Espacio de opinión de Tenerife Ahora
Equipo puertas giratorias
Fernando Clavijo no ha parado de hacer “guiños”, como explicaba Carlos Sosa en su Top Secret. Tampoco nos ha pedido disculpas por uno de los mayores errores que ha cometido como presidente del Gobierno de Canarias: nombrar como consejero de Sanidad a José Manuel Baltar, director de la clínica privada San Roque.
Dentro de las “nuevas caras”, que de nuevas solo tienen el nombre, se encuentra el guiño por excelencia al empresariado canario. El regalo de Reyes que Fernando Clavijo le ha hecho a José Manuel Baltar es un insulto a todos los ciudadanos y especialmente a aquellos que dedican su tiempo y su energía para que la sanidad pública siga funcionando. Clavijo tomó esa decisión después de que el equipo directivo del Hospital Universitario de Canarias (HUC) le diera un portazo en las narices y dimitiera en bloque. Casualidad lo llaman algunos.
Poco han tardado en manifestar lo mucho que les ha gustado la noticia tanto el sector empresarial como el propio Baltar, que ha señalado que trabajará duro “para reducir las listas de espera”, un problema del que Baltar hablaba hace algún tiempo en la Cadena SER en Canarias. Según dijo entonces el nuevo consejero de Sanidad, “el problemilla” se podía haber arreglado con una inyección de 16 millones a la privada y en tan solo “unos meses”.
La respuesta de Fernando Clavijo a las críticas, en un caso más que evidente de puertas giratorias y que, en otras circunstancias, sería un escándalo nacional, ha sido la de señalar que se trata de un “ruido” carente de propuestas. Así lo dijo en su cuenta de Twitter: “Hoy mantenemos nuestro compromiso de trabajar y gestionar por Canarias. Frente al ruido, consenso. Frente a la crítica, vacía propuestas”. Yo quiero pensar que sus asesores molones cometieron un error: no querían decir Canarias, sino Coalición Canaria.
Clavijo ha hecho una cosa bien, vamos a reconocerlo. Mientras muchos periodistas, contertulios y ciudadanos indignados se le tiran a la yugular por lo de Baltar, él ha colocado a Cristina Valido como consejera de Empleo y al hermano del presidente del Cabildo de Tenerife, Carlos Alonso, como responsable del Servicio Canario de Empleo, a Sergio Alonso. Un punto y minipunto para el equipo nacionalista. Los de la oposición quieren ver a Valido fuera del escenario político (zas, guillotina) ya que era la responsable en el Cabildo cuando ocurrió el llamado caso Sinpromi, pero parece que también se ha llevado un regalo de Reyes. Como diría Ana Pastor, “suyas son las conclusiones”.
La relación entre ATI y la sanidad privada viene de lejos. Los señores feudales de la privada, véase el caso de Cobiella, patriarca de una larga estirpe como las que ya no quedan, reconocían lo siguiente: “Siempre se me ha identificado con Coalición Canaria, en parte por las simpatía que tengo por esa formación política” (Cobiella dixit). Qué orgullo de hijo es Clavijo, hijo de Manuel Hermoso y descendiente de una larga saga de terratenientes canarios, abriendo las puertas del Gobierno regional a los representantes de lo privado. Me imagino a Clavijo diciéndole a Baltar eso de… “le haré una oferta que no podrá rechazar”.
Fernando Clavijo no ha parado de hacer “guiños”, como explicaba Carlos Sosa en su Top Secret. Tampoco nos ha pedido disculpas por uno de los mayores errores que ha cometido como presidente del Gobierno de Canarias: nombrar como consejero de Sanidad a José Manuel Baltar, director de la clínica privada San Roque.
Dentro de las “nuevas caras”, que de nuevas solo tienen el nombre, se encuentra el guiño por excelencia al empresariado canario. El regalo de Reyes que Fernando Clavijo le ha hecho a José Manuel Baltar es un insulto a todos los ciudadanos y especialmente a aquellos que dedican su tiempo y su energía para que la sanidad pública siga funcionando. Clavijo tomó esa decisión después de que el equipo directivo del Hospital Universitario de Canarias (HUC) le diera un portazo en las narices y dimitiera en bloque. Casualidad lo llaman algunos.