Espacio de opinión de Tenerife Ahora
Super Ratón
A las medidas de política económica hay que impregnarlas de cierta filosofía, más allá de la ideología de cada una de las partes que las quieran poner en funcionamiento. Al final no solo se trata de hacerlo, sino de conseguirlo. Y de conseguirlo no porque lo tenías presentido como parte de un programa de actuación, sino de alcanzarlo porque socialmente era necesario el resolverlo, incluso sin tenerlo previsto. Da igual quién lo haga. Incluso, si me apuran, cómo se haga. El objetivo final es saber que, si hay un problema y que ese problema hay que solucionarlo. Sea como sea.
En el campo de las políticas activas de empleo, hay que apostar por adquirir dimensión, experiencia y capacidad de gestión con el fin de incrementar la excelencia en la empleabilidad en el tejido productivo que se desarrolle en las diferentes regiones. Deben enfocarse desde la formación dirigida hacia la mejora de las oportunidades para incrementar el número de las inserciones, enfocado, por un lado, hacia las personas con mayores dificultades por razón de formación, sexo o edad y, por el otro, hacia la reorientación de la capacidad profesional de aquellas personas que, teniendo formación, se hace necesaria una reordenación de su itinerario laboral. Es ahí donde debe darse la existencia de potentes planes (no sólo presupuestariamente hablando, sino desde el punto de vista programático) unido de forma indisoluble a un programa de incentivos para configurar un caldo cultivo adecuado que permita la adaptabilidad generando cohesión económica y social. Para llevar a cabo este proyecto es necesaria inversión y capital humano, por lo que se han de encuadrar en un conjunto de actuaciones en materia de innovación y recursos humanos.
Esta conjunción permite adquirir diversificación, experimentando, por lo tanto, una menor vulnerabilidad y dependencia. Del mismo modo te hace alcanzar magnitudes de demanda de mercado de mayores dimensiones con una mayor calidad debido al perfil de ésta, a la vez que impulsas una capacidad de generación de sinergias sectoriales de modo que multiplica con creces cualquier inversión. Eso sí, debes poseer músculo para la respuesta, como son la logística y los entes instrumentales capaces de poner en funcionamiento políticas de mayor calado, de forma que mejora en agilidad y rapidez la selección de problemas y su consiguiente resolución.
Pero no se vayan todavía, que aún hay más, como decía Super Ratón (asumo con dignidad la edad que tengo…). Y es que la acumulación de conocimiento en general ofrece posibilidades para que una sociedad disponga de más oportunidades. Oportunidades de conciencia y libertad. Y ¿por qué? Porque siempre se ha dicho que el incremento de los procesos de manipulación está inversamente proporcionados al nivel cultural de una colectividad. Porque sin cultura desaparecen los valores. La cultura es algo más que entretenimiento porque la formación humaniza al cohesionar las individualidades. Será de esta forma como se teje una identidad propia. Y ya que estamos, no olviden supervitaminarse y mineralizarse…
A las medidas de política económica hay que impregnarlas de cierta filosofía, más allá de la ideología de cada una de las partes que las quieran poner en funcionamiento. Al final no solo se trata de hacerlo, sino de conseguirlo. Y de conseguirlo no porque lo tenías presentido como parte de un programa de actuación, sino de alcanzarlo porque socialmente era necesario el resolverlo, incluso sin tenerlo previsto. Da igual quién lo haga. Incluso, si me apuran, cómo se haga. El objetivo final es saber que, si hay un problema y que ese problema hay que solucionarlo. Sea como sea.
En el campo de las políticas activas de empleo, hay que apostar por adquirir dimensión, experiencia y capacidad de gestión con el fin de incrementar la excelencia en la empleabilidad en el tejido productivo que se desarrolle en las diferentes regiones. Deben enfocarse desde la formación dirigida hacia la mejora de las oportunidades para incrementar el número de las inserciones, enfocado, por un lado, hacia las personas con mayores dificultades por razón de formación, sexo o edad y, por el otro, hacia la reorientación de la capacidad profesional de aquellas personas que, teniendo formación, se hace necesaria una reordenación de su itinerario laboral. Es ahí donde debe darse la existencia de potentes planes (no sólo presupuestariamente hablando, sino desde el punto de vista programático) unido de forma indisoluble a un programa de incentivos para configurar un caldo cultivo adecuado que permita la adaptabilidad generando cohesión económica y social. Para llevar a cabo este proyecto es necesaria inversión y capital humano, por lo que se han de encuadrar en un conjunto de actuaciones en materia de innovación y recursos humanos.