sostenibilidad”, que apuesta por “una economía que considera todos los recursos como parte del bien común (frente a la economía de usar y tirar)”, que persigue “la máxima eficiencia en pro de una mayor justicia social” y que avanza en la generación de “empleo verde como fórmula de inclusión social”. En estos momentos, Tenerife da empleo a 2.500 personas en el ámbito de la gestión de residuos (recogida y tratamiento).

El jefe de Desarrollo Sostenible en el Cabildo también se refirió, esta vez como remate a su intervención, a que los hitos planteados estarán cada vez más lejos, más distantes, si no se camina en la dirección correcta, que es la que incluye los siguientes elementos genéricos, todos insustituibles: “Desarrollo sostenible integral, cambio cultural profundo (no habrá separación en origen si esta revolución no se activa), participación extensa e interactuación entre la ciudadanía y las instituciones públicas y privadas, y comunicación, información, formación y sensibilización en todos los segmentos y con todos los agentes”.