El periodista y escritor Javier Cid ha sido uno de los invitados estrella al festival ARN Culture & Business Pride de Arona, un municipio turístico del sur de Tenerife. El comunicador, con maÌs de 20 anÌos de trayectoria en el diario El Mundo, recibe este anÌo el premio Alan Turing en la categoriÌa Media.
En sus redes sociales, Javier Cid siempre cuenta sus aventuras y experiencias con un toque que eÌl mismo califica de humoriÌstico, algo que combina con la ternura. Sus artiÌculos siempre han buscado visibilizar los derechos del colectivo LGTBIQ+.
Ese activismo de Javier Cid ha hecho que su nombre aparezca en la trinchera reivindicativa y además esto lo ha llevado de alguna manera a publicar una novela en la que tambieÌn relata aquella realidad. LlamaraÌs un domingo por la tarde, editada por Plaza & Janés, es su uÌltimo trabajo narrativo, que ve la luz en el mes del Orgullo y de las ferias del libro en EspanÌa.
Tras un anÌo de autodisciplina, Cid lanza esa historia en la que se entrelazan elementos de actualidad como el bullying, las redes sociales, el culto al cuerpo y la buÌsqueda del amor verdadero, maÌs allaÌ de estar protagonizada por un personaje que es homosexual. En esta entrevista, el periodista ahonda en todo eso.
Respecto a los dos anÌos anteriores, ¿ha percibido alguÌn cambio o evolucioÌn en el ARN Pride?
Esta es la tercera vez que vengo y tambieÌn he estado un anÌo por los carnavales. La primera vez que lo hice fue como periodista para cubrir el Orgullo de Arona y ahora vengo como premiado en la categoriÌa Media [Comunicación], dos anÌos despueÌs.
Estoy muy contento y esta es una ocasioÌn más especial para miÌ. Estos premios y el evento en siÌ tienen una vocacioÌn cada vez maÌs internacional. Hay muchas categoriÌas. Este anÌo contamos con la presencia de un premio Nobel [Carlos Umaña, de la Paz] y la ONU incluso ha dicho que son muy relevantes y no hay que perderlos de vista. Es un evento que empezoÌ como algo modesto pero ha ido poco a poco aumentando su prestigio, tamanÌo e importancia con los premiados que acuden.
En los galardones hay muchas categoriÌas (poliÌticos, deportistas, cientiÌficos...), pero en mi caso fue el de comunicacioÌn, con motivo de mi recieÌn publicada novela: Llamarás un domingo por la tarde. En mi carrera como periodista, he escrito muchos artiÌculos sobre le colectivo LGTBI y han querido reconocer esa labor pequenÌa, de hormiguita, que he hecho.
TambieÌn teniÌa un blog asociado a la web de El Mundo que se llamaba Visitante del Mundo y escribiÌa con el pseudoÌnimo MartiÌn Lobo. Soy bastante activo con las reivindicaciones en las redes sociales. El activismo no solo se hace desde un ministerio, sino que muchas veces se realiza en pequenÌas dosis, con pequenÌitos granos de arena que al final hacen la playa.
En sus anÌos de experiencia como comunicador y activista del colectivo LGTBI, ¿queÌ avances considera que se han alcanzado en derechos y visibilidad?
Algo muy baÌsico es que, cuando yo empeceÌ a hablar de este tipo de cosas, no habiÌa mucha gente que escribiera sobre el asunto en medios generalistas. Ahora es muy habitual. En todos los medios hay gente LGTBI que es bastante activa en las reivindicaciones y la lucha.
TambieÌn nos podemos casar gracias a la ley que se promulgó con Zapatero. AdemaÌs, se estaÌn empezando a poner en marcha iniciativas para instaurar leyes contra la LGTBIfobia en algunas comunidades como Madrid, Murcia y AndaluciÌa. No obstante, se tiene que seguir avanzando muchiÌsimo. Por otro lado, las agresiones homoÌfonas han aumentado, y no seÌ si es porque ahora se denuncia maÌs o porque de verdad hay maÌs violencia. Pero en Madrid hay una agresioÌn al diÌa.
Ahora que comenta cuestiones poliÌticas, ¿coÌmo ve el nuevo panorama?
