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Alcantarillas

Sé que en más de medio mundo no existe alcantarillado, pero en los sitios donde sí lo hay, me pregunto si las tapas están ubicadas en el mismo lugar: jodiendo la rueda derecha. No hay manera de ir desde Aguere hasta Guamasa sin dejarse media amortiguación por el camino y, eso, descontando los baches. Me imagino a los que hicieron la carretera recibiendo un sobre de la patronal de los talleres indicándole exactamente dónde deben ir colocadas las tapas de las alcantarillas. Por cierto que en Canarias las ITV no realizan pruebas de amortiguadores, con lo importantes que son para las curvas.

Aquí, la realidad tampoco es plana, hay muchas cuestas, pistas y caminos tormentosos. Yendo por la derecha alcantarillada te la juegas porque cada vez que intentas esquivarla invades el otro carril o te mandas contra el estadal de las aceras y terraplenes inhóspitos. Y vamos todos huyendo de la derecha viendo en el carril izquierdo la única salvación para nuestros ejes delanteros y traseros. Pero si conduces por la izquierda el peligro te viene de frente. No está permitido.

Si se fijan, lo peor de la tapa de alcantarilla es la depresión que forma a su alrededor, y cada vez va a más. Es un círculo peligroso al que nadie pone remedio. Y ahí está el problema, cuando se deprime del todo, ya sólo cabe escapar del socavón como puedas. La única opción entonces es botarse a la izquierda. Pero manejar por la izquierda sigue despertando incertidumbres, multas y sanciones, salvo, claro está, en el tramo que conduce a la rotonda que, nuevamente, está siempre colapsado en el carril derecho. No se sabe por qué misterio ese carril nunca avanza, como si estuvieran apardelados. Suele ser de dos carriles en la misma dirección, luego es preferible salir por la izquierda y darle la vuelta a la rotonda antes que estar aguantando el inmovilismo cotidiano, cansino, gastando embrague y quemando ferodo sin necesidad alguna. Contaminando por la cara y agotando las pocas energías que le quedan a uno.

Adelantar por la izquierda vale si lo hacemos con decisión, firmeza, seguridad, precaución y sólo cuando tengamos la salida clara y sin riesgo para nadie. Entre el estrés capitalista que nos obliga a conducir a toda pastilla y la pachorra canaria de toda la vida, habrá que buscar un equilibrio. Un equilibrio ligerito que, sin abatatarnos, nos permita esquivar la alcantarilla de la derecha sin correr riesgos innecesarios. Ah, y saquen el intermitente, ¡que me tienen recondenado!

Sé que en más de medio mundo no existe alcantarillado, pero en los sitios donde sí lo hay, me pregunto si las tapas están ubicadas en el mismo lugar: jodiendo la rueda derecha. No hay manera de ir desde Aguere hasta Guamasa sin dejarse media amortiguación por el camino y, eso, descontando los baches. Me imagino a los que hicieron la carretera recibiendo un sobre de la patronal de los talleres indicándole exactamente dónde deben ir colocadas las tapas de las alcantarillas. Por cierto que en Canarias las ITV no realizan pruebas de amortiguadores, con lo importantes que son para las curvas.

Aquí, la realidad tampoco es plana, hay muchas cuestas, pistas y caminos tormentosos. Yendo por la derecha alcantarillada te la juegas porque cada vez que intentas esquivarla invades el otro carril o te mandas contra el estadal de las aceras y terraplenes inhóspitos. Y vamos todos huyendo de la derecha viendo en el carril izquierdo la única salvación para nuestros ejes delanteros y traseros. Pero si conduces por la izquierda el peligro te viene de frente. No está permitido.