Espacio de opinión de Tenerife Ahora
Se me cayó la pintadera
El otro día me pasó una cosa extraña. Defendí en el Parlamento la necesidad de un Centro de Especialización y Tecnificación para la Lucha Canaria, una reivindicación muy vieja de algunos luchadores en aras de dignificar este deporte al modo de los centros de alto rendimiento que el CSD tiene y que en los ámbitos autonómicos sería lo deseable para cualificar deportes autóctonos y/o minoritarios. Sería un centro completo en el que los deportistas destacados de edades infantiles podrían combinar sus estudios con un entrenamiento meticuloso, con controles médicos, de peso, y que serviría para que el estudiantado de las facultades y grados relacionados con el deporte y con la medicina, y otras disciplinas afines, pudieran tener un campo de investigación único, pues la lucha la practicamos sólo nosotros.
Se trataría de construir un proyecto deportivo original a muy bajo coste, pues incluía terreros ya existentes, equipos médicos habituales de las universidades canarias que están dispuestos a tener dedicación allí, servicios administrativos que ya existen también, es decir; que el coste no sería un obstáculo insalvable. Y a medida que lo estaba explicando, y como ya me habían advertido los socios de gobierno autónomo que no me iban a apoyar, un poco de desánimo fue cundiendo en mí, y acompañando al desánimo se me fue escurriendo por el pecho hasta la barriga un hilo de cosquilleo raro que, al principio no lo identifiqué, pero noté que me llegó a los calzoncillos. Era la pintadera que siempre llevo desde la última batalla en Ansite, fue un augurio de la desmoralización que me produjeron los argumentos en mi contra. En el mismo sentido he defendido un listado autonómico para Deportistas de Alto Nivel donde quepan los luchadores, y tampoco. Que los centros educativos de secundaria recuperen el torneo de lucha como antaño, tampoco.
Y ahora salen estos del gobierno diciendo que quieren declarar la lucha Bien de Interés Cultural BIC como quien declara el cielo de Canarias el mejor del mundo. Y se quedan tan regocijados. Da coraje, hay mucha gente que tiene depositadas muchas esperanzas en los nuevos tiempos pero, ya ven, siempre hay otras prioridades. A lo mejor, si hubiera presentado una propuesta para tecnificar el Golf la hubieran aprobado, porque es importante que nuestros niños vayan adaptándose a los cambios culturales y aprendan a ponerse el pulóver al cuello. Poco a poco, con disimulo, metí la mano por entre los botones de la camisa a la altura del ombligo, saqué la pintadera y me la amarré nuevamente con tres nudos fuertes en vez de dos. Por si acaso.
El otro día me pasó una cosa extraña. Defendí en el Parlamento la necesidad de un Centro de Especialización y Tecnificación para la Lucha Canaria, una reivindicación muy vieja de algunos luchadores en aras de dignificar este deporte al modo de los centros de alto rendimiento que el CSD tiene y que en los ámbitos autonómicos sería lo deseable para cualificar deportes autóctonos y/o minoritarios. Sería un centro completo en el que los deportistas destacados de edades infantiles podrían combinar sus estudios con un entrenamiento meticuloso, con controles médicos, de peso, y que serviría para que el estudiantado de las facultades y grados relacionados con el deporte y con la medicina, y otras disciplinas afines, pudieran tener un campo de investigación único, pues la lucha la practicamos sólo nosotros.
Se trataría de construir un proyecto deportivo original a muy bajo coste, pues incluía terreros ya existentes, equipos médicos habituales de las universidades canarias que están dispuestos a tener dedicación allí, servicios administrativos que ya existen también, es decir; que el coste no sería un obstáculo insalvable. Y a medida que lo estaba explicando, y como ya me habían advertido los socios de gobierno autónomo que no me iban a apoyar, un poco de desánimo fue cundiendo en mí, y acompañando al desánimo se me fue escurriendo por el pecho hasta la barriga un hilo de cosquilleo raro que, al principio no lo identifiqué, pero noté que me llegó a los calzoncillos. Era la pintadera que siempre llevo desde la última batalla en Ansite, fue un augurio de la desmoralización que me produjeron los argumentos en mi contra. En el mismo sentido he defendido un listado autonómico para Deportistas de Alto Nivel donde quepan los luchadores, y tampoco. Que los centros educativos de secundaria recuperen el torneo de lucha como antaño, tampoco.