Tiempos de cambios: el futuro de La Orotava

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En las últimas semanas se ha hablado mucho de la propuesta realizada por el Presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez, para iniciar un gran diálogo nacional sobre el futuro del país. Se trata de un llamamiento a todo el conjunto de la sociedad, a las organizaciones públicas y privadas organizadas alrededor de las empresas, patronales, sindicatos, universidades, think tanks, fundaciones, ONGs, asociaciones y partidos políticos, con el fin de repensar y establecer las bases de lo que pretende ser un país de futuro, incorporando todos aquellos elementos que ayuden a renovar el modelo productivo en la senda de la nueva economía verde, la transición ecológica, la incorporación de las nuevas tecnologías, la modernización del modelo educativo para mejorar la formación, la cualificación y la incorporación a los nuevos nichos de empleo del mercado laboral, la reducción de la pobreza y la desigualdad, ampliar la base del estado del bienestar a la mayoría de la ciudadanía… 

Más allá de las valoraciones que cada uno pueda hacer de la propuesta, lo que nadie puede poner en duda es la predisposición y la buena voluntad expresadas, con el objetivo de pensar y establecer las bases del futuro de nuestro país de forma compartida y contando con el concurso y la participación de una base amplia de la sociedad. El contexto así lo demanda, entendiéndose como irreversible la llegada de grandes cambios de orden mundial, globales, que obligan a adelantarnos a los acontecimientos con el fin de no quedar rezagados o arrollados por los mismos.

Con mucha más modestia en cuanto al alcance y repercusión que pueda tener nuestra iniciativa, hace años que desde el grupo municipal socialista en el Ayuntamiento de La Orotava venimos reclamando la necesidad de afrontar un análisis profundo de las fortalezas y debilidades del municipio, con la intención de abordar, con la mayor de las garantías posibles, un tiempo de cambio como el que acabamos de describir. Lo hicimos ya durante la crisis económica de 2008, aquella que puso al descubierto la fragilidad de un modelo de desarrollo basado en el expansionismo urbanístico. Hoy parece algo ineludible.

Insistíamos una y otra vez en que los tiempos de crisis tenían que ser afrontados desde la administración local como un tiempo de oportunidades; un tiempo para cambiar el modelo de desarrollo municipal apostando por la diversificación, por la recuperación de los tradicionales sectores productivos como la agricultura y la ganadería, el comercio local y el turismo, por un lado, y las energías renovables y la políticas sociales por el otro, implementándoles valor añadido con la incorporación de más y mejor formación, nuevas tecnologías, sostenibilidad y energías renovables, como criterio diferenciador y transversal del nuevo modelo.

Nuestras fortalezas habían quedado relegadas por años de políticas populistas sobrecargadas de intereses partidistas, que hicieron crecer una burbuja que no tardó en ofrecer su verdadero rostro: la desigualdad social con tasas de paro siempre altas o la temporalidad de los empleos; la baja formación y cualificación de nuestros jóvenes en un mercado laboral que empezaba a demandar nuevos perfiles; una oferta educativa obsoleta y continuista, sobre todo en formación profesional de grado medio y superior; la desatención y falta de promoción de una propuesta turística diferente y complementaria al modelo cercano de Puerto de la Cruz que apostara por los valores de nuestro rico patrimonio cultural, arquitectónico y natural…

En este sentido, cabe recordar que el Plan Especial de El Rincón, nuestra costa, solo ha dispuesto de alguna oportunidad bajo los impulsos de diferentes consejerías socialistas ya que Coalición Canaria nunca ha logrado entender el alcance y la magnitud de un proyecto innovador como el que recoge la Ley 5/92 de El Rincón. Su apuesta inicial fue la construcción de un campo de golf y nada más supieron decir. Como ejemplo: el acceso y disfrute de las playas del municipio ha quedado reservado a una minoría dispuesta a jugarse la vida, en ocasiones, para acceder a ellas. ¡Nueve años para la construcción de las escaleras de acceso a la Playa de Los Patos!

El Parque Nacional del Teide, el más visitado de toda la red de parques nacionales de España, nunca contó con una estrategia local clara que generara empleo y riqueza en el municipio, aprovechando los casi 4 millones de visitantes anteriores a la COVID. Esa ha sido la tónica en los más de cuarenta años de gobierno de Coalición Canaria. No es de extrañar que la redacción y puesta en marcha de un Plan Estratégico Turístico Municipal tardara más de un mandato en hacerse realidad, entre otras cosas por la insistencia del grupo municipal socialista en el Ayuntamiento villero, pero con la tristeza de ver que, cuando se redactó la Revisión del Plan General de Ordenación, no apareció por ningún sitio; no se estimó y puso en valor una parte importante de la estrategia de futuro de La Orotava que había nacido con ánimo participativo y constructivo.

El Plan General de Ordenación de 2004 se redactó en época de bonanza, proyectando absurdamente una ciudad para más de 100.000 habitantes. La revisión de dicho Plan, a la espera de ser aprobada por el Gobierno de Canarias, fue una enmienda a la totalidad de Coalición Canaria a sí misma, pues se retomaron y atendieron algunas de las advertencias y denuncias que toda la oposición política y social elevó en su momento, quince años antes. Lo malo ha sido perder todo ese tiempo para que Coalición Canaria se diera cuenta de lo que en su momento fue todo un clamor. Esos años han sido años perdidos que bien se pudieron haber aprovechado para atender el interés de la mayoría, el interés general que Coalición Canaria minimizó en favor de otro tipo de intereses, tal y como alguna sentencia judicial puso de manifiesto. Tiempo que debió servir para relanzar en el municipio, con transparencia y consensos, inversiones y proyectos de alcance generadores de empleo y riqueza. El trasfondo que sobresale es el de un municipio donde los emprendedores tampoco han encontrado una administración local que velara por sus intereses.

El Plan Especial del Casco, que apoyamos desde el grupo municipal socialista, tenía que haber supuesto la herramienta necesaria para impulsar esta importante zona que ha ido languideciendo con el paso del tiempo. Creado para preservar, mantener y relanzar nuestro rico patrimonio histórico y arquitectónico, muchas de las iniciativas más relevantes que le dieron forma fueron relegadas por falta del impulso político necesario. La progresiva peatonalización de sus calles, la reconversión de antiguas y cerradas mansiones en activos dinamizadores de la vida social y económica del casco… todo ello ha sido sepultado por una burocracia ineficiente que ha malinterpretado el espíritu que vio nacer dicho Plan Especial.

Nuestra red de carreteras, las comunicaciones entre las distintos barrios y pueblos de La Orotava, las conexiones con la Autopista, la movilidad y el transporte público y privado en general, han sido relegados durante mucho tiempo. La redacción de planes de movilidad subvencionados por el Gobierno de Canarias nunca recibieron la atención que merecían por parte de Coalición Canaria. Otra vez tuvo que ser la oposición quien hiciera ver la urgente necesidad de modernizar una red viaria que con los años, ha ido resultando insuficiente. Pero es que la red de fibra óptica no es mucho mejor, como ha quedado demostrado durante el confinamiento. Coalición Canaria desatendió durante años un asunto primordial que garantizara el acceso a la red de nuestros estudiantes o que permitiera modernizarse a nuestra pequeña y mediana empresa. Todo ello por el miedo a tomar decisiones, por no entender la importancia y alcance de lo que había en juego y, lo que resulta incomprensible, por no querer enfrentarse a una minoría ruidosa que empañara en algo su imagen. 

Si además sumamos la pesada estructura burocrática y administrativa que Coalición Canaria ha construido a lo largo de todos estos años en el Ayuntamiento de La Orotava, incapaz de asumir una gestión política eficiente, moderna, propia del siglo en el que estamos; la necesidad de acudir una y otra vez a la externalización en la contratación de servicios puramente municipales; la errática política fiscal y presupuestaria que únicamente ha podido enderezar el rumbo cuando se ha terminado por reconocer el trabajo y alcance de las propuestas del grupo municipal socialista desde la oposición; el olvido de una verdadera política de barrios que supiera desarrollar en ellos una actividad cultural, social, deportiva y económica de alcance, destinada a todas las edades, que consolidara una red de servicios y espacios lúdicos y de ocio para la ciudadanía, cercanos y útiles; la escasa oferta de servicios especializados y profesionales para sectores muy concretos de la sociedad, ligados a la atención a los mayores, los más pequeños, los colectivos vulnerables o minoritarios; la insistencia en las políticas paternalistas, cuando no del más puro clientelismo político… dibujamos un panorama poco halagüeño para el municipio si, más pronto que tarde, no iniciamos un debate en profundidad sobre el futuro de La Orotava.