Espacio de opinión de Tenerife Ahora
De datos y personas
Los que tenemos algo de memoria debemos recordar aquella tasa de paro que alcanzaba el 9,87% en el segundo trimestre de 2017. Fue a partir de ese momento donde se comenzó a no poder abonar las deudas contraídas, ocasionando impagos y caída de las carteras de pedido en las empresas, lo que provocó que dicha tasa creciera hasta alcanzar su cenit en el tercer trimestre de 2013, con el 34,76%.
Fue entonces donde se vislumbró un cierto cambio de tendencia, no tanto en la disminución del desempleo, sino en la paralización de la sangría que afectaba a la población ocupada. En ese momento el paro provenía de la demanda de trabajo, de tal forma que el pronóstico más acertado era el de “si no perdías el empleo, podrías asegurar que estabas más cerca de la salvación”.
A partir de ahí, todo ha ido a mejor. Cierto es que no a la velocidad de caída, pero sí en tendencia. De hecho, según la Encuesta de Población Activa, aunque en el primer trimestre de 2019 Canarias tiene una tasa de paro del 21,03% tras experimentar un leve incremento motivado por la finalización de la campaña de ventas del invierno junto a la ocurrencia de la semana santa en el mes de abril, se había logrado situar por debajo del 20% en el cuarto trimestre de 2018, algo que parece ser puede conseguirse cuando allá por el 25 de julio conozcamos las cifras del segundo trimestre.
No obstante, si dicho dato lo pormenorizamos por provincias, según el último disponible, en la provincia de Las Palmas es donde la tasa de paro se ha incrementado, teniendo a Gran Canaria como la isla que mayor ratio tiene de todo el archipiélago, con el 23,65%, mientras que en la provincia de Santa Cruz de Tenerife decrece, siendo la isla de Tenerife la que menor tasa ofrece de todo el archipiélago, tras situarse en el 18,58%.
Pero no solo hablemos de paro. Hablemos de ocupación. Mientras que hace un año había 879.460 personas ocupadas, en la actualidad son 892.470. No obstante, al igual que lo sucedido con la tasa de paro, en la provincia de Las Palmas ha decrecido el número de personas ocupadas (-3,06%) mientras que en la provincia de Santa Cruz de Tenerife se ha incrementado (+6,41%).
Entre algunas variables explicativas de la conformación de estos datos se pueden encontrar en la diferente distribución sectorial e incluso intersectorial de la estructura económica, en la evolución de la población activa y su dispersión, o en la existencia de elementos motrices que actúan de locomotoras de arrastre, entre otras. Pero más allá de lamernos las heridas, en aras de fortalecer la cohesión económica, social y territorial, como ideas fuerza hay que seguir apostando por la potenciación de los entornos institucionales, como son el Estatuto de Autonomía o el Régimen Económico y Fiscal, que generan entornos adecuados que ofrezcan oportunidades para fomentar el crecimiento económico combinado con dotaciones formativas y ocupacionales que incrementen las oportunidades de inserción.
Y es ahí donde hay que trabajar en plazos. A corto, dotando de posibilidades a la economía para que pueda generar cuantitativamente contrataciones que hagan reducir drásticamente las cifras de paro y ofrezca crecimientos rápidos en la ocupación. Y a largo, en generar los cimientos cualitativos de una sociedad basada en el conocimiento que albergue soluciones a las oscilaciones de los ciclos económicos. Eso sí, con prisa y sin pausa.
Los que tenemos algo de memoria debemos recordar aquella tasa de paro que alcanzaba el 9,87% en el segundo trimestre de 2017. Fue a partir de ese momento donde se comenzó a no poder abonar las deudas contraídas, ocasionando impagos y caída de las carteras de pedido en las empresas, lo que provocó que dicha tasa creciera hasta alcanzar su cenit en el tercer trimestre de 2013, con el 34,76%.
Fue entonces donde se vislumbró un cierto cambio de tendencia, no tanto en la disminución del desempleo, sino en la paralización de la sangría que afectaba a la población ocupada. En ese momento el paro provenía de la demanda de trabajo, de tal forma que el pronóstico más acertado era el de “si no perdías el empleo, podrías asegurar que estabas más cerca de la salvación”.