Hay que estar vigilante y en alerta por lo que pase, pero al final no creo que llegue a nada significativo. Las amenazas de VOX, por ejemplo, de llevar el Orgullo Gay en Madrid a la Casa de Campo o de que estaÌn a favor de las terapias reparativas... Eso al final cae en saco roto y no creo que se llegue a nada. Pero sí son mensajes que van calando poco a poco y hay que tener cuidado con ellos.
Que las instituciones y la gente que cobra dinero puÌblico haga determinados tipos de declaraciones es como una especie de retroceso a 30 o 40 anÌos atraÌs. Hemos avanzado demasiado y ha habido gente que se ha partido la cara por nuestros derechos como para que ahora llegue un partido de extrema derecha a echarlo todo abajo. Pero, vamos, que en el colectivo estamos acostumbrados a caernos y volvernos a levantar, asiÌ que contra esos ataques vamos a estar enfrente y sin miedo.
¿Cree que con toda la concienciacioÌn que hay y con el calado puÌblico de mensajes de tolerancia y diversidad que llegan a las nuevas generaciones esas fuerzas poliÌticas pueden tener un margen de accioÌn real para llevar a cabo ese retroceso del que tanto miedo se tiene?
Creo que no. Por ejemplo, las terapias reparativas de las que se ha hablado uÌltimamente son un delito y estaÌn penadas hasta con 45.000 euros de multa. Por lo tanto, seriÌa imposible que de verdad estas cosas lleguen a considerarse en un futuro proÌximo.
AdemaÌs, el Gobierno central lo ganoÌ el PSOE, asiÌ que lo tienen bastante complicado. Pero, bueno, ellos tienen que conseguir titulares y emplean frases asiÌ para ganarse a sus votantes, aunque sean aseveraciones homoÌfobas, machistas, racistas y xenoÌfobas. Claro que es preocupante que fuerzas poliÌticas hagan ese tipo de declaraciones y manden esos mensajes a la audiencia, pero al final el conjunto de la sociedad no piensa asiÌ. Vamos 30 anÌos por delante, asiÌ que cuatro poliÌticos no van a cambiar el pensamiento progresista general.
¿CuaÌles son las grandes carencias que ve ahora mismo en el colectivo y cuaÌles seraÌn las proÌximas reivindicaciones?
Carencias: las agresiones homoÌfobas. Actualmente hay una al diÌa en Madrid como miÌnimo y hay que trabajar en eso urgentemente. Hay que hacer un trabajo de educacioÌn desde edades tempranas para ensenÌar a los joÌvenes que esa es una realidad que existe y que se tiene que aprender a vivir en un mundo lleno de diversidad. Esos son los principales retos, maÌs allaÌ de las amenazas de las fuerzas poliÌticas que comentaba antes. En EspanÌa tenemos mucha suerte por estar en el primer mundo y hallarnos a la vanguardia en cuanto a derechos LGTBI. Hay ocho paiÌses actualmente en los que la homosexualidad estaÌ penada con la muerte y hasta con 30 años de caÌrcel.
Ha habido gente muy visionaria y valiente en nuestro paiÌs que no ha tenido miedo al pelear por nuestros derechos. Gracias a ellos, puedo vestir como me da la gana, puedo ir con mi pareja de la mano o besarlo en la calle sin que me digan nada. Chavales de muy temprana edad tambieÌn pueden ir de la mano por la calle cuando tal vez hace 30 anÌos esto era impensable.
Los medios de comunicacioÌn tienen un papel fundamental en los cambios sociales y esto usted lo sabe perfectamente por su experiencia en la prensa. ¿CoÌmo ve actualmente el periodismo respecto al movimiento LGTBI y coÌmo preveÌ que pueda evolucionar?
JamaÌs he tenido problema alguno en el mundo del periodismo por el tipo de contenido que lanzaba. SiÌ es verdad que lo que haciÌa antes era un poco maÌs exoÌtico porque eran temas gais que nadie trataba. Mis companÌeros me miraban con extranÌeza, pero por lo novedoso del asunto. Ahora, en cambio, es un contenido que se trabaja más y se consume mucho. Se ha normalizado.
Al final, la obligacioÌn del periodismo es dar voz a lo que estaÌ ocurriendo en la calle, y una parte significativa de la poblacioÌn hoy en diÌa es homosexual. No se le puede dar la espalda a esa realidad. De todas formas, esto puede ser un poco paradoÌjico pero a miÌ me gusta que no se haga demasiada diferencia con el resto de asuntos porque al final se crea una brecha que no queremos. Se tiene que tratar como cualquier otro tema. No me gusta hablar de contenidos gais, por ejemplo. Como hay contenidos de sociedad, economiÌa, cultura o ciencia, hay contenidos LGTBI.
Por ejemplo, con el lanzamiento de mi novela no me gusta nada hablar de literatura gay por el hecho de que el protagonista sea un gay. Me parece que es un libro para todos los puÌblicos, con ese elemento significativo del argumento pero como muchos maÌs. No es definitorio. Al final, si lo que se busca es normalizar el tema, hay que evitar tratarlo como si fuera excepcional.
En cuanto a las redes sociales, que al fin y al cabo son herramientas que se usan mucho por la ciudadaniÌa para intercambiar y expresar ideas, ¿queÌ consejos dariÌa a los que las emplea para que aporten su grano de arena en pos de alcanzar la verdadera tolerancia?
Que denuncien cualquier acto homoÌfobo o que atente contra sus derechos. Lo bueno y lo malo de las redes sociales es que se trata de un escaparate de todo lo que ocurre. Entonces, aquella persona que haga las cosas bien se veraÌ reflejada de forma positiva en las redes, y la que lo haga mal, de forma negativa.
Ahora todo el mundo, partidos poliÌticos, empresas, personajes puÌblicos, tienen mucho cuidado con lo que dicen y hacen porque saben que en cinco minutos estaÌn en redes sociales y ello puede crear una crisis de reputacioÌn grave. Por eso, que se denuncien las agresiones.
Pasemos a su novela Llamarás un domingo por la tarde. ¿CoÌmo surge la historia?Llamarás un domingo por la tarde
Viene un poco de mis experiencias en redes sociales, sobre todo en Facebook. En las redes yo cuento las cosas que me pasan ponieÌndoles un poco de humor y ternura. Para este proyecto, me llamoÌ Alberto Marcos, el editor de Plaza & Janés, y me dijo que queriÌa publicar una novela de ficcioÌn con ese tono que yo empleaba en las redes.
He creado una historia que es autoficcioÌn, en la que se entrelaza la realidad de mi vida con muchos elementos de ficcioÌn, un poco para jugar con el lector y que no se sepa doÌnde empieza la verdad y doÌnde la mentira. Es un “divertido y dolorido relato sobre la buÌsqueda de la felicidad”, cosa que dijo Rosa Montero para la contraportada.
Como le deciÌa antes, no me gusta hablar de literatura homosexual, porque es un libro que puede leer una mujer, los joÌvenes o un senÌor mayor, porque lo que le ocurre al protagonista, por muy gay que sea, es lo mismo que le puede pasar a cualquier persona. Es el camino de encontrar a alguien que nos quiera, de encontrar carinÌo en este siglo de redes sociales, de culto al cuerpo, de psicoanaÌlisis, de bullying, etcétera.
Antes comentaba su preferencia por no clasificar el contenido LGTBI. Sin embargo, a la hora de lanzar al mercado su libro, ¿no percibe cierto encasillamiento de su literatura con personajes del colectivo en la campanÌa publicitaria y la promoción en los medios de comunicacioÌn?
SiÌ, siÌ que se clasifica de esa manera. Pero también hay que tener en cuenta que ahora mismo es muy difiÌcil ir a hablar de literatura a los medios de comunicacioÌn a no ser que haya una percha atractiva. Y, claro, en mi caso hay una percha de bullying y de la lucha gay, y eso al final es lo que engancha a primera vista y de lo que yo hago maÌs promocioÌn.
Pero una vez las personas abren el libro y se adentran en la historia, se olvidan y se dejan llevar por el argumento. Tampoco creo que esa clasificacioÌn o etiqueta sea mala del todo, porque al final me pone en el mapa y se habla de ello, ya no solo de mi novela en siÌ, sino que se ponen en el escaparate las problemaÌticas que yo denuncio en el libro